El sábado pasado, en el barrio Ameghino, el Bachillerato Popular Carlos Fuentealba festejó sus 10 años de vida. El proyecto se gestó ante la necesidad de uno de los barrios más carenciados de Luján de contar con una secundaria para adultos. Y desde los cimientos, se construyó ladrillo a ladrillo una escuela con la fuerza de la autogestión y el compromiso de la comunidad. Y una década después, el espacio ha brindado educación a cientos de vecinos que pasaron por sus aulas.
El “Bachi”, ubicado en Cerrito entre Storni y Rojas, no es una escuela más, es el fruto del esfuerzo colectivo, un logro comunitario. Se propone, además, formar en educación popular, que implica enseñar aprendiendo; con la perspectiva transformadora de ver la realidad social e intervenir en ella. Los contenidos escolares atienden al fortalecimiento del trabajo grupal, de la participación social y a la horizontalidad.
“Mi primer recuerdo del Bachi es ver a la gente sentada en ronda, la Asamblea, docentes, estudiantes y vecino/as debatiendo y llevando adelante la construcción de la escuela en un lugar abandonado que solía ser un basural”, recordó la docente María Mazza.
La fiesta incluyó una serie de oradores que reconstruyeron estos 10 años: egresados, docentes, estudiantes actuales y equipo directivo, entre otros.
“Soy la primera egresada de mi familia”, comentó una exestudiante de la primera camada de egresados. Y agregó que “el Bachillerato me cambió la vida. Empezamos el primer año teniendo sólo un salón sin techo. Pasamos a segundo y empezamos a construir el salón entre todes. Finalmente, terminamos tercero teniendo clases en la cocina”.
Además, se realizó una muestra estática con trabajos que los y las estudiantes realizaron durante el ciclo lectivo, otra muestra de fotos que relató la historicidad del espacio y un mural en vivo coordinado por la artista Chilena Newen Che.
Durante la jornada también se proyectó un video documental que reúne testimonios de docentes, los y las primeros estudiantes y organizadores del bachillerato y que fue realizado por profesores del establecimiento.
El equipo del Bachillerato aprovechó la oportunidad para conmemorar al docente neuquino Carlos Fuentealba, dado que el espacio lleva su nombre. “Para nosotres, levantar la bandera de Carlos Fuentealba es levantar la bandera de la justicia social y de la consciencia de clase. Es levantar la bandera de la lucha de les docentes para ser reconocides como trabajadores de la educación, y que nuestros reclamos por condiciones laborales dignas no sean criminalizados. Levantar la bandera de Carlos Fuentealba es defender la escuela pública de y para el pueblo. Es reconocer a nuestres estudiantes como sujetos de derecho y organizarnos junto a elles para transformar nuestros territorios”, comunicaron los oradores.
En ese momento, se colocó un cerámico donado por la fábrica recuperada de Zanón y la artista lujanense Liliana Rocha se acercó al escenario para hacer entrega de un cuadro inspirado en Carlos Fuentealba, ganador del concurso de Arte y Derechos Humanos de la ADUNLu en 2018.
En el cierre se compartió una cena organizada por estudiantes, acompañada de música y baile. Además, se contó con la presencia de la artista Sabrina Leone, quien compartió con el público su repertorio de canciones latinoamericanas, y Julián López, quien en conjunto con su banda interpretó grandes temas de música popular.