Son dos días puntuales, pero el pensarse, es a diario. Porque para llegar con la mejor y más cuidada actitud a cada uno de esos dos días, hay un constante esmero contemplando detalles de organización y amor. Claro que sí, amor. Porque poner corazón cuando se trata de pintarle un mejor día a la infancia, es apostar al gesto amoroso que quede en cada rato de merienda y para siempre.
Por eso, desde el merendero “Piecitos pequeños pisando fuerte”, del barrio Villa del Parque, Alejandra Eugui encabeza esa tarea con la decisión de la solidaridad.
“Yo arranqué haciendo un merendero que tenía otro nombre y lo hacíamos con un grupo de mamás hace 6 años atrás. No contábamos con un espacio físico y en plena Pandemia me quedo sola, las otras mamás decidieron que no querían entregar más la merienda, entonces me largué con la ayuda de mi hija de 16 años, luego empezaron a sumarse amigas para venir y darme una mano. Así que estamos entregando a modo vianda porque no tenemos salón”, decía Alejandra que ante la urgencia de la ayuda puso a andar un mecanismo de muchos detalles para organizar una entrega digna cada martes y viernes, desde su casa y para los chicos no solo del barrio Villa del Parque, sino que hasta allí llegan pequeños de barrios como Lanusse y Ameghino.
80 tazas, infinitos abrazos
“Nos queremos, nos abrazamos”, remarca Alejandra cuando se refiere a ese momento de la entrega de la merienda, allí en su casa de la calle Corrientes entre La Paz y Zaccardi, desde donde genera este intercambio emotivo, porque no es solo algo rico y necesario para tomar y comer lo que entrega, sino que también entrega esa sensación del saberse tenido en cuenta.
“Soy muy creyente y creo que muchas veces Dios me ilumina, porque a veces ni se cómo hago para tener la merienda. Desde el Municipio me ayudan una vez al mes con leche, cacao y azúcar y alguna galletita, pero es una vez al mes así que todo lo demás es todo a pulmón, conseguido desde la ayuda de gente amiga y hasta sacando de mi bolsillo en más de una ocasión” nos contaba esta vecina y mamá solidaria.
Y agregaba: “Doy todo a modo vianda y cerrado en bolsas. Cuando hacemos sandwiches van envueltos también en rollos de cocina, cuando es flan los entregamos en envases descartables, todo ese material que usamos, también lo compro” y a esos detalles de higiene y compromiso, le suma el amor: “Yo los nombro como ‘mis peques’ y amo a mis peques. Se de la vida de cada uno, se cuando están enfermos, festejamos las fechas especiales, en cada Día del Niño, en Cada Navidad ellos se llevan un regalo y todo eso viene de donaciones de gente que hasta no es de Luján, que se entera a través de las redes sociales y ayuda. Pero igual siempre estamos necesitando, porque también a veces hacemos ‘merienda reforzada’ con empanadas, pizzetas ya que esa merienda puede ser su cena”.
Y para colaborar, para saber sobre la actividad de este espacio comunitario, existe una cuenta de Facebook: Merendero Villa del Parque y un número de teléfono para contactarse: (2323) 774892.
Porque “los peques”, como los denomina Alejandra, necesitan un acompañamiento continuo y no solo se puede ayudar con galletitas, leche, cereales, chocolatada.
“También necesitamos mantas, frazadas. El otro día nos donaron dos, así que dos familias se llevaron un acolchado de dos plazas, esas familias tienen 4 chiquitos cada una y los hacen dormir en una cama grande para poder taparlos con el poco abrigo que tienen”.
Evento y proyecto
El 21 de mayo, la calle Corrientes fue escenario de un evento especial que se organizó para poder recaudar fondos para el sueño de un espacio físico donde realizar no solo la merienda sino diversas actividades educativas y de entretenimiento. Y para acercarse a esa concreción, hubo escenario, números artísticos, venta de hamburguesas, choripán, bebidas, con el apoyo del Municipio que ofreció el corte del tránsito, el escenario, el sonido y el invalorable aporte de cada artista solidario, como hasta del esposo de Alejandra -Sr. Donadío- al frente de las parrillas para ofrecer una rica posibilidad de colaborar entonces, con el merendero y el sueño del espacio propio.
“La idea del salón es para poder tener nuestro espacio para que los chicos puedan venir a hacer su tarea, puedan tener talleres, ver películas , pero mientras no tengamos ese espacio cerrado no podemos hacer nada de eso. Así que en eso estamos. Los cimientos ya los abrió mi marido y los cerramos con materiales que teníamos para nuestra casa pero decidí destinarlo para esto, para arrancar, porque quiero cumplir mi sueño. Es lindo hacer esto, aunque es con mucho sacrificio y a veces me la veo en figuritas, pero hay una conexión con los peques, nos encontramos y nos abrazamos, nos queremos mucho”, decía Alejandra agradecida por la hermosa jornada del evento que contó con gran presencia de vecinos y ya planeando entonces cómo hacer para darle forma concreta al salón que tanto necesitan y que será parte importantísima de esta tarea solidaria que es motor de todo espacio comunitario.
Ojalá algún día, ojalá, estas urgencias no existan. Pero están, son parte de la realidad y ahí está la gente que pone manos, mueve el corazón y señala el camino para andar ayudando. Y ese gesto se celebra.
El merendero “Piecitos pequeños pisando fuerte” necesita colaboración. A mirarlo entonces y ver cuánto podemos hacer cada uno por esas infancias que merecen los más lindos días.