Papá Noel sigue teniendo la comunicación más linda: la ilusión. De esa manera no es necesario ni un WhatsApp ni un like en Instagram. Las cartas siguen teniendo el maravilloso poder de la cercanía. Desde el Comedor “Lagrimitas”, los chicos y chicas escribieron sus pedidos para este día especial. Y se confeccionó un listado de las donaciones que necesitan. Aquellos que puedan y quieran ayudar, pasen y lean.
En el mundo de la infancia hay prioridades entremezcladas que se equiparan en valor: una pelota y la paz. Una muñeca y salud. Un par de patines y pasar de grado en la escuela. Un pedido para sí mismos y uno que abarque al mundo todo con toda su gente dentro. En la infancia todo parece posible y, de hecho, esa valorización de cosas y acciones tiene sostén en el deseo más profundo del corazón, de ahí la importancia de los pedidos que aparecen a diario o en fechas especiales como esta que se acerca en este tiempo: la Navidad.
Y sobrevuelan como con vientos de hamacas los deseos. Se piensan con la urgencia de un helado que se derrite. Se colorean en ganas como el crayón que se pasa fuerte, fuerte, sobre el papel. Esos deseos navideños se contagian con el chorro de la pistola de agua, rebotan cerca de todos cuando la pelota rueda, se pintan como las uñas de las muñecas, se construyen de a dos o de a muchos desde un juego de mesa. Y de esa utilización de lo material, se hacen sentimiento que contagia: la alegría. Por eso, desde donde se pueda y hasta donde se pueda, hay que hacer un tiempo realmente especial para ellos, que aún tienen, que aún pueden conservar la ilusión.
“Para Navidad quiero una muñeca y paz para todos los niños de los países”, la letra de Sarita zigzagueó en el papel. “Papá Noel, este año pasé de grado y te pido que me traigas lo que puedas”, remarcó Uriel seguramente con cara pícara mientras se acodaba en la mesa para escribir. “Querido Papá Noel, este año como está la situación económica en nuestro país te pido un kit escolar si tú puedes traer y un par de patines. Gracias por todo. Te pido que le des muchas fuerzas y salva a Tati para que siga adelante y no baje los brazos. Prometo ponerme las pilas en la escu y pasar de grado”, redactó con más aplicación Jocelyn. Y claro, se olvidaba casi, casi, de la posdata: “Ah, los patines número 34-35. Te quiero. Jocelyn. Te saludo muy atentamente y Feliz Navidad”.
Y así, salidas de los bolsillos del corazón, las cartas. Las que volarán hacia la gente adulta solidaria de nuestra ciudad para colaborar con el Comedor “Lagrimitas” del barrio San Fermín, allí donde un lindo puñado de infancias tienen la ilusión de un juguete y un mundo mejor.
Resguardar la ilusión
Desde el Comedor se confeccionó un listado de las donaciones que necesitan. Y para más detalles, dialogamos con quién tiene el corazón con forma de abrazo, María Isabel de la Cruz, a quien todos conocen como “Tati”, la persona que lleva adelante este espacio que a pleno barrio da abrazos a sus chicos.
“Esa lista es de lo que los nenes fueron pidiendo a Papá Noel, pero es para si alguien tiene y puede donarlo, nada más. Está difícil pero es para que podamos seguir sosteniendo la magia de la Navidad y que ellos crean que los sueños existen y se pueden hacer realidad”, nos contaba “Tati”.
Y remarcaba que el comedor comparte alimentos y besos con 280 niños y niñas organizadas en distintos turnos, para lo cual también y durante todo el año siempre están necesitando donaciones de alimentos no perecederos en general: harina, leche larga vida o en polvo, también carne, verduras, galletitas y demás alimentos que con amor cocinan y comparten.
“En cuanto a alimentos todo es necesario” agregaba “Tati” y mencionaba entonces que puntualmente para esta actividad navideña hay tiempo de recibir las donaciones de los pedidos de los chicos hasta el 24 y que seguramente contarán con un Papá Noel para que el momento sea bien, bien mágico.
El listado
Teniendo en cuenta los pedidos de las cartas, se confeccionó el siguiente listado:
– Cohetes: 3
– Pistolas de agua: 6
– Pelotas de goma: 3
– Autos grandes: 5
– Peluches grandes: 6
– Monopatín: 2
– Equipo de mate, bombilla, azucarero y yerbero chico: 3
– Juguetes para bebés: 10
– Muñecas grandes: 5
– Bebotes: 5
– Pinturitas de labios, de ojos y pintura de uñas: 12
– Arma con balón: 2
– Pelotas de Fútbol: 11
– Zapatos para nenas: 4, números 25, 26, 28 y 30.
Habrá seguramente bolsillos que busquen y encuentren un cierto dinero para comprar algo de todo ello y acercarlo a Los Jazmines 560 donde funciona el Comedor. Habrá quien pueda buscar en su placards y encuentre algo que puede seguir siendo usado. Habrá seguramente corazones que lean y relean el listado para ver de qué manera colaborar, como lo hace “Tati” a diario.
“Mis peques son mi vida, he resignado muchas cosas por mi vocación de madre de ellos. Los veo felices y estoy feliz , están tristes y me pone mal. Me despierto pensando en ellos y me acuesto haciendo lo mismo. Los amo con locura”, sintetizaba.
La Navidad es un tiempo religiosamente especial. Pero también es un tiempo para sostener la ilusión de la infancia. Una pelota y un abrazo. La muñeca y un beso. Risas y diversión. Hagamos solidaridad con el Comedor “Lagrimitas”, para que un juguete o un par de zapatillas, que hoy es deseo y necesidad, sea base solidaria también para esos chicos, ya adultos, en el mañana.
Nota: Lili Ricciardulli