
Quizás como una reverencia, de esas de tiempos antiguos… quizás como un gesto de caballerosidad para con la dama. Tal vez también como ponerse codo a codo con esa imagen y reivindicarla como lo que es: una obra escultórica que por años y años ha sido parte de los tesoros de nuestra Plaza Colón.
Tal vez, claro, en cada tarea de restauración, la imaginación nos pueda haber puesto ante una dama tratada de la mejor manera para que vuelva a ser protagonista de ese espacio corazón de la ciudad: la Plaza Colón.
Allí, la escultura que muestra a una mujer envuelta en un manto y casi como ingresando al agua -hacia un estanque que ya no está en la plaza- había sido dañada en varias ocasiones, llegando en un tristísimo estado de deterioro en 2019, por lo que desde la Asociación de Amigos de la Plaza Colón se decidió la puesta en valor de la tradicional “Dama del agua”, trabajo que finalmente tuvo su punto cúlmine a fines de noviembre, desde la tarea de restauración realizada por Esteban Pontaquarto.
A brillar
La luminosidad del blanco que la pinta ya refleja la alegría de ver nuevamente a la escultura, recuperada. “Cuando la ví, dije: te voy a arreglar” decía Esteban cuando dialogamos acerca de este proyecto de restauración que tuvo su lógico tiempo de demora debido a la Cuarentena.
“Este proceso de restauración de la estatua se lleva a cabo luego de que en 2018 y 2019 haya sido destruida el 60% por vándalos”, señalaba, al tiempo que decía: “Cuando la vimos así, solo tenía las piernas y la cabeza, al momento de comenzar con este arduo trabajo, la estatua no tenia ni torso ni brazos y solo una de sus manos. Su cabeza rajada se mantenía en pie gracias a un hierro. El resto del cuerpo estaba todo escrito con fibras indelebles. Restituirla por completo fue un trabajo de ‘hormiga’, pero muy satisfactorio”.
Y agregaba detalles de la tarea: “Se rellenó con cemento y hierro, luego se moldeó con yeso y finalmente apliqué enduido”.
Los pliegues del manto… la expresión de su mano… detalles que no fueron fáciles a la hora de recuperar la silueta tan emblemática que es parte de los tesoros de cemento que tiene nuestra plaza, tesoros de toda la comunidad, que los disfruta y también debe cuidarlos.
“Pido lo de siempre: a cuidarla. A la estatua la destrozaron en 10 minutos. Restaurarla llevó casi un año. Esa es la magnitud de lo que significa cuidar el espacio público y el esfuerzo de recuperar lo que se daña”, remarcaba Esteban mencionando que desde la Asociación elevaron un pedido al Municipio para proteger la figura con un enrejado.
Brilla el blanco de la dama que con sus pequeños pies sueña con el agua, nuevamente, en esa Plaza que es el corazón de Luján. Una estatua que fue protagonista de la ignorancia y violencia del vandalismo y que tuvo manos reales para erguirse otra vez y hacer más linda muestra, por siempre nuestra, Plaza Colón.