Foto: Internet

Desde que comenzó el aislamiento social preventivo y obligatorio se produjeron 57 femicidios en Argentina.

Hoy se cumplen cinco años de la primera marcha fundacional del Ni una Menos, que se gesta a partir del grito colectivo en las calles de mujeres, lesbianas, trans y travestis contra los femicidios y las violencias de género.

Fue el brutal femicidio de la joven embarazada de 14 años Chiara Páez, el que incentivó el pedido de justicia y la movilización.

El Ni una Menos se constituyó para el Movimiento Feminista en una histórica jornada de lucha contra las violencias machistas, trascendiendo nuestras propias fronteras.

Hoy, en el marco de la pandemia y del aislamiento social, preventivo y obligatorio, todos los delitos han disminuido, menos las violencias de género que se han recrudecido. En este sentido, las denuncias por violencia de género crecieron en un 39%, se incrementaron las llamadas a la línea 144 en un 40% y se produjeron durante la cuarentena 57 femicidios.

Desde el 1 de enero hasta el 30 de mayo, en Argentina hubo 140 muertes violentas de mujeres, trans y travestis. La violencia de género es la otra “pandemia”, no hay barbijo de ningún color que nos proteja. Hoy miles y miles de mujeres están confinadas en sus casas junto a sus agresores, y niñas, niños y adolescentes con sus abusadores.

Somos además las principales víctimas de la desigualdad estructural en todas sus formas.

Hoy tenemos el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, que es sin duda una conquista del movimiento feminista y que ha marcado la agenda política en nuestro país. Aún así, seguimos alzando la voz para decir: NOS ESTÁN MATANDO.

Hoy en Luján, a 5 años de aquella movilización, seguimos exigiendo que a las víctimas se les tomen las denuncias correspondientes en la Comisaría de la Mujer, que no sean revictimizadas y que sean tratadas dignamente, algo que en muchos casos aún no sucede.

Necesitamos, sin duda, un Estado que asuma en todos sus niveles un compromiso ineludible para erradicar las violencias de género, que nos proteja para que podamos ejercer libremente nuestros derechos y sólo será posible con presupuesto y políticas públicas reales.

Necesitamos también una sociedad comprometida, que no mire para otro lado, que no sea indiferente, que nos acompañe en nuestra lucha, porque otro mundo más justo y más equitativo es posible.

(*) Gabriela Pedraza es Militante Feminista

Nota: los textos de opinión que se publican son de exclusiva responsabilidad de su autor y no expresan, necesariamente, el pensamiento del medio.