El “Rinconcito del Padre Varela”, ubicado en Gutiérrez 2597, es un espacio comunitario que cuenta con una murga y una biblioteca y también realiza una gran tarea social en el barrio con el dictado de talleres culturales y apoyo escolar. En ese marco, más de 100 niños participan en todas las actividades que brindan y pueden allí, por ejemplo, tomar la merienda.

Sin embargo, tal como informara a LUJANHOY Graciela Cordero, la responsable del espacio, pese a la gran tarea que realizan tuvo que afrontar diversas situaciones en el último tiempo, entre ellas, la llegada de dos facturas de gas natural por 11.000 y 22.000 pesos, la falta de alimentos para proporcionar la merienda y la ausencia de apoyo para concretar diversos proyectos.

Estas circunstancias fueron las que derivaron hoy en el cierre definitivo del merendero “El Rinconcito del Padre Varela”, que ya no funcionará como comedor, aunque sí aclararon que se sostendrá el proyecto de la biblioteca popular “Manuel Calelián”.

En diálogo con LUJANHOY, Cordero sostuvo que “lamentablemente tuvimos que cerrarlo. La decisión, que para nosotros es horrible, la tomamos hoy porque la verdad es que sin recursos es imposible sostenerlo”.

Además, en su cuenta de Facebook sostuvo: “Una etapa llega a su fin. Duele soltar pero es lo mejor y una decisión tomada. Es difícil para mí traicionar mis ideas, se llama conciencia de clase. Es cierto que se podría pelear, reclamar, insistir pero estoy muy cansada, más cuando a quienes debo pelear son personas que fueron de mi aprecio absoluto”, dijo en alusión a funcionarios de la actual gestión municipal.

“Yo puedo reinventarme, puedo ayudar desde otro lugar.No voy a ser yo quién humille y se humille por querer una vida más digna para todos. No quiero juzgar a nadie, cada cual hace lo que quiere y lo que puede desde su conciencia y su manera de pensar. Me cuesta, ya no puedo mirar fotos porque lloro pero entendí que todo tiene un propósito en la vida y no hay que resistirse a eso”, agregó con indignación la impulsora de este espacio.

A su vez, Graciela Cordero relató que le “quedan todos los recuerdos y casi 8 años de amor incondicional. Me queda gente de fierro que siempre ayudó a hacer este Rinconcito posible, pero estoy muy cansada y no quiero ni puedo seguir peleando por lo que es justo”.

“No voy a cerrar la biblioteca. Siempre habrá un lugar para leer en mi barrio”, aclaró.

Por último, agradeció “infinitamente a todas las personas e instituciones que nos ayudaron a seguir hasta hoy. Siempre voy a estar para mis chicos y mis vecinos cuando lo necesiten. Eso ellos lo saben, pero no estoy de acuerdo con algunas cosas y no voy a ser yo quien trate a las personas de esa manera”.

“A mis vecinos les digo: nadie tiene el derecho de decirles quiénes son ni quiénes deben ser”, finalizó Cordero.