
El frío está un paso más allá del que sentimos acá. Porque hay más frío unas cuadras más adelante, del otro lado de la ruta, en esa esquina elegida para el intento de reparo. El frío se vino y en muchas casas entra apenas, por alguna hendija que con intención de algo de ventilación para el calefactor al máximo, queda abierta.
El frío se extiende sobre el parque del fondo haciéndose notar en las plantas que se encorvan esperando la primavera y lo vemos de este lado del vidrio porque no es necesario el encuentro cara a cara y mucho menos de noche, cuando toda actividad laboral, ocupacional o de esparcimiento ya fue realizada.
Pero el frío no es solo ese de la ventana empañada que se asoma en viento y mira de reojo al calefactor que lo vence, el frío es otro, es un frío mayor, que resulta invencible cuando no hay esa cena ya lista, ni medias o bufanda o un buen suéter y la noche es todo lo que se tiene.
En ese encuentro de cada rato de invierno, está la gente que nos necesita. Que ha llegado o está o se queda en esa realidad, en la realidad de situación de calle. Porque los motivos pueden ser muchos o uno y ser el o los determinantes para la llegar a vivir sin casa, pero la urgencia está en la ayuda, primero, contra el frío. Ahí, ahora, ya. Es invierno y hay gente con frío. Con más frío. Y hay gente que abriga. Como la gente de la Fundación Sí.
Las manos con calor

En Luján, la Fundación Sí tiene un gran y necesario andar. Ha sabido construir encuentros bajo las arcadas de la Recova, abrazos en las calles, una bebida y plato caliente cercana al río, un calor hecho tejido para transcurrir las horas duras de los meses invernales para aquellas personas que se mueven en la zona histórico basilical y lindera a la orilla del río. Desde su tarea de compromiso solidario han y son parte del alivio para la panza y las pieles y claro, el corazón.
Y en un tiempo de restricciones debido a la situación de Pandemia, los Voluntarios modificando su organización, igual lograron sostener de la mejor manera posible, su accionar.
“Durante el comienzo de la pandemia dejamos de hacer las recorridas y también la actividad de ‘Sí Pueden’ en El Comedor ‘El Triunfo’ del barrio Santa Marta. Sin embargo, seguimos en contacto con el comedor y otros espacios donde colaboramos y con los chicos en situación de calle para hacerles llegar alimento”, contaba a LUJANHOY Rosario Almada, voluntaria y referente de la Fundación Sí a nivel local.
“A fin del año pasado retomamos las recorridas nocturnas que actualmente las realizamos todos los lunes y jueves a las 18.30 en la Terminal, todos con barbijo y sin contacto físico, pero seguimos llevando sopas y facturas que nos dona panadería Martino. Básicamente ayudamos con alimentos no perecederos, aceite, harina, salsa de tomate, leche, etc y seguimos en contacto con la gente para cualquier urgencia”, decía Rosario que sabe y pone en práctica como sus pares que forman parte de esta actividad solidaria que, además, se puede ofrecer algo tan necesario como el alimento: un tiempo de encuentro.
“A pesar de la pandemia, no perdimos el contacto con nadie, ni con los comedores ni con la gente, nos veíamos con menos frecuencia, pero siempre pudiendo tener contacto”, señalaba remarcando esta decisión de estar siempre presentes.
Frío y más frío

Y ante ello, la tarea de poder ofrecer un alivio, desde la comunidad, con la organización y tarea de la Fundación Sí, para abrigar mucho, mucho…
“Hicimos una colecta hace poco de frazadas, medias, ropa interior masculina y zapatillas entre número 40 y 44 que las podían entregar en ‘Todo Uniforme’ y para quien pueda seguir colaborando, actualmente se pueden comunicar con nosotros a nuestro Facebook, Instagram, al mail [email protected] o llevando las donaciones al local mencionado”.
Y respecto de la situación puntual de la gente en situación de calle en nuestra ciudad, mencionaba: “No vimos mucha variación en este tiempo, sigue habiendo gente en la calle, otros que lograron conseguir una habitación, gente que está de paso. Son muchos los factores que influyen para que una persona esté en la calle, hay una parte que tiene que ver con la parte económica y burocracia que es responsabilidad del Estado, otra que tiene que ver con la falta de un círculo de contención, adicciones… cada historia es diferente y creo que cada caso debe ser tratado en forma particular y entender por qué esa persona en este momento está en la calle”.
La calle que enseña, muestra, es inmensa, es necesaria… La calle que duele, que lastima, que acorrala. Vivir la calle, vivir en la calle. Como dos miradas de diferentes realidades. Cuando se vive en la calle, la realidad es esa que duele y lastima y acorrala. Y ahí hay que abrigar. En el sentido piel y en el sentido alma. Porque el frío llegó y muchos lo vemos a través de la ventana. Otros lo transitan encorvados, hechos bollito, a todo suelo, a toda escarcha.
La Fundación Sí abriga, alimenta y necesita colaboración para hacer de ese gesto solidario, un tiempo que aunque de frío intenso, augure algo de primavera.