Notan un cambio en quienes cada sábado llegan a merendar: hay en ellos un acercamiento que fue tornándose en calidez, en disfrute de la compañía, en una mirada amistosa que los hace sentir protagonistas.
Ese cambio de actitud, vino girando en cada taza de leche. En esas galletitas dulces ofrecidas a la mesa. En ese momento de charla, intercambio de risas, un saludo bien cordial y la satisfacción de lo rico pero también lo lindo: ser tenidos en cuenta. De eso se trata, no es solo la merienda. Es el estar cerca, juntos.
Así lo viven Araceli y Rosa, dos vecinas del barrio Santa Marta que con lo poco que tienen lo han transformado en mucho amor como para sostener la actividad solidaria desde hace más de un año.
Con ambas dialogamos desde LUJANHOY, para conocer más detalles de este merendero que lleva el nombre de “Los Peques del barrio”.
“Arrancamos hace un año y dos meses, estamos asistiendo alrededor de 70 chicos. Se han sumado muchos niños en este último tiempo. Las edades van desde los dos años hasta adolescentes de 16”, señalaban las coordinadoras que, para pintar la imagen de sus sentimientos ante esta tarea elegida, decían: “Ambas sentimos una felicidad extrema, amamos compartir momentos con los chicos. Siempre esperamos con ansias que lleguen los sábados de Merendero, al igual que ellos esperan con mucha felicidad su merienda. Y esperan así, con esa ansiedad, que lleguen los sábados porque no solo compartimos merienda, sino que también se implementan diversos juegos. Han cambiado muchísimo su forma de ser desde que asisten al merendero, ya que desde nuestro lugar se trabaja mucho el respeto hacia el otro”.
Sin dudas, una actividad completa, pensando de manera integral en lo receptores de esa tanta solidaridad que Araceli y Rosa tienen.
El lugar son ellos
No hay salón. No tienen un espacio específico y exclusivo para la merienda. Pero el momento lo construyen con el cimiento de la solidaridad y lo apuntalan con las manos con las que preparan la leche.
“Ofrecemos la merienda mayormente los días sábados y el horario depende de cómo esté el clima. Siempre se informa en un grupo de WhatsApp con las familias el horario que se realiza el merendero, porque no contamos con un espacio físico para ofrecer esa merienda, lo hacemos en la casa de Rosa”, señalaba Araceli.
Y detallaba acerca de la siempre difícil pero indudablemente ineludible recepción de donaciones: “La gran mayoría de las cosas son donadas por gente particular. No contamos con ayuda municipal, pero destacamos que de parte del Municipio cada vez que necesitamos que se limpie el espacio donde se comparte la merienda, vienen y nos cortan el pasto y lo mantienen en condiciones. En un momento hemos recibido donaciones de algunos espacios políticos”.
Pero la ayuda es necesaria siempre, con la continuidad que permita que, justamente, la merienda continúe. Por tal motivo, quien pudiera colaborar sería de gran ayuda para este espacio llamado “Los Peques del barrio”.
“Solo realizamos merienda, necesitamos siempre leche fluida en caja, cacao en polvo, azúcar, galletitas y ahora que se vienen los tiempos más calurosos queremos implementar la fruta, así que queremos conseguir que nos donen frutas para poder ofrecer algo rico y sano también”.
Y como la mirada siempre va un poco más allá, a la vista y moldeados con muchas ganas, aparecen los proyectos: “Tenemos muchos proyectos, pero algo fundamental que necesitamos es un espacio físico para los chicos, donde podamos ofrecerles la merienda, que si llueve no sea necesario suspenderla. Venimos reclamando el espacio que tenemos frente a la casa donde se realiza la actividad, pero hay muchas trabas”, expresaban.
En tanto, remarcaban este pedido arraigado en la real situación de no tener ese lugar propio para que el merendero esté activo, aún cuando el clima no sea el mejor.
Y ante las necesidades, hay maneras de contactarse con ellas para sumar ayuda:
– Facebook: Merendero Los Peques del barrio
– Teléfonos: (2323) 15-627373 (Araceli) y (2323) 15-545392 (Rosa).
Los ‘Peques’ apretujan una taza entre sus manos y el alivio dulce y tibio los pone contentos. Porque al lado, frente a ellos, cerca, están las coordinadoras del merendero que no solo estiran manos y ofrecen la merienda, sino que construyen un gesto solidario, un rato de risas, un pequeño pero significativo tiempo para verse, realmente, entre todos.