Ávidos por recorrer las teclas desde las 10 yemas de los dedos que tienen el territorio del teclado, como ese lugar propio e inherente a la edad y los tiempos tecnológicos que los encuentran con su adolescencia plasmada en la velocidad y lo inmediato de las comunicaciones virtuales, pudieron poner pausa, buscar un lugar de la casa diferente al que los tiene frente a la pantalla. Y en ese espacio descubierto o redescubierto crearon el clima indispensable para moldear lo que se proponía desde este proyecto: abrigar un corazón.
Poder darse un tiempo para ofrecer ese tiempo. Poder darle forma de abrigo al abrazo necesario. Poder coordinar las manos con el latido del pecho en una tarea que de nada serviría si no tiene precisamente esos latidos de conciencia y solidaridad, porque el sentido primordial fue ser los propios constructores de esa ayuda para quienes a pleno invierno necesitan abrigarse el cuerpo… y también el alma.
Un gesto de manos chicas, haciendo un gran trabajo para que la consigna estuviera “cumplida” sin estar condicionada por una nota numérica evaluativa, sino aprobada por el mismo sentir de cada participante: saber importante un hecho solidario y saber que desde las manos y con el empuje del corazón, se puede trastocar pedacitos de realidades tristes. Pedacitos para que unidos hagan un paisaje cotidiano mejor.

La tarea
El proyecto “Corazones abrigados” surgió desde la materia “Construcción de la Ciudadanía”, cursos de 1°, 2° y 3° año Secundaria del Colegio Montessori Luján. Allí, la propuesta en estos tiempos de educación virtual pero real en acompañamiento, aprendizajes, presencia y disfrute, comenzó durante el mes de junio y consistió en la tarea de tejer bufandas, gorros, cuellitos a toda agujas y lanas, desde las manos de los alumnos y alumnas que pusieron el empeño de aprender a manejar los elementos para la confección, dejando por ese tiempo el teclado que resulta el espacio más recorrido por la utilidad, necesidad y moda también de estos tiempos.
Pero esta vez, hubo un patio, un jardín, una galería, un espacio de la casa donde la lana colorida entretejió una red social a la que supieron darle forma de solidaridad.
“El proyecto, que tiene una mirada desde la ESI, permitió en un marco de solidaridad romper determinados estereotipos en el trabajo que históricamente marcaba lo que un determinado género podía o debía hacer a la hora de desarrollar una tarea”, mencionaba el director del Colegio Montessori, Javier Palomeque, remarcando ese ítem de inclusión y desarrollo desde la mirada de la Educación Sexual Integral, poniendo ante la elección de tareas usar los elementos del tejido o los de carpintería, ya que a la confección de bufandas se le unió la posibilidad de la tarea manual con las maderas: construir camas para las mascotas. Las personas abrigadas y los animales de esas familias, también.

Por lo que el proyecto contempló la mirada de empatía hacia lo que también siente y necesita un animal. Y entonces, a buscar cajones de madera de verduras para reciclarlos en estructura y color y darle vida a un elemento que podía ser el derecho y disfrute de la mascota de la casa.
Y las imágenes fueron llegando en los diferentes estadíos de la tarea. Lanas enredadas, dificultad para cerrar el tejido, algún clavo fuera de lugar, los dedos enchastrados de pintura, el relleno salido de un almohadón…momentos y situaciones que fueron el camino del aprendizaje, para luego ya tener entre esas manos jóvenes las lindas construcciones y confecciones con la alegría de saber ese resultado muy bien recibido en la comunidad de la Escuela Primaria N° 2 “Bernardino Rivadavia”, que -con un grupo directivo y docente siempre comprometido con su alumnado y familias- recibieron el resultado del proyecto en un encuentro de docentes y directivos de ambas instituciones educativas.
Desde el proyecto “Corazones abrigados” se hizo mención de agradecimiento para la docente Romina Miraglia y el director Mauricio Palacios de la Escuela N° 2, receptores con entusiasmo y camaradería.
Y desde las manos chicas, hubo un tiempo utilizado para reafirmar que cuando esas manos moldean con la conexión del corazón, el resultado tiene -y tuvo aquí- la mejor señal: la solidaridad expandida con el Wifi del alma que unió a todos en una historia de corazones, abrigados.