Solamente en siete ocasiones el bote acumulado de la famosa lotería americana MegaMillions ha su-perado los 500 millones de dólares, la última de ellas, hace sólo unos días, con un premio de 530 millones para un único boleto vendido en San Diego (California), una cifra bastante jugosa. Hace ocho meses, sin embargo, fue cuando se batió el récord histórico con un total de 1.500 millones, si bien, como era repartido entre varios boletos premiados, a fecha de hoy no se ha cobrado completo, y de hecho el premio mayor aún no ha sido reclamado.

Realmente, la opción a convertirse en millonario de la noche a la mañana sólo tiene un coste mínimo de 2 dólares, por lo que, aunque todo el que participa en una lotería lo hace soñando con obtener un Gran Premio, en el fondo no cuenta con que la suerte le bendiga de esta manera. Por norma general la esperanza se sitúa en un máximo de 100 o 200 dólares con un pequeño premio, por lo que muchas veces los boletos quedan olvidados en una sección escondida de la billetera, o incluso en la mesilla de noche, o en el bolsillo de un abrigo. Conseguir una suma tan desmesurada suele parecernos tan irreal que son muchos los premios que quedan sin reclamar, sencillamente porque el poseedor de la combinación ganadora lo ha perdido o no se ha molestado en revisar los resultados.

La oportunidad de hacerse rico con un boleto premiado siempre está ahí, por eso siempre hay que comprobar los resultados como algo rutinario, seamos de comprar un boleto al día o uno al año, y por supuesto, no perderlo, ya que podríamos tener un tesoro guardado en un bolsillo. Hay premios que pasan años sin ser reclamados, como el curioso caso sucedido en España de un boleto “sin dueño” al que se le realizarán las pruebas de ADN para comprobar quién efectivamente lo adquirió, ya que fue encontrado por un administrador de loterías muy honesto y, a pesar de que muchos han afirmado que era suyo, hasta que no haya una demostración obvia de posesión no se podrá cobrar. Ganar 530 millones es un sueño que parece inalcanzable, pero darse por vencidos y no revisar es la única manera en la que jamás haremos el sueño realidad.

El ganador del séptimo mejor premio en la historia de la lotería ya se ha identificado pero aún no ha hecho efectivo el cobro; de cualquier manera tendrá un año para decidir la manera en que lo cobra (todo de una vez, en cuyo caso los impuestos le dejarán un total de 262 millones y medio aproximadamente, o bien en fracciones anuales, en cuyo caso se reduce el porcentaje de la tasa federal), una decisión que no se debe tomar a la ligera.