Sin dudas es un triunfo haber conquistado una Ley que nos garantiza un derecho que nos fue negado desde los comienzos de la historia en nuestro país y sistemáticamente por la iglesia católica. Es un triunfo para cada una de las personas con cuerpos gestantes y para el conjunto del movimiento feminista de Luján, Argentina y todo el mundo.
Quizás esto suene grandilocuente pero es así, estamos en un momento histórico, siendo protagonistas de la marea verde que a pesar de las presiones del Vaticano, los organismos económicos internacionales y el poder político hegemónico, sigue creciendo. Cada derecho conquistado en un país es un aporte para que siga creciendo esta cuarta ola feminista.
En las vigilias del Congreso y de la Plaza Colón realmente se vivió una fiesta y una emocionante celebración, y hay que seguir festejando sin dudas, y sacando aprendizajes del gran proceso que aseguró sacar de la clandestinidad los abortos… no fue la idea de alguien… no fueron las manos levantadas en las cámaras del congreso… las que impusimos esta ley fuimos nosotras, con años de lucha y organización en las calles, con debates, con actos de visibilización en marchas, pañuelazos, etcétera.
Esto nos demuestra que debemos ser protagonistas de nuestros propios reclamos, por más imposibles que parezcan, por este camino conseguiremos la Educación Sexual Integral en todo el país, eliminar la justicia machista que nos criminaliza y revictimiza constantemente, combatir la violencia de género y terminar con los femicidios, conseguir igual salario a igual trabajo para las mujeres trabajadoras, etcétera.
Pero no debemos dormir en los laureles, ya conquistamos la ley escrita y la despenalización social, pero ahora debemos asegurarnos su implementación en todo el país y que se destine el presupuesto necesario que es lo que termina asegurando las políticas públicas. También debemos seguir combatiendo hasta eliminar la objeción de conciencia, que cargada de dogmas religiosos impiden, obstaculizan y vulneran nuestros derechos.
Estamos cerrando un año difícil en todos los sentidos, la pandemia puso en relieve la crisis social, política y económica que nos afecta en todos los sentidos a la clase trabajadora y en particular a las mujeres y disidencias.
Este triunfo es un ejemplo no solo para las feministas, tiene que mostrarnos el camino a las y los trabajadores que no hay que abandonar las calles, no hay que delegar en las viejas dirigencia nuestros reclamos ni dejar de creer que otro mundo es posible, y para decirlo mejor cito una frase de Rosa Luxemburo “un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.
(*) Por Daniela Cooper, feminista y socialista. Referente de Isadora Mujeres en Lucha e Izquierda Socialista en el FIT-U. Militante docente y barrial
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