Son ya 80 años, o recién 80 años. Son los pesados restos de ladrillos y construcciones…o son solo unas cuántas carretilladas de esos ladrillos y esos escombros. Son unas cuántas horas de trabajo o son un par de horas para dejar todo mejor. Es lo mismo y a la vez no cuando la mirada, la predisposición, la decisión empuja en lugar de arrastrar. Y ahí donde está el empuje, está la solución o el alivio o, mejor dicho, el buen ejemplo de una tarea de mucho esfuerzo físico y muchas ganas, realizado para el aprovechamiento de los vecinos.
Ahí, en el lugar donde se necesitaba un arreglo, estuvieron las manos de María. Esa vecina de la que no conocemos más que esta postal que dejó durante un martes feriado, aportando sus manos guiadas por las órdenes del corazón, porque tamaño gesto solo puede construirse ahí, a pleno pecho. María, de almanaques acumulados y un mañana a cada mañana, supo sostener una herramienta como un proyecto. Y supo y sabe, María, que si nadie empuja, empuja ella sola.
Es una vecina de la calle Maryland, calle que alberga casas quintas, vecinos permanentes y hasta un establecimiento educativo. La misma se abre a mano izquierda sobre la exruta 7 en sentido Luján-Rodríguez, por lo que nace o desemboca en esa intersección ubicada a metros del barrio Valle Verde. Y precisamente, ese pedacito de mundo es el que recibió la tarea de María, que a fuerza de pala, carretilla y escombros mejoró la zona de ingreso/egreso del pequeño barrio, en un gesto que destacamos dado que es una tarea que ciertamente no le corresponde hacer a ningún vecino, pero cuando no la hacen o se demora demasiado en manos de quiénes están para ello, los vecinos se activan y ahí, el hacer. Ese hacer como el de María, que con 80 años arregló la calle.
Verla, mostrarla
A las redes sociales llegó María. Quizás no sepa que es eso de Facebook o medios digitales. O quizás sí. Lo seguro es que el trabajo no lo hizo con el fin de “viralizarse”, sino para solucionar un problema de sus vecinos y de ella. Así como el proyectar la construcción de un refugio en la mencionada intersección de la exruta 7 y Maryland, que por el momento aún no ha podido concretar.
Y el mismo martes, cuando María empujaba la carretilla y desparramaba escombros, fue vista por el vecino Jonathan Gautie, quien pasó por la zona y al verla se detuvo a ayudar y conoció detalles de ese gesto de trabajo solidario, para luego compartir la historia desde su propia red social.
“Hoy es 25 de febrero del 2020, les presento a María, ella tiene 80 años, cobra la jubilación mínima. Para los que no saben qué es lo que tiene en la mano: está cargando la carretilla con escombros para tapar los pozos en la calle Maryland y la ruta 7”, sostuvo en la publicación compartida en Facebook, destacando que la labor lógicamente debería realizarla el Municipio.
“Hace más de 10 años quiere construir un refugio para esperar el colectivo, sin pedirle nada al Municipio, solo el Ok para avanzar”, señaló relatando que María -con su propio dinero- contrató a un albañil para levantar el necesario refugio, pero no pudo continuar la tarea por cuestiones que tienen que ver con autorizaciones, seguro y demás requisitos municipales.
En la publicación, el vecino remarcó no sólo la fuerza de voluntad de María, sino que instó a las autoridades municipales a tomar nota de la historia para que dispongan los medios necesarios para cumplimentar la tarea del arreglo de la calle y concretar el proyecto del refugio, sin necesidad que gente -y jubilada, además- sea la que tenga que aportar tiempo y dinero.
“Al que entienda que el Municipio debería hacer algo, le agradezco se difunda así llega a quien tiene que llegar”, sostuvo quien vio a María en su noble trabajo solidario y la puso en el infinito espacio de estos tiempos modernos: Internet.
Entonces conocimos a María. Construyendo un paisaje. Mejorando un paisaje. Porque cotidianamente tenemos un paisaje. Y tantas veces depende de nosotros, que sea mejor y mejor y mejor…
María, 80 años y empujando. María, 80 años y esperando la mañana de su mañana para seguir sosteniendo la mejor parte del mundo, ese que no cae porque esta gente, así, como María, lo sostiene. Y lo pone a girar con las más lindas y ejemplares vueltas. María… gracias.
