La problemática se acarrea desde hace varios años sin encontrar hasta ahora, un punto de solución. Vecinos que reclaman el derecho de la tranquilidad barrial y vecinos que desde su derecho como propietarios organizan eventos festivos en sus propiedades.
El reclamo lo fundamentan en la sucesión de fiestas de gran concurrencia, la alteración de los límites razonables de sonido y señalan además la ilegalidad del alquiler de quintas para tal fin sin contar con habilitación correspondiente ni medidas de seguridad para contener la numerosa concurrencia.
El descontento se manifestó a través de un petitorio entregado al Municipio, que cuenta con más de 100 firmas y está enmarcado en el acompañamiento de la Sociedad de Fomento de Hostería Sur.
Y con Luis Pablo González Guilhou, presidente de la comisión directiva de la entidad barrial, dialogamos acerca del conflicto que lleva ya larga data: “Es una problemática de hace muchos años, porque se alquilan las quintas para eventos, para fiestas y, obviamente, sin ningún tipo de habilitación. Y por lo general con música y ruidos molestos durante toda la noche. Esto suele suceder con varias propiedades, hay también gente que alquila las quintas pensando que no va a haber música pero en general no sucede y en la mayoría de los casos son eventos de mucha gente, mucho movimiento y esto lo venimos reclamando desde hace años”, decía el fomentista.
Y agregaba los motivos que aceleraron el reclamo formal: “Puntualmente, una vecina que es lindera a una de esas quintas, ya no aguantó más porque tiene todos los sábados y todos los domingos música desde las 9 de la noche hasta las 6 de la mañana, así que decidió presentar un reclamo para abrir un expediente en el Municipio. Nosotros como sociedad de fomento obviamente la acompañamos, siempre lo hacemos ante cualquier problemática de los vecinos, y se juntaron 108 firmas. En el barrio son unas 250 familias y para dar una dimensión de los ruidos, yo vivo a unas dos cuadras de una de las quintas que se alquila para eventos y escucho totalmente la música, eso es para tener una idea de lo que le pasa al vecino lindero, la verdad, es un padecimiento, hay que