Un lugar especial, el Comedor del barrio San Fermin con la atención especial de Tati.

Es hoy. El frío. Y aún sabiendo que llega, siempre hay alguna necesidad para abrigar y convertirla en un momento de calidez para el cuerpo y en un momento de cierta alegría por saber también cierta, a la solidaridad.

Hay un frío que se agolpa contra los vidrios y entra, claro que entra y se hace dueño de cada espacio del adentro porque muchas veces en ese adentro no hay con qué hacerle frente. Pero ese frío tiene una gran contra que cuando aparece, puede hacerlo menos fuerte: la solidaridad.

El Comedor “Lagrimitas” sabe de eso. Su gente sabe de eso. Laten a ese ritmo solidario y ponen al frío contra la pared para sacarlo y dejarlo afuera. Y en estos momentos están necesitando puntualmente ropa de abrigo para un matrimonio recién llegado a la zona.

Calor solidario

Toda ayuda para el Comedor es bienvenida.

Tati -referente, alma, manos y corazón del Comedor ‘Lagrimitas’- nos daba detalles de la necesidad puntual: “Es un matrimonio de Santiago del Estero, no trajeron nada, necesitan ropa, cama, colchón, se acercaron al Comedor para pedir una ayuda, no tienen nada, el señor busca trabajo, tiene todos los papeles al día” nos contaba Tati con su siempre férrea decisión de pensar y hacer lo posible por los demás.

“Entonces ellos necesitan cocina, una cama, frazadas, calzados de niños y adultos, ropa de abrigo” remarcaba Tati, que aún transitando un problema de salud, no afloja con esa fuerza solidaria que es su cotidiano andar en la vida.

El Comedor “Lagrimitas” es capa y escudo contra el frío. Ese frío que es hoy. Y lo que logran, es lo que la comunidad solidaria construye con donaciones. Ahí hay que mirar. Ahí hay que poner acción. El frío no espera y duele.

Y a quien pueda colaborar -tanto en la puntual historia relatada aquí, como para la actividad diaria del Comedor-, que envíe un mensaje en su página de Facebook. Al frío, lo abrazamos entre todos para que sea menos.