Lo que se supone es que pudo haber sido un cortocircuito. Lo que se sabe, es que todo ardió. Que casi nada quedó en pie. Que todo lo que había dentro de la casa del barrio Zapiola, desapareció devorado por las llamas. Y ahora hay una gran certeza: la familia que habitaba la casa siniestrada, necesita de nuestra ayuda. No solo se les quemaron sus pertenencias sino que necesitan un lugar donde vivir.

Mirta Mendoza vivía allí, junto a sus dos hijos. “Tengo dos chicos con problemas de discapacidad, somos nosotros tres nomás”, decía para reflejar la situación de unión familiar que los apretuja más aún en estos días de tanto dolor.

“Aparentemente fue un cortocircuito. La casa no es mía, yo estaba alquilando”, decía la víctima de este incendio.
En tanto, contaba que “ahora estamos en la casa de mi hermana, pero no tiene lugar, así que estaremos hasta que me consigan una casa que me puedan prestar”.

Y a esas palabras descriptivas de su situación, agregaba con angustia: “Por favor… porque no puedo alquilar hasta que salga del pozo”.

Donaciones

La historia les quedó vacía de lo material que tenían. Por eso ahora arrancan una nueva parte de sus vidas, con esa ausencia de los elementos principales para lo cotidiano: ropa, calzado, utensilios y demás.

“Mis hijos tienen talle 2 y talle 3 de ropa y de calzado, uno calza 43 y el otro 42. Yo soy talle 2 y calzado 36/37”, detallaba acerca de los talles y numeración de zapatillas o zapatos que tanto necesitan ya que desde ayer, se quedaron en la nada misma.

“Necesitamos de todo, pero lo principal es un techo”. Y Mirta pasaba su teléfono para quien pueda colaborar: (02323) 676174.

La historia les puso un quiebre a la mitad de sus días. Y en medio de ese quiebre están los tres, esta familia lujanense que siente el ardor de las llamas y sufre la consecuencia de ellas. Desde lo material necesitan todo, porque se viene el camino de la recuperación. Y ojalá la ayuda sea mucha.