Distintos pelajes. Distintos tamaños. Colores y nombres. Allí estaban los Border Collie, Labradores, Weimaraner. Pero todos este día pareció que ladraron igual. Y la gente, diferente, también estaba allí compartiendo el mismo sentimiento. Unos y otros, personas y perros, haciendo ronda alrededor de la foto de Milo, entregándole un gracias concreto en aplausos y en ladridos.
Es que el pasado 21 de diciembre, Milo -el perro rescatista de la Brigada K9 de Bomberos Voluntarios de Luján y reconocido por su excelente tarea (incluyendo en 2017 la búsqueda de Santiago Maldonado)- falleció y todo el Cuerpo de Bomberos señaló la tristeza y la gran importancia que tuvo el animal. Importancia que quieren apuntalar con la toma de conciencia acerca de la necesidad de contar con más perros adiestrados como apoyo y protagonismo en diferentes situaciones de difícil resolución. Allí los perros, con su instinto y aprendizajes.
De manera que, en la mañana de este sábado 28, se realizó una despedida simbólica a Milo, ante el mástil de la Plazoleta Antigua Estación Basílica, en un acto que contó con la presencia de autoridades municipales como el intendente Leonardo Boto y diversos funcionarios; miembros del Cuerpo de Bomberos Voluntarios y de la Brigada K9; también delegaciones de municipios como Escobar y Navarro con sus animales entrenados; Scouts de Capilla del Señor; personal policial y vecinos que se acercaron para escuchar palabras y ladridos, como merecido homenaje.
Se necesitan perros rescatistas
El cariño, claro. El amor que se le puede tener a un perro, como gesto de cotidiana buena convivencia. Pero también fue motor de este acto, el hacer pública la necesidad de contar con más perros rescatistas, que cumplen una labor fundamental a la hora de los momentos difíciles. Ese sentido tuvo el acto: homenajear al amigo y tomarlo como ejemplo de algo que tiene que crecer.
“Es una pérdida que es prácticamente irreparable, desde el punto de vista de compañero como de trabajo, porque era insuperable. Tenemos un montón de casos resueltos de hallazgos de cadáveres y cada vez que pienso me acuerdo de uno más”, contó a LUJANHOY el veterinario Alfredo Roncoroni, quien entrenó, cuidó y quiso a su Milo.
“Nosotros seguimos trabajando, renovando siempre los canes porque no todos llegan al nivel que llegó Milo. Ahora nos quedamos con Cosme, que es un Labrador que es muy bueno y que también resolvió muchos casos junto con Milo, porque fueron compañeros de ruta, inseparables y se veía una gran competencia entre los dos y eso ayudó a resolver un montón de cosas”, dijo para describir este último tiempo de Milo.
“Tenía 9 años, un perro joven, que estaba muy bien, pero cayó de golpe fulminado por una bacteria -que la transmiten las garrapatas- y aunque él no tenía garrapatas y estaba con los collares de tratamiento, se ve que en algunos de los tantos viajes que hicimos le habrá quedado latente, por alguna baja de defensas, un golpe de calor y bueno, le destruyó la médula ósea. Le hicimos transfusiones, de todo, pero no pudimos salvarlo”, recordó con el dolor por la pérdida.
Y agregó: “Tenía aún una vida útil terrible, hacía todo y más. Me llevaba como un barrilete trabajando, pero fue totalmente abrupto esto, fue algo terrible. El estuvo en casos muy difíciles, resolvió muchos, la verdad fue excepcional”.
Y acerca del acto, señaló: “La idea de este acto es recordarlo y concientizar no solo a los que nos gustan los animales, sino a los entes gubernamentales, municipales, provinciales y nacionales, porque la frase sería ‘tener muchos Milo en cada ciudad’ y no uno solo por Partido o cada cientos de kilómetros. La otra vez, en un acto de otra ciudad, el intendente de ahí inauguró un Centro de Zoonosis y la gente le protestaba por cómo estaba su Hospital y que él dedicaba eso a los perros. Pero una cosa no quita la otra. Se pueden hacer las dos cosas y hay que pensar que cuando nosotros encontramos un cuerpo y se lo devolvemos a la familia, ahí se ve el valor de este trabajo”, remarcó sosteniendo a “Cosme”, que desde su pelaje beige se entremezclaba con el uniforme de la Brigada que Alfredo lucía con el orgullo de siempre, pero esta vez, con una coloración reflejada en tristeza.
Ante el público presente, tomó la palabra el Jefe del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Luján, Mauricio Cellotto, diciendo: “Hacemos la despedida simbólica del perro Milo, integrante de la Brigada K 9. Durante el tiempo que ha estado trabajando nos ha dado muchas satisfacciones. En el año 2011 el Cuartel tuvo la iniciativa de tener una Brigada de canes y cerca del 2013 Alfredo se agregó como médico veterinario y trajo a Milo sin esperar los resultados que tuvimos con él, que la verdad fueron magníficos”.
Luego, Roncoroni dijo que “sin la nariz de ellos no hubiera sido posible el trabajo de hallar cuerpos. Siempre que hay una persona desaparecida la idea es encontrarlo vivo, ellos están capacitados para los rastros, a veces no podemos encontrarlos vivos y nos encontramos ya con el resultado final… pero la idea es devolverle a la familia el cuerpo y eso lleva mucho trabajo, mucho entrenamiento. Concientizar significa que la pirámide donde nos podamos apoyar tenga mucha base, si tenemos pocos perros no podemos llegar a la punta nunca. Si hay un solo Milo por ciudad es muy poco, necesitamos que la base sea más grande. Necesitamos más perros de búsqueda. Luján tiene dos y en formación, pero necesitamos ampliar la pirámide teniendo una buena base de perros y de guías”.
Y completó: “Simplemente esto es despedirlo dando una idea del gran trabajo realizado y como despedida pido un aplauso e incentivar a seguir formando narices que nos ayuden en las búsquedas”.
Por su parte, Luis García -que guió y construyó lazos afectivos con el perro- pidió al público poner voz en un “Eternamente K9 Milo presente” que fue enérgico y copioso y sirvió para un último saludo al perro rescatista. Y como cierre del acto, dirigó unas palabras del intendente Leonardo Boto.
Ladridos. Palmadas en los lomos de pelajes de variados colores. Correas sosteniendo a esos perros que siguen el camino de Milo: dar amor al humano y también el gran instinto, que trabajado en entrenamiento, hace de este rasgo natural una verdadera y necesaria herramienta para la tarea de Bomberos y rescatistas.
Gracias Milo. Si hay cielo de perros, ahí tiene un lugar asegurado.
Nota: Lili Ricciardulli