Tras el dramático partido jugado en Berisso ante Villa San Carlos, que terminó con la victoria de Flandria por 1 a 0 y la obtención del torneo Clausura de la Primera B, el técnico Andrés Montenegro señaló en diálogo con LUJANHOY: “Estoy muy contento porque hemos cumplido con un primer objetivo. Pero también por el hecho de definir de local, porque si vamos a festejar me gustaría que sea todos juntos”.
Así lo deseó el último gran ídolo de Flandria, que día tras día continúa agrandando su figura. Y este nuevo sueño también se le cumplió, como los otros dos como jugador. Pero vayamos por parte.
Haciendo un poco de historia, el 23 de julio de 2017 es una fecha inolvidable, porque Flandria festejó su permanencia en la Primera B Nacional pero, fundamentalmente, porque el “Lobo” se despidió del fútbol entre cánticos, abrazos y muchas lágrimas. Incluso, los jugadores de Douglas Haig, rival de aquella tarde, corrieron a abrazarlo cuando a los 40 minutos del primer tiempo dejó la cancha y en su lugar ingresó Sebastián Matos.
Después, más lágrimas, más abrazos y el grito ensordecedor de la gente en las tribunas cuando finalizó el primer tiempo y el “Lobo” se dirigió a paso lento hacia el vestuario local.
Andrés Montenegro. O El Lobo. Hace tiempo que eso no importa ya, porque su nombre real y su apodo forman parte de las páginas doradas de la historia de Flandria.
Sucede que después de vestir la camiseta canaria en 2001-2002 y 2008-2010, a mediados de 2014 regresó al club para cumplir un sueño: salir campeón. Y lo logró, aunque además fue una de las figuras de la cancha en el desempate ante San Telmo el 22 de noviembre y marcó de chilena un gol determinante para el desarrollo final del partido, que terminó con el triunfo por 3 a 1 y el ansiado retorno a la Primera B Metropolitana.
Pero si algo le faltaba a esta historia para que el idilio se vuelva perenne, fue su decisión de quedarse en Flandria a pesar de las ofertas. Y en apenas un año, seis meses y 21 días después, logró otro título con el Canario, el más importante en la historia del club: el de campeón de la Primera B Metropolitana el 12 de junio de 2016. Y así, después de 37 años, Flandria volvió a jugar en la categoría del fútbol argentino, aunque fue su primera vez en la B Nacional.
Y él estuvo ahí, aportando sus goles en la cancha y su experiencia en los entrenamientos y en los vestuarios. Y ahí estuvo también para seguir alimentando ese amor incondicional con toda la Villa, que por elección propia se convirtió en su lugar en el mundo, donde decidió radicarse, vivir con su familia y criar a sus hijos. Y claro, con todos y cada uno de los hinchas de Flandria, que gozan y disfrutan de su último gran ídolo.
Pero a las historias de amor, siempre se les pueden escribir nuevos capítulos. Y eso fue lo que llegó después. Tras colgar los botines, Montenegro comenzó a trabajar como técnico en las divisiones inferiores de Flandria. Hasta que el 6 de noviembre de 2018, luego del alejamiento de José María Martínez, el Lobo inició su ciclo como entrenador interino. Y el 17 de ese mes debutó en el Estadio Carlos V con una victoria por 2 a 1 ante Fénix, que cortó una racha adversa de 10 partidos sin triunfos.
A partir de ahí comenzó a escribir una nueva historia que continuó con la dirigencia ratificándolo en el cargo y un trabajo que lo llevó al primer momento de gloria con la victoria por 1 a 0 ante Villa San Carlos en Berisso, que decretó la obtención del torneo Clausura. Y este 20 de noviembre, con la máxima consagración tras el triunfo ante Colegiales: el título de campeón de la Primera B y ascenso al Nacional.
La trayectoria de un gran goleador
Surgido de las inferiores del Club Atlético Vélez Sarsfield, debutó en la Primera División de la mano de Solari en el Apertura de 1998, con la camiseta 36. Pero con la salida del entrenador y la llegada de Eduardo Manera, su situación se complicó, a tal punto de ser bajado del plantel superior durante la pretemporada del verano de 1999. Y en 2000 pasó a préstamo al Sociedad Deportiva Aucas de Ecuador.
Al año siguiente regresó al país pero Vélez lo dejó libre. Entonces, decidió bajar unas categorías en busca de continuidad. Y el Club Social y Deportivo Flandria fue quien lo contrató para la temporada 2001-2002. Y después emigró a Deportivo Morón en el segundo semestre de 2002.
Una vez más se le volvió a dar la chance de emigrar al extranjero. Y en 2003, el Club Social y Deportivo Audaz Octubrino, también de Ecuador, lo recibió. Sin embargo, volvió rápidamente el país y se incorporó a Brown de Adrogué, contando tres etapas distintas con idas y vueltas.
En 2004, se dio su único paso por el fútbol europeo. Más precisamente en el Pievigina Calcio, del ascenso de Italia. Sin embargo, no tuvo grandes actuaciones a pesar de que haya sido una gran experiencia para él con tan solo 25 años. De regreso en el país, pasó otra vez por Brown de Adrogué (2005), Almirante Brown (2005-2006), Brown de Adrogué (2006-2007) y Acassuso (2007-2008).
En 2008 arribó nuevamente a Flandria, donde logró desarrollar una exitosa segunda etapa. En la temporada 2008/2009 marcó un total de 18 goles en los 40 partidos que jugó. Disputó 39 partidos y marcó 11 goles en la temporada 2009/2010. Como resumen, en su segunda etapa en Flandria Montenegro jugó 79 partidos, convirtiendo 39 goles, es decir un promedio de un gol cada dos partidos.
En 2010 llegó a Defensores de Belgrano, club con el que no pudo ascender pero llegó a disputar la promoción contra Independiente Rivadavia. Disputó 44 encuentros y marcó 13 goles en total. Probablemente, haya sido uno de los mejores años de su carrera debido a que se hizo reconocido en todo el ascenso argentino.
En 2011 fue fichado por Estudiantes de Buenos Aires. Allí disputò un total de 35 partidos marcando 11 goles en toda la temporada. Y mediados de 2012 pasó a Temperley, donde jugó un año entero convirtiendo 5 goles en un total de 31 partidos.
Hasta que a mediados de 2013 arribó al Club Atlético Nueva Chicago. Mario Finarolli, técnico del equipo verdinegro, le pidió a los dirigentes del club que ficharan al delantero que contaba con gran experiencia en la categoría. Y En su debut, el 4 de agosto, a pesar de no haber tenido un gran partido convirtió un gol que le dio el empate a su equipo frente a Atlanta. Después, disputó 31 partidos en toda la temporada cosechando 8 goles. Finalmente, el conjunto verdinegro logró el ascenso a la Primera B Nacional tras consagrarse campeón en la última temporada de la Primera B Metropolitana.
Y mediados de 2014, a pesar de contar con innumerables ofertas de clubes del ascenso, el “Lobo” Montenegro decidió volver a su gran amor: Flandria. Y vaya si estuvo acertado en la decisión.