Humedad de días, de tantos días. Fríos de muchas noches, demasiado frío en demasiadas noches. La amenaza de la y las lluvias siempre desbordando ese arroyo que escapado de su cauce hace recrudecer las tantas necesidades de quienes viven ahí nomás, tan cerquita. Pero ante todo eso, ante tanto y tanta nada también, un abrazo de amor de una tía, abriendo calidez de refugio en el apretujado tiempo de sostener el crecimiento de esos chicos… sus sobrinos.
Una historia de urgencias y tanto amor. Una historia de solidaridad que llega y empieza a cambiarlo todo. Desde la inquietud y acción de una vecina y de integrantes del Club de Leones de Luján, están organizando todo para que cuanto antes se pueda concluir la casa para esta familia que tanto la necesita.
“Nosotros apuntamos a que tengan un techo, una piecita que se pueda calefaccionar, que no tengan que preocuparse a dónde ir si llueve, que puedan estar tranquilos si salen porque cierran una puerta y sus pertenencias quedan guardadas. Queremos que Natasha, Joaquín y Santina, después de haber crecido en la calle tengan un lugar propio. Un lugar donde puedan tener una mesa y sentarse a hacer la tarea. Aprender a tener algo, a cuidarlo”, relataba con el sentimiento adherido en cada palabra una vecina, Sol.
Y agregaba: “Conocí a Adri y sus sobrinos hace un poco más de un año y es desde ese entonces que en principio mediante una rifa y luego diferentes donaciones es que empecé con el proyecto. Meses después se sumó el Club de Leones -Fabi, Kary, Jime, Sil, Alberto, Bernardo y Guido- a darme una mano inmensa y apoyarme al 100% con el proyecto. Cada uno desde donde puede, armamos un lindísimo grupo y ayudamos desde nuestro lugar. Es increíble cómo lo que uno no puede hacer, puede el otro. Un ejemplo que demuestra lo que contaba fue la vez que a Adriana se le rompió un tirante de su casilla y se venían lluvias de varios días, con lo cual estábamos súper apurados por cambiar ese tirante. La cuestión es que yo pude ir a pagar el tirante, Guido pudo llevarlo de la maderera hasta la casilla y entre Fabi y una persona que consiguió Alberto pudieron cambiar el tirante. Eso si es trabajo de equipo puro”.
Y para sumar sentimiento, llegaba la palabra de Karina Robles, que mencionaba: “Adriana es una tía que se hizo cargo de tres de un total de 10 sobrinos, es una mujer súper trabajadora y siempre ocupándose y preocupándose para que a los niños no les falte nada. Es fuerte y verdaderamente la admiro por la decisión de solicitar la guarda de sus sobrinos. Es un acto de amor tan grande que no cualquiera está dispuesto a realizar. Viven a media cuadra del arroyo Gutiérrez en una casilla de madera”.
Una historia con muchas ausencias que cuando fue vista entonces por Sol, empezó a tener una esperanza de cambio. “Empecé a juntar cosas y a los pocos días le llevé ropa y una cama. Ahí fue cuando los conocí y me di cuenta que no solo necesitaban ropa sino que necesitaban ayuda para comida, pañales y alguien que los apoye ya que no recibían ayuda de ningún lado. Se había cansado de enviar mails, de pedir ayuda por diferentes medios. Ella recibió a los chicos en su casilla sin ningún tipo de ayuda económica de nadie. Seguí ayudándola con diferentes cuestiones y ella me comentó su idea de poder hacer una piecita para que los chicos puedan estar mejor. Luego comencé a hacer una rifa con la cual se compró material para las bases y mediante donaciones de familiares y amigos es que contraté un albañil para empezar a levantar las paredes. Hasta ese momento solo se habían levantado 1 metro de pared. Un tiempito después y gracias a Kary es que aparece el Club de Leones a ayudarme con este proyecto. Nuestra idea es terminarlo lo antes que se pueda, obviamente que lo ideal seria antes de que lleguen los peores fríos. La cuestión es que no solo viven en una casillita muy chiquita sino que se llueve, que entra frío por todos lados y a orillas de un arroyo”, desmenuzaba en palabras esta historia Sol.
