Pasa la Banda y suenan los días. Se meten los almanaques como notas concretando acordes que dibujan a música, la historia. Pasa la Banda y hay un sonido que habla a gritos de las alegrías, que susurra abrazos para el recuerdo triste, que le pone ritmo al encuentro de la memoria de todo un pueblo que cuando pasa la Banda, late a música.
Y no es casual la emotividad. Es construida. Es una composición que improvisan con el alma y ensayan con el cuerpo, para que el resultado sea ese sonar preciso que los identifique cuando pasan, cuando sostienen y le ponen vida de soplidos, rasgueos y retumbes a los instrumentos guiados por la partitura y el corazón.
Ahí está la Banda. Ahí viene la Banda. Ahí está pasando la Banda. Y ahí, siempre, se queda la Banda, haciendo historia, haciendo la música, la historia del pueblo de Villa Flandria.
Música diaria
85 años se hacen a diario. Más allá de un día puntual a la semana de ensayo, más allá de las fechas de presentaciones. Porque la Banda Rerum Novarum late de manera cotidiana y eso ha sido el fundamento para su extensa trayectoria. Hecha desde aquellos obreros enfundados en sus ropas de trabajo que lucieron a la par, aquel primer atuendo uniforme de Banda y todos los que fueron pasando y haciendo música y los de hoy, con lazos familiares o de amistad con los legendarios, los que claro, ya están siendo parte de esta leyenda real y actual que es la Rerum Novarum.
“Verdaderamente la Banda es una gran familia, uno ve la historia y piensa cuántos sentimientos compartidos, cuántas cosas particulares que se han vivido a través de la Banda, la Banda es mágica para nosotros y es terapéutica porque aparte de la música en sí que hace, conlleva una historia muy especial, una trayectoria muy especial y genera algo mágico en cada presentación, eso se ve en los aplausos, en las palabras de aliento que nos dan, es todo muy especial”, manifestaba Claudio Pavón, integrante de la Rerum Novarum.
Y a todo sentimiento continuaba diciendo: “Son 85 años ininterrumpidos. Tenemos una frase que dice que hay que tocar de tal manera que hay que ser vistos y oídos por todos, llegar a todos”, decía remarcando el recuerdo de todos los que han pasado por la Banda y de mil maneras siguen estando.
“Sigue habiendo gente que son parte de la familia de esos integrantes de antes. Tenemos hasta partituras escritas por aquellos integrantes”, decía haciendo referencia a los tantos vecinos, obreros, músicos que pusieron vida y le pusieron vida a la Banda.
“Yo ingreso cuando había siete integrantes. Un día no solo me animé a ponerme la ropa, sino a tocar y bueno, ahí está toda mi familia también formando parte de la Banda. Somos todos una gran familia y en este caso pasa que la música nos une, porque en estos tiempos en una familia están con el celular, con las redes sociales, o sea, cada uno en su mundo, pero en la Banda estamos unidos, para ensayar, para salir, para estar tocando, la música nos une”.
Y esa unión se construye con el esfuerzo para sostener una institución como lo es esta musical y con el sentido de pertenencia, compromiso y verdadero lazo afectivo con esta historia que abre ventanas para que se sumen, siempre, nuevas historias.
“Para ingresar a la Banda lo importante es tener ganas de estar ahí, de tocar. Una vez que se entra uno va buscando lo que te identifica, lo que podés hacer, lo que te sale y en base a eso se practica. Los ensayos son los sábados de 15.30 a 18. Y los martes hay una escuelita que funciona de 18 a 20, para aprender un poco más de música, para arreglar algún tema que queremos mejorar, así que la Banda no tiene ningún requisito, solo ser mayor de 9 años. Lo importante es tener ganas de tocar. Somos conscientes que si bien hay algún instrumento más importante que otro en algún sentido, todos son importantes y cuando falta alguno, se nota. Cada uno en su lugar preciso es importantísimo”, señalaba Claudio y remarcaba sus palabras acerca del sustento económico crucial también para el constante andar.
