Un grupo de vecinos, en espera de trabajos de limpieza por parte del Municipio -y aún cuando otros vecinos ensucian-, resolvieron poner manos a la obra y trastocaron el paisaje buscando que el barrio La Loma sea un mejor lugar. Y tras limpiar “surgió la idea de hacer una placita y separar los residuos reciclables para quienes trabajan de recicladores”, señalaron.

Abría la ventana, ella, como muchos, y tenía la sensación de abandono e irrespetuosidad ante sus ojos: uno y muchos espacios ocupados por basura desparramada, basura que en espera de la recolección municipal, también llegaba ahí por el accionar de gente del barrio con poco o nada de empatía con sus propios vecinos, arrojando desperdicios en las mismas calles que todos transitan.

Abría la ventana y tenía dolor y olor. Ese paisaje de la desidia era la misma estampa de la suciedad que sabía que podía ser revertida: solo manos, ganas, tiempo y una mirada al lugar de todos desde el respeto, era lo que hacía falta. Lógico, muy valioso todo. Y entonces, puesto ahí, en esas manos juntando, en esos brazos empujando carretillas, en esas piernas caminando para limpiar todo y que todo quedara mejor, lindo, limpio.

Los vecinos por los vecinos mismos. Y con ese deseo y esa decisión, un grupo de jóvenes se sumaron a la cruzada para sacar la basura acumulada en diferentes puntos de su barrio.

“La idea siempre fue limpiar y querer un barrio más higiénico y después de limpiar surgió el querer hacer una placita y separar los residuos reciclables para quienes trabajan de recicladores”, comenzaba contándonos Yoa Torres, quien abría su ventana y veía un paisaje que quería cambiar.

“La limpieza fue porque es algo necesario para vivir mejor, ya que eso produce enfermedades y trae roedores. Y la idea de hacer una plaza es porque hay muchos chicos y es algo bueno para mejorar el aspecto y para que ya no se tire basura”, decía.

Y acerca de la tarea municipal en este aspecto, señalaba: “El Municipio nunca estuvo, hace meses atrás cuando teníamos un merendero también pedimos un camión para poder limpiar y que los chicos jueguen y nunca vinieron, así que tuvimos que poner manos a la obra los vecinos, grandes y chicos”

Son vecinos con corazón y respeto y con nombres y apellidos: Marina Biggi, Marina Pais, Georgina Brítez, Ariel Brítez, Damián Blanco, Mara Bos, Milagros Huen-chuñir, Gerónimo Musso, Johanna Torres y muchos niños que se sumaron a ayudar.

Cuadra a cuadra

La tarea fue organizada para que la actividad tuviera un buen resultado, por lo que pensaron y propusieron de qué manera trabajar. “Limpiamos tres cuadras del barrio La Loma: en Las Azucenas y Los Jazmines la actividad fue dividida en dos grupos, unos vecinos limpiaron la esquina de Las Azucenas y Las Violetas y otro grupo limpió Los Jazmines y Las Azucenas, se juntó toda la basura que los vecinos sacaban y no se llevaba el basurero, y todo lo de Los Jazmines que trae el agua cuando llueve, juntamos toda la basura más cardos y plantas secas de alrededor, neumáticos y se quemó todo para que no se sigan volando las bolsas. Todo con palas, rastrillos, bolsas, carretilla y toda nuestra voluntad”, decía Yoa.

Y sostenía: “Queremos que vengan máquinas municipales que saquen toda la basura y puedan abrir bien las zanjas para que el agua corra directo al río y ya no se inunde, y una vez todo limpio queremos armar una plaza para que los chicos jueguen y se pueda recuperar la infancia perdida”.

El cansancio físico lógico luego de la tarea quedó, pero también la satisfacción al haber sido parte de un gesto tan hermoso y necesario como es querer el lugar donde se vive y hacerlo más lindo.

“Se entendió que debemos vivir en la limpieza, nos concientizamos al saber que es nuestra culpa el ver tanta basura volando en las calles, y que nos inundamos porque tapamos las zanjas con todo eso. También nos sentimos felices de hacer algo por el planeta, por el barrio, por los chicos y su futuro. Ojalá más gente se sume y entiendo que estamos matando nuestro planeta. Y que sean conscientes y empiecen a cuidar y limpiar la tierra”, decía esta joven comprometida que junto al grupo de vecinos le pusieron otro paisaje a los días cotidianos del barrio.

Y si bien luego de esta tarea encontraron más focos de basura -bajo el puente que cruza de La Loma al San Fermín-, habiendo pasado menos de un mes desde que por allí sí trabajaron las máquinas municipales limpiando, apuntalan la idea de la toma de conciencia. Y en espera de eso… trabajan para eso, justamente, dando el buen ejemplo: vecinos limpiando y esperando ver, al abrir las ventanas, el mejor paisaje.

Nota: Lili Ricciardulli