Corazones colaborando
Entonces, Sol y la gente del Club de Leones construyendo un nuevo tiempo para Adriana y sus sobrinos. Y recibiendo también la ayuda de muchas otras personas, a las que lógicamente agradecen: “Los vecinos de Hostería colaboran muchísimo siempre con nosotros, agradezco de mi parte a mi familia y amigos a los cuales siempre les estoy pidiendo favores, a muchos de ellos los involucré en este proyecto y amigos de mi familia. Una de mis cuñadas siempre colabora comprando alimentos o pañales. El agradecimiento por mi parte es inmenso a todo mi entorno porque saben lo que significa esto para mi y me apoyan. Agradezco a los chicos que hoy junto a ellos estamos llevando esta obra adelante, el compromiso que tienen es hermoso y sin ellos esto no estaría avanzando tan rápido. Gracias a quienes nos ayudan con los premios, a Javi Parra, al amigo de Alberto que ayudó con el techo y además llevó comida para los chicos. En este proyecto hay muchas gente para agradecer”, remarcaba Sol.
Por su parte, Karina remarcaba que “tengo muchas personas para agradecer, pero no quiero dar sus nombres para preservar su identidad. Fundamentalmente, a mis compañeros Sol, Silvia, Fabián, Jimena, Alberto, Bernardo y Guido, también a los vecinos del barrio Hostería y a todas las personas que realizaron aportes económicos, los cuales permitieron que la casita ya esté construida hasta la altura del techo”.
Y claro… falta. Y claro… todo cuesta mucho. Pero cada pequeño aporte puede hacer mucho para que la casa empiece a ser un gran y lindo hogar.
“Los invitamos a que se sumen ayudando con lo que puedan para poder lograr que tres niños puedan dormir calentitos en invierno, que Adriana pueda estar más tranquila cada vez que se acercan lluvias. Criar a tres chicos no es tarea fácil y en condiciones donde no sobra nada sino mas bien que falta se hace cuesta arriba. Adri y los chicos se merecen una vida un poquito mejor y estoy segura que con ayuda de todos lo vamos a lograr”, decía Sol.
Y Karina afirmaba: “Apuntamos a que tengan un hogar, que Adri pueda lograr cobijarlos, que no pasen frío, que no se mojen en cada tormenta básicamente que puedan vivir dignamente”.
¿Con qué colaborar? ¿Cómo contactarse para concretar ayuda? En este momento necesitan materiales para los trabajos de contrapiso, revoques, colocación de aberturas, chapas, plomería, baño, electricidad y pintura. Como así también alimentos -leche principalmente- y pañales XXG. A quien pueda colaborar, llamar entonces al (011) 3934 9231.
“Necesitamos que nos ayuden a difundir, necesitamos que no miren para otro lado, que sigamos poniendo cada uno desde el lugar que pueda su granito de arena y de esta forma poder transformar la realidad de una familia que la está pasando mal”, señalaban los artífices de esta ayuda, completando estas palabras con el sentir de Silvia Malmoria: “El tiempo apremia, el frío no perdona y ellos merecen tener un hogar que los acobije con mucho amor… La vida se construye con un otro y tener una mirada empática es el objetivo para lograrlo. Muchos fueron y son los que colaboran en esta historia de amor. Agradecemos profundamente a todos y les pedimos que nos sigan acompañando. Un hogar abraza y eso es lo que necesitan”.
Adriana hace un hogar con sus brazos. Le viene poniendo la calidez imprescindible para que sus tres sobrinos sientan la seguridad del amor. Pero necesita ayuda porque lo material también es parte de todo hogar. Cada colaboración que la comunidad haga en esta historia, estará dándole más calorcito al abrazo de Adriana y colores, menos fríos y seguramente ruidosas risas a sus tres sobrinos.