Los delitos cibernéticos corren por un carril paralelo a los delitos de la calle. Tienen una frecuencia que aumenta y vale estar siempre alerta porque la modalidad suele ser casi de imperceptible falsedad.
Este miércoles, esta estrategia de la ciberdelincuencia afectó a Silvia Malmoria, fundadora y referente de “Piluquitos”, a quien le fue hackeada su cuenta de Instagram y número telefónico, por lo que se emitieron desde los mismos mensajes de cambio de moneda extranjera y también depósitos en una cuenta bancaria, mensajes que Silvia desconocía hasta que alguien la alertó y pudo ella advertir a sus conocidos.
“Me di cuenta cuando quise entrar a mi Instagram y no me dejaba. Cambié la contraseña y ahí pude ver que habían entrado desde un iPhone. Al principio quedó como algo anecdótico por unos 30 minutos, hasta que mi hija me dice que le habían mandado un mensaje desde mi Instagram… y yo no había sido. Ahí quise volver a ingresar a mi cuenta y ya no pude. Ese IG está ligado con un número de teléfono que es el que uso para el trabajo, a partir de ahí tomaron esos contactos y empezaron a mandar mensajes aún hasta a gente que yo ya ni tenía agendada luego de que en un momento había cambiado el aparato”, contó.
De la angustia del momento, Silvia relató: “Eran mensajes que aparecían con mi foto, les pedían plata, hacían como un entre preguntando por la familia, por la salud. Creo que eran tres personas diferentes las que enviaban los mensajes, porque la manera de escribir era diferente, quizás extranjeros porque hablaban con el ‘tu’”.
Y añadió que “la propuesta que hacían en mi nombre era hacer una transferencia a un CBU o cambiar dólares. Así que como se empezó a hacer todo esto mucho más grande, me asesoré y fui a la Comisaría, hice la denuncia, la UFI N° 10 tomó conocimiento y ya están investigando. La causa es por ‘Usurpación de identidad y estafa cibernética’, es un tipo de delito que no sabemos si se va a poder rastrear, pero lo vamos a intentar”.
Aún con la impotencia de lo vivido, Silvia sostuvo: “Creo que actué bastante rápido porque hice inmediatamente difusión y llegó a mucha gente, a gente amiga que tengo en Chaco, Córdoba. Fue más veloz de lo que pude hacer. Es como sentirte violentada, intimidada, usurpada, es muy rara la sensación que tengo y no quiero que estafen a nadie y mucho menos en mi nombre”.
La intervención policial ya está en marcha, la damnificada tomó la decisión de cerrar sus redes sociales por el momento. La angustia y el alerta continúan. Y le agradecemos a Silvia el haber hecho pública la situación para que más gente no sea víctima ante este posible accionar de la delincuencia desde la actividad cibernética.