En los últimos años nuevas fechas se han agregado al calendario de luchas del movimiento de mujeres, una de ellas es el 3 de Junio, donde tras el femicidio de Chiara Páez (de 14 años asesinada en Rufino), decidimos salir a la calle. No sólo por Chiara sino por todos los femicidios, transfemicidios y travesticidios. Era un 3 de Junio frío y lluvioso pero el clima no nos detuvo.
A 5 años tampoco nos detiene la pandemia ni el contexto de aislamiento social que ha obligado a miles de mujeres a convivir con sus agresores. Si en 2019 hubo 290 femicidios en lo que va de este 2020, ya a fines de abril se registraron 117 de los cuales 57 fueron desde que se decretó la ASPO.
Estos números no pueden pasar desapercibidos, debemos desatar una nueva rebelión, que la consigna “Ni una Menos” se vuelva real.
En la historia, cada vez que las mujeres salían a las calles, en harapos, con sus críos en brazos, el poder de turno temblaba -casi siempre con razón-, sucedió en ciudades y pueblos medievales, en el Paris de 1789, 1830, 1848, 1871 y 1968. En el Petrogrado de 1917 que inició la mayor revolución del siglo XX. En el México de 1910 pasando por La Habana y Managua hasta toda Latinoamérica, que el siglo XXI no sea distinto… Y las rebeliones del 2019 junto a las actuales movilizaciones en los EEUU nos marcan el inicio…
No desechemos las experiencias históricas de aquellas mujeres, sigamos en las calles…
En estos años las mujeres hemos debatido y nos hemos organizado, pero debemos profundizar nuestra organización y para lograrlo es central hacerlo con la más amplia independencia del Estado, los gobiernos, las burocracias y las iglesias.
La pandemia y la cuarentena nos enfrentan a viejos y nuevos desafíos.
Seguimos luchando por el aborto legal, seguro y gratuito de la Campaña Nacional y no como una dadiva oportunista de un gobierno de turno que solo lo dilata escudándose en la pandemia, seguimos exigiendo el cumplimiento de la ley Micaela, seguimos exigiendo trabajo digno, seguimos exigiendo presupuesto para que el aborto, la ESI, que las licencias por violencia se hagan efectivas y no sean letra muerta de un articulado; por aplicación real de la ley 26.485 de protección integral a las mujeres.
Como docentes universitarias nos manifestamos contra la sobrecarga laboral que se nos ha impuesto con la virtualización forzosa y porque se respeten las licencias por niñxs y personas mayores a cargo.
¡Desde hace cinco años nos movilizamos por Ni una Menos este año no será distinto!
(*) Natalia Kindernecht y Gladys Perri son Docentes de la Universidad Nacional de Luján (UNLu) e integrantes de la Lista Naranja y Roja de la Asociación de Docentes de la UNLu (ADUNLu)
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