
Bien cálidos son los elementos materiales cuando de ellos se desprenden las más lindas emociones. Bien necesarios son cuando son base firme de los sueños que crecen fortificados en el tiempo de hoy. Bien utilizados resultan cuando ese resultado se palpa día a día y se vislumbra en ellos, los días mejores que queremos.
Todo lo material que está en las buenas manos, sostiene la esperanza concreta y el anhelo cuidado de esa humanidad más “humana” que necesitamos. Y cuando lo material está en manos de las infancias, entonces, no hay tesoro mayor para cuidar ni esperanza más linda para contagiar. Y gran parte de eso, sucede en la escuela. Ahí donde lo material es la herramienta que ayuda al aprendizaje.
Lápices, hojas, cuadernos, gomas de borrar, tijeras… todo lo que habita el mundo mágico de una cartuchera y que es parte de ese espacio infinito de ilusiones que se traslada en una mochila. Lo material unido a la emotividad del buen deseo para quien llegue a la escuela y aproveche desde la alegría de la infancia, cada clase. Ahí se viene el mejor mundo.
Campaña
Y eso material… cuesta tanto! Y muchas veces está lejos, lejos del presupuesto del bolsillo familiar. A eso apunta esta campaña solidaria: colaborar con los útiles escolares y darle un abrazo en palabras a los chicos en este inicio del ciclo lectivo 2020. Y quien tiene a su cargo el empuje para esta campaña es Jésica Rivarola, que la organiza desde hace más de cinco años desde su labor como fomentista y su vocación de estudio desde la carrera que cursa: Licenciatura en Trabajo Social de la UNLu.
“Desde muy joven organicé diferentes proyectos que promovieron la mirada hacia el otro, detectando las necesidades ajenas con el fin de lograr el bienestar común. No es la primera vez que lidero un proyecto con estas características. Por ejemplo, a los 17 años fui la primera senadora juvenil representando al departamento de Colón, provincia de Entre Ríos, donde presenté en la Cámara de Senadores de la Ciudad de Paraná el primer plan de viviendas para familias carenciadas de la localidad de Ubajay, lugar donde cursé mis estudios secundarios. De ahí a la fecha fueron muchas campañas y proyectos llevados a cabo siempre acompañada por familia, amigos y vecinos”, nos contaba Jésica desde su alegría por el camino andado y esa decisión férrea de promover solidaridad, cuando y donde sea.
“El año pasado, con la propagación del Hantavirus en la localidad de Epuyen, organicé la colecta y envío de barbijos; así también recolecté agua mineral y alimentos no perecederos para los inundados del Litoral. Otro de los proyectos llevado a cabo junto a la Sociedad de Fomento de mi barrio -Villa Cleotilde- fue el festejo de Papá Noel con entrega de golosinas a los niños del barrio y localidades vecinas para diciembre de 2019, junto con la colaboración de los Bomberos Voluntarios de Luján y la Banda Rerum Novarum, quienes fueron todos agasajados con una mesa navideña”.
Y desde ese andar con la mirada a lo que viven otros, llega esta edición 2020 de la Campana “Vuelta al Cole Solidaria”. “El proyecto actual consiste en que una familia apadrine por única vez a un niño de una escuela asignada. La idea es que esa familia arme una caja con útiles escolares acompañada con una carta expresando buenos deseos al alumno. La misma debe estar cerrada y rotulada con nombre de la escuela y grado y nombre de la familia que apadrina. Trataré de contactarme con la mayor cantidad de escuelas posibles, priorizando las más carenciadas. Una vez que el directivo me informe la cantidad de cajas necesarias, asignaré a cada familia un niño -sin datos personales- para ser entregada antes de la iniciación de ciclo escolar”, detallaba Jésica.
En esa línea, agregaba el dato puntual de contacto: “Las familias que deseen apadrinar, deberán contactarse a mi teléfono (011) 15-58232834 y coordinaremos la entrega de la caja”. Y mencionaba también cómo ponerse en contacto para recibir esa solidaridad: “Las familias que necesiten recibir la ayuda deberán comunicarse con la dirección de la escuela de su hijo y preguntar si están contactados con esta campaña. Ante cualquier duda, pueden comunicarse con el teléfono que figura aquí”.
Entonces habrá una y muchas mochilas con ilusiones. Una y muchas cartucheras con todo aquello material que se moldea a la forma del alma. Todo eso que se hace surco azul de tinta en una hoja y que no es otra cosa que el mapa de los sueños. Todo eso que se borra, también, porque siempre puede haber una vuelta atrás y un reinicio en esto de soñar. Todo eso que se colorea porque, claro, hay que aprender a asir los colores de la vida. Todo eso que se guarda como tesoro luego de ingresarlo al espacio preciso de los aprendizajes.
Todo eso junto con unas palabras escritas y sentidas será el motorcito de empuje por los días de escuela que ya casi casi arrancan en este 2020. Una campaña, entonces, para que las mochilas estén recargadas con un peso de esos necesarios y lindos: el de los sueños.
Nota: Lili Ricciardulli