Llegaron los diplomas, en una encomienda que puso un cosquilleo de satisfacción en este otoño. Rectángulos escritos en papel que transmitieron calidez a las manos que los sostuvieron, esas manos que hace tres años moldearon un sueño que se hizo proyecto y un proyecto que se hizo color cada una y otra vez que un “guerrerito” internado en algún lugar pudo tener un espacio con infancia hasta en las paredes.
Porque esa es la tarea y misión de la Asociación Piluquitos: poder transformar ese cuarto de internación, de tratamiento, de espera, en uno y los días de colores, aún con la enfermedad, aún con ese tiempo de tristeza que pone el cáncer.
Así, Piluquitos, empuja como el hamacas al viento, la esperanza, la decisión de afrontar la situación de salud con la más linda sonrisa.
Piluquitos, esos pequeños muñecos de trapo cuya venta y recaudación hace posible esas intervenciones materiales que vaya si llevan latidos de corazones en cada pincelada, en cada juguete, en cada libro!
Hace tres años, Silvia Malmoria y Karina Caminos crearon a “Piluquitos” y en estos días, recibieron en sus manos, esos diplomas que certifican que ellas y su tarea, son Embajadores de Paz.
Por la paz cada día
“Mil Milenios de Paz” es un movimiento internacional pacifista, asociativo y solidario dedicado a contribuir al establecimiento de una cultura de paz. Y por entre otras personas e instituciones nominaron para este reconocimiento a “Piluquitos”, en una ceremonia llevada a cabo de manera virtual el 15 de abril, y enviando luego esos rectángulos de papel tan significativos: los diplomas.
“Piluquitos es una ONG desde la que se trabaja puntualmente con la concientización del cáncer infantil y nuestro objetivo está ligado a lo lúdico ya que nosotras ambientamos las salas oncopediátricas con juegos, juguetes, libros… ponemos color a aquello que está atravesando el niño, en el contexto que lo está atravesando, porque consideramos que el niño tiene que seguir siendo niño a pesar de la situación dolorosa que atraviesa, ese sería el objetivo principal” decía Silvia reseñando la actividad de Piluquitos.
Y agregaba que “por otro lado está la otra pata del proyecto que es psicosocial y comunitario, ya que quienes confeccionan a los Piluquitos son mujeres que por distintos motivos de vulnerabilidad están haciendo este trabajo y como todo trabajo dignifica, ellas le ponen una cuota de amor a esos muñecos que llegan a manos de la gente para seguir visibilizando y concientizando sobre este tema”.
Muñecos de trapo, con una bandana en su cabeza símbolo de un tratamiento y un lazo dorado en su pecho como señal de concientización sobre el cáncer infantil. Muñecos a los que las manos de Silvia y Karina les pintan el rostro con una mueca de risa que es lo que siempre quieren regalarle a los chicos que transitan el cáncer.
“La verdad es que no nos deja de sorprender y nos emociona todo lo que va logrando Piluquitos, que es un proyecto a pulmón y la verdad es que está recorriendo ya lugares inimaginables para nosotras.
Trascendió fronteras, todo lo que uno hace con amor, logra eso. Empezó a andar por lugares más allá de nuestro país, empezó a recorrer parte de Europa, Latinoamérica y hubo reconocimientos que nos hizo poner en un lugar diferente” señalaba Silvia
Y en esa línea, detallaba este reciente logro en el marco del Día Universal de la Cultura y la Bandera de la Paz: “Fue un reconocimiento al trabajo y a nosotras nos genera una sensación de saber que vamos por el camino correcto, como si nos dijeran ‘sigan caminando por acá que van bien’, fuimos reconocidas como Embajadoras de Paz en Argentina, la verdad que nos explotaba el corazón. Fue un acto que se realizó por Zoom, ya que esto se hace a nivel Legislación pero con el tema de la Pandemia no se pudo realizar de otra manera. Ya la nominación había sido el año pasado para el 21 de septiembre que es el Día Mundial de la Paz y bueno, sabíamos que en algún momento se iba a realizar. Escuchábamos a todos los Embajadores de Paz que estaban en esa ceremonia hermosa, y cuando nos tocó hablar a nosotras desde esta ciudad, desde mi casa -yo vivo en un departamentito-, me sentía como muy chiquita al lado de por ejemplo, la exPresidente de Ecuador que también estaba recibiendo la bandera de la paz… Lo cuento como algo anecdótico porque nunca pensamos con Karina que Piluquitos iba a llegar a esos lugares”.
Y remarcaba: “Ese día que nos tocó hablar, yo lloraba. Y lloraba porque se generan vínculos no solamente con esos guerreritos, sino con el significado que tiene Piluquitos, que atraviesa cualquier situación burocrática, cualquier contexto social, va más allá, por eso siempre digo que Piluquitos simboliza pura y exclusivamente amor. Dedicamos nuestro tiempo a Piluquitos, no porque nos sobre, sino porque lo administramos, no damos lo que nos sobra, sino lo que tenemos y podemos dar”.
Y en esta situación de pandemia, sin la posibilidad de acercarse a los centros oncológicos donde los pequeños “guerreritos” -tal como les dicen a los chicos que están atravesando la enfermedad- transitan su tratamiento, les envían las “cajas de los deseos”, cajas personalizadas con juguetes, libros de la temática que le guste a ese pequeño, haciéndolas llegar a distintos lugares.
Tan pequeño el Piluquito
Tan de trapo
Tan hecho a mano
Y tan grande su misión
Tan gran parte de la vida de alguien ocupa ese pequeño muñeco de trapo
Qué gran parte de la solidaridad representa.
Y ahora, además, como Embajadores de Paz.