Este año 2020, cinco años después del primer Ni Una Menos, nos encuentra en un momento muy particular de la lucha feminista. El aislamiento físico producto de la pandemia, visibilizó con fuerza la situación que padecemos millones de mujeres, lesbianas, trans y travestis alrededor del mundo y en Argentina en particular. Lejos de retroceder, seguimos tejiendo nuestras redes de autodefensa.

Los reclamos históricos del movimiento relacionados con el derecho al aborto legal, la soberanía sobre nuestros cuerpos, el cupo laboral travesti-trans y un presupuesto a la altura de un abordaje integral de las violencias de géneros, fueron pronunciados con más énfasis por la sociedad en cuarentena. Así como también la doble explotación de la mujer trabajadora, que en el siglo XXI sigue cargando con los cuidados familiares no remunerados además de las intensas jornadas de trabajo mayormente precarizado fuera de sus casas.

Desde las Defensorías de géneros, organización de la que formo parte y que mantiene independencia política de los gobiernos de turno, entendemos que estas formas que toma el estado se enmarcan en una visión del mundo que busca beneficiar a unos pocos y pretende situar en los márgenes a las mayorías populares que ven en la resistencia y la lucha organizada una salida a la crisis que el mismo sistema provoca.

Las mujeres, lesbianas, trans y travestis formamos parte de los sectores más invisibilizados pero a fuerza de movilización y una fuerte crítica a las bases clasistas, racistas y patriarcales que sostienen este sistema, venimos imponiendo una agenda verdaderamente transformadora.

Nuestros reclamos históricos y nuestros derechos no están en cuarentena. Seguimos exigiéndole al gobierno de Boto y Fernández, con movilización en Luján y en Plaza de Mayo, que dejen de priorizar el confort de los que más tienen junto con el pago de una deuda fraudulenta y que destine esos recursos a un mejoramiento real de las condiciones de vida de mujeres, lesbianas, trans, travestis y todo el pueblo trabajador en su conjunto.

Ni una menos. Vivas nos queremos.

(*) Natalia Pérez es referenta de la organización feminista Defensorías de Géneros

Nota: los textos de opinión que se publican son de exclusiva responsabilidad de su autor y no expresan, necesariamente, el pensamiento del medio.