Tras el dramático partido jugado ayer en Berisso ante Villa San Carlos, que terminó con la victoria de Flandria por 1 a 0 y la obtención del torneo Clausura de la Primera B, el técnico Andrés Montenegro señaló en diálogo con LUJANHOY: “Estoy muy contento porque hemos cumplido con un primer objetivo. Si bien nosotros estamos apuntando a lo que viene, no deja de ser meritorio este torneo por lo que dimos en el Clausura, por lo que veníamos haciendo en el Apertura. Creo que es merecido lo que Flandria ha conseguido en este campeonato”.
Quien habla es el último gran ídolo de Flandria, que día tras día continúa agrandando su figura.
A modo de balance entre lo que sucedió en ambos torneos, el Lobo remarcó que “es verdad que sufrimos en la mitad del torneo Apertura las lesiones, que nos han llevado a por ahí tener ese traspié. Y eso sumado a las incorporaciones a mitad del torneo, que es un punto muy importante porque ellos se tuvieron que adaptar al grupo, a la idea de juego, a un montón de cosas que por suerte a partir del clausura lo pudimos ensamblar e ir en alza hasta el día de hoy”.
Respecto de las finales por el título de campeón de la Primera B Metropolitana y el ascenso a la Primera Nacional -que finalmente se jugarán primero en Munro el próximo jueves y después el 17 en el Estadio Carlos V, ya que Flandria terminó primero en la tabla general-, Montenegro dijo que “me gusta porque creo que hicimos más méritos para estar donde estamos. Hoy salimos campeones y Colegiales en el Apertura, pero creo que en el global Flandria hizo más méritos para estar primero”.
Y añadió: “Por ese lado me pone contento. Pero también por el hecho de definir de local, porque si vamos a festejar me gustaría que sea todos juntos”, se ilusionó.
Haciendo un poco de historia, el 23 de julio de 2017 es una fecha inolvidable, porque Flandria festejó su permanencia en la Primera B Nacional pero, fundamentalmente, porque el “Lobo” se despidió del fútbol entre cánticos, abrazos y muchas lágrimas. Incluso, los jugadores de Douglas Haig, rival de aquella tarde, corrieron a abrazarlo cuando a los 40 minutos del primer tiempo dejó la cancha y en su lugar ingresó Sebastián Matos.
Después, más lágrimas, más abrazos y el grito ensordecedor de la gente en las tribunas cuando finalizó el primer tiempo y el “Lobo” se dirigió a paso lento hacia el vestuario local.
Andrés Montenegro. O El Lobo. Hace tiempo que eso no importa ya, porque su nombre real y su apodo forman parte de las páginas doradas de la historia de Flandria.
Sucede que después de vestir la camiseta canaria en 2001-2002 y 2008-2010, a mediados de 2014 regresó al club para cumplir un sueño: salir campeón. Y lo logró, aunque además fue una de las figuras de la cancha en el desempate ante San Telmo el 22 de noviembre y marcó de chilena un gol determinante para el desarrollo final del partido, que terminó con el triunfo por 3 a 1 y el ansiado retorno a la Primera B Metropolitana.
Pero si algo le faltaba a esta historia para que el idilio se vuelva perenne, fue su decisión de quedarse en Flandria a pesar de las ofertas. Y en apenas un año, seis meses y 21 días después, logró otro título con el Canario, el más importante en la historia del club: el de campeón de la Primera B Metropolitana el 12 de junio de 2016. Y así, después de 37 años, Flandria volvió a jugar en la categoría del fútbol argentino, aunque fue su primera vez en la B Nacional.
Y él estuvo ahí, aportando sus goles en la cancha y su experiencia en los entrenamientos y en los vestuarios. Y ahí estuvo también para seguir alimentando ese amor incondicional con toda la Villa, que por elección propia se convirtió en su lugar en el mundo, donde decidió radicarse, vivir con su familia y criar a sus hijos. Y claro, con todos y cada uno de los hinchas de Flandria, que gozan y disfrutan de su último gran ídolo.
Pero a las historias de amor, siempre se les pueden escribir nuevos capítulos. Y eso fue lo que llegó después. Tras colgar los botines, Montenegro comenzó a trabajar como técnico en las divisiones inferiores de Flandria. Hasta que el 6 de noviembre de 2018, luego del alejamiento de José María Martínez, el Lobo inició su ciclo como entrenador interino. Y el 17 de ese mes debutó en el Estadio Carlos V con una victoria por 2 a 1 ante Fénix, que cortó una racha adversa de 10 partidos sin triunfos.
A partir de ahí comenzó a escribir una nueva historia que continuó con la dirigencia ratificándolo en el cargo y un trabajo que lo llevó a este momento de gloria con la victoria por 1 a 0 ante Villa San Carlos en Berisso y la obtención del torneo Clausura. Aunque como dice el Lobo, recién “hemos cumplido con un primer objetivo”.
Se viene lo mejor. Y él, la dirigencia y todo el pueblo Canario ya lo palpitan.