Son reconocidos los esfuerzos significativos que se han realizado para garantizar la continuidad educativa a través de la educación remota.
El esfuerzo de las autoridades educativas, los equipos de gestión, de funcionamiento, la conducción de cada establecimiento, docentes, estudiantes y las familias, posibilitó en 2020 mantener la actividad educativa.
Quedó demostrado que los distintos escenarios epidemiológicos no permiten aplicar un único principio de seguridad, que los riesgos dificultan el regreso, sobre todo a los niños, niñas y adolescentes en condiciones de mayor vulnerabilidad y que además, existen otros principios que en la actualidad no pueden ser garantizados y esto conspira contra las necesidades educativas y de revinculación.
Los desafíos de cara a la vuelta a las aulas y el ingreso a la etapa de educación con distanciamiento social son múltiples y se deberán garantizar todas las condiciones, estableciendo en cada lugar las medidas y protocolos de seguridad sanitaria que cada situación amerite, sin poner en riesgo la salud y la vida absolutamente de nadie.
Entre estas medidas, asegurar el distanciamiento social en los establecimientos educativos, basado en la reorganización del espacio y tiempo escolar al igual que la necesidad de generar entornos posibles para la continuidad pedagógica en modelos mixtos en los que la asistencia presencial sea solo parcial, se asegure la ampliación del acceso a la conectividad y a dispositivos digitales, y el desarrollo de las capacidades de los docentes para hacer un uso pedagógico de estas tecnologías.
Por encima de estas particularidades y sus resoluciones, existe un mandato social y cultural de restituir el derecho a la educación, ni más ni menos. Pero hay que hacerlo en forma ordenada procurando la integralidad en cada una de las decisiones.
Esta crisis, que ya no sólo es sanitaria, sino económica, social, educativa y cultural, ha dejado en evidencia que más que una época de cambios es un cambio de época. Un tiempo donde todo se está resignificando.
Tenemos la posibilidad entonces, de transitar este impensado momento histórico y volverlo en una oportunidad para construir un horizonte factible.
Y, qué mejor si los hacemos a partir de la más relevante y hermosa herramienta que el ser humano ha construido a través de la historia: la educación.
En este sentido, la comunidad educativa en su conjunto, tiene la excelente posibilidad de constituirse en un genuino agente de este cambio.
Es un tiempo propicio para que todos, docentes, alumnos, estudiantes, trabajadores no docentes, y la familia, asuman este desafío determinando objetivos con plazos establecidos en el tiempo.
(*) Somos Luján es un espacio político
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