La cúpula de la Iglesia católica convocó para este domingo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, a una misa en la Basílica de Luján bajo el lema “Sí a las mujeres. Sí a la vida”, en la que ratificó su posición contra el aborto y pidió “por la protección de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural”.
Tal como había informado la Conferencia Episcopal Argentina, la convocatoria, que invitó “a todos los Obispos”, llevó la firma del presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea; el vicepresidente primero, arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, cardenal Mario Poli; el vicepresidente segundo, monseñor Marcelo Colombo, y el secretario general, monseñor Carlos Malfa.
“En el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer y con motivo del anunciado tratamiento legislativo del proyecto de legalización del aborto, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina invita a todos los Obispos a concelebrar en la misa que tendrá lugar en la Basílica de Lujan, el domingo 8 de marzo a las 11, para pedir por la protección de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural”, indicaron.
Y esta mañana, miles de personas se concentraron en la Plaza Belgrano para participar de la misa realizada por la Conferencia Episcopal Argentina (CEA). La ceremonia fue presidida por el jefe del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, y concelebrada por el cardenal Mario Poli y los monseñores Marcelo Colombo y Carlos Malfa.
En su homilia, Ojea sostuvo que “hoy nuestro país tiene altos niveles de pobreza e indigencia. Para dar solo un dato en Argentina hay por lo menos 4.400 villas o barrios precarios. En ellos casi la mitad de sus habitantes son niños, niñas y adolescentes que necesitan alimentarse y nutrirse bien. Muchos de esos lugares no tienen agua potable y sabemos que el agua es salud. Vivimos un tiempo donde es necesario discernir prioridades y no elegir temas que enfrenten a los ciudadanos de a pie de modo tal que esto atente contra la fraternidad y contra la posibilidad de tener un horizonte común como pueblo”.
“Si no hay fraternidad siempre habrá buitres dispuestos a rapiñar nuestro país”, afirmó, al tiempo que señaló que “en esta Eucaristía venimos a celebrar y a agradecer, unidos al sentir de tantas personas en el mundo en este Día Internacional de la Mujer, la vida de tantas mujeres. Madres, abuelas, hermanas, amigas, compañeras de trabajo, de estudio, vecinas. Valoramos su presencia insustituible en las familias y celebramos el lugar cada vez más amplio que tienen en nuestra sociedad. Venimos a pedir por todas las mujeres, para que se respete su vida, su integridad y sus derechos, superando todo tipo de exclusión. Por eso hemos elegido como lema de este encuentro Eucarístico: Sí a las mujeres, sí a la vida”.
A su vez, apuntó que “millones de argentinos y argentinas, creyentes y no creyentes, tienen la profunda convicción de que hay vida desde la concepción y que una persona distinta de su madre va desarrollándose en su seno. Es injusto y doloroso llamarlos anti-derechos o hipócritas”.
En esa línea, dijo que “deploramos con todas las fuerzas de nuestro corazón la crueldad de los femicidios y todo tipo de violencia y discriminación ejercida contra las mujeres. Condenamos el abuso en todas sus formas sexual, psicológico y de poder, cualquiera sea el ámbito en el que se produzca, en la familia, en el trabajo, la escuela, en la calle y dolorosamente lo decimos también en la Iglesia. Renovamos en esta Eucaristía nuestro compromiso de desterrar de entre nosotros una cultura que pueda favorecer el encubrimiento y cualquier tipo de silencio cómplice ante este delito”.
Y agregó que “decimos también que no es lícito eliminar ninguna vida humana como afirma nuestra Constitución Nacional. La violencia y la muerte son exactamente lo contrario del proyecto de Jesús. La vida es el primer derecho y sin él no puede darse ninguno más. Lo reclamamos para todos en cualquier edad o situación en la que se encuentre esa vida y de un modo especial para quien se halla débil, desprotegido e indefenso”.
Por otra parte, apoyó “la implementación de una educación sexual verdaderamente integral que fomente y capacite la decisión libre de concebir una vida humana respetando los idearios de las instituciones educativas como lo afirma la Ley actual. Adherimos a una política que reconozca en la sociedad la igual dignidad de varones y mujeres profundizando en las causas de la violencia de género generando nuevas pautas de conducta y de respeto. Una educación sexual verdaderamente integral que fomente y capacite la decisión libre de concebir una vida humana respetando los idearios de las instituciones educativas como lo afirma la Ley actual”.