“Nosotros cobramos algunas salidas, algunas contrataciones particulares y eso va a un fondo común para mantener el grupo, pero nosotros como músicos no cobramos. A veces hacemos algún bono contribución, alguna Noche de Genios, ahora estamos programando algunas actividades para realizar este año y tener un ingreso más y también tenemos un apoyo económico que nos da Algoselán, que cada mes nos da una pequeña cuota. Todo eso, más algún sponsor y lo que también muchas veces ponemos nosotros de nuestro bolsillo”.
A todo teatro
Ya viene desde lejos el murmullo de las palmas, ensayando aplausos para esta noche. La noche del 25 de Mayo, cuando a las 20 el Teatro Municipal “Trinidad Guevara” sea sede del gran festejo por el 85° aniversario de la Banda de Músicos Voluntarios Rerum Novarum.
“El repertorio de esa noche va a estar compuesto por unos 14 temas. Este año para que sea también distinto, vamos a hacer algunas pequeñas representaciones teatrales, nos vamos a aggiornar con alguna cosita, tenemos artistas invitados, así que la base va a ser lo de siempre, que es tocar. Pero vamos a hacer una movida diferente”, contaba ya palpitando ese momento especial de celebración, luego de la imposibilidad de los festejos durante las restricciones por la pandemia de coronavirus.
“Tocaremos marchas militares, bailable, tango, el repertorio de siempre y vamos a ir adelantando algunos temas para que la gente vaya sabiendo. Las entradas son libres y gratuitas, lo único -y que es lo que hacemos siempre- es que vamos a colocar unas urnas para que cuando el público salga pueda colaborar con lo que quiera o pueda. Pero en realidad lo que se destaca es todo lo que la gente genera en la banda, eso es como que nos carga el motor para seguir andando”.
Y mirando no solo hacia la Banda, sino en el paisaje que la acompaña como postal viva del pueblo, señalaba: “Agradecemos a toda la gente que se acerca a ver, a escuchar a la Banda y agradecerles a todos los que no se ven, que están todo el tiempo: los padres de los chicos, los familiares, los amigos que siempre nos acompañan en todo momento, que nos alcanzan las cosas, los instrumentos, gente que no se ve pero que está siempre al pie del cañón y hacen que la Banda sea lo que realmente es”.
Dirigida al día de hoy por Miguel Álvarez, la Banda musicaliza el ayer, el hoy y la melodía del mañana que aseguran cada vez que suena, cada vez que la Banda pasa tocando.
“Tenemos el ayer, tan grande y tan fuerte. Tenemos el hoy que lo estamos haciendo de la mejor manera posible y que sea para siempre. Y los esperamos a todos con muchas ganas de hacer música, compartir ese momento y como decimos siempre: la Banda sigue tocando”, remarcaba Claudio Pavón a modo de invitación para este festejo del 25 de Mayo.
Porque este miércoles será un día hecho de todos los días pasados, días vivos, días de ahora también. Porque la Banda tiene un almanaque que sigue vivo y a toda música, en el que escriben con palabras de sonido, la historia que une en algo muy especial: la emoción. Así suena la Banda, a emoción.
Reseña de su historia
Rerum Novarum es una banda de música formada en el año 1937, en Villa Flandria. Julio Steverlynck, creador de la Villa, fundó la Banda junto a parroquias, teatros y escuelas, con el objetivo de generar un estrecho vínculo con los obreros de la fábrica textil que administraba.
Julio Steverlynck creó la mayoría de las instituciones en Villa Flandria, pero Rerum Novarum fue la más importante porque era una forma de tirar puentes hacia su Bélgica natal, ya que las fábricas de su padre habían tenido bandas similares. Incluso, trajo a Pablo Kinderman, un maestro de música que había tocado en la banda de su padre, en la fábrica en Bélgica.
El 25 de mayo de 1937 la banda hizo su debut en una procesión callejera, en donde acompañaron la caminata con marchas. Debido a que estaba compuesta, en gran parte, por inmigrantes, solo cuatro integrantes pudieron tocar el Himno nacional argentino. Sin embargo, con el paso de los años la terminaron conformando habitantes el pueblo.
Durante su historia, la banda tocó para figuras importantes como Juan Domingo Perón, El Papa Juan Pablo II y los reyes de Bélgica.
En la actualidad esta agrupación musical sigue sonando a pesar de la muerte de su fundador, Julio Steverlynck, el 28 de noviembre de 1975, y del posterior cierre de la Algodonera Flandria, en 1996.