Una de las tantas veces que no deberíamos decir “fallecimiento” porque sí que se queda, sí que enseñó, él y su familia, sí que se hizo infinito de acá en más. Y un gran acompañamiento tuvo y seguramente tendrá mañana Ezra cuando a las 10.30 sea velado para salir hacia el Cementerio a las 12.30.
Además de alas, seguramente sobrevuela agarrado con los puños cerrados a un millón de globos de un millón de colores. Porque si no hay un número tan elevado en la lista de tonalidades, él las creó una a una cada vez que abrió esos ojos “color infinito” que describió su mamá y que vimos todos.
Esos globos lo acunan ahora en un vaivén mullido, que le hace cosquillas para que no deje de carcajear ese recuerdo tan preciso que nos deja Ezra: la lucha, la ilusión, la fortaleza de una familia que desde el derrumbe que significa la enfermedad de un hijo, supo caminar, reclamar, hacer todo y más, sí, sí, siempre más.
Y claro, hoy las lágrimas borronean la imagen de tanto esfuerzo pero valió la pena porque la vida vale la pena y hay otros Ezra que desde esta lucha del pequeño lujanense, que batalló contra un DIPG (tumor de tronco encefálico difuso), quizás puedan seguir rodeados de globos, pero con los pies en la tierra.
Esta historia de quien nos puso más humanos y más esperanzados y más observadores de lo que tenemos y somos, la protagonizó Ezra, quien este 20 de enero falleció. Su mamá Ayelén, a quien hemos leído y escuchado y sentido tan cerca, compartió lo sucedido desde sus siempre amorosas palabras.
“Y un día decidiste la libertad. Un día probaste como era volar y te enamoraste de las nubes. Una mañana quisiste descansar y decirle al cáncer que podía tenerte en cuerpo pero no en alma. Y hace un rato decidiste que era hora de volar y nosotros te acompañamos en esta nueva ruta porque te amamos, porque ahora nos queda la certeza de que sos libre, de que podes correr y jugar, de que una vez más podes hablar y reír. Y hace un rato nos enseñaste de nuevo que a veces abandonar no es sinónimo de perder, porque nos dejás la lucha como enseñanza y la labor de que no haya más Ezras en el mundo… Y nuestro milagro ocurrió… nuestro milagro fuiste vos desde el momento en el que abriste los ojos, fueron tus risas poniéndole color a las habitaciones de casa, milagro fue escuchar tu voz… Milagro sos y siempre vas a ser vos. Nuestro budita extendió sus alitas y se convirtió en el angelito más bello y cachetón. Gracias a todos los que nos acompañaron en esta lucha… gracias a todos por el amor y el cariño para Ez”.
Globos para Ezra
Quizás podría ser un cortejo de globos, con esos colores infinitos de su mirada. Y si no, que sea un acompañamiento con un abrazo imaginario pero verdadero en afecto para la familia Franco-Jara.
Ezra nos puso a ser más humanos. Hagamos homenaje a eso, a mirar más a otros, a mirarnos de otra forma también a nosotros mismos. Ezra, de mirada de colores infinitos. Ezra agarrado a millones de globos.
Ezra, infinito todo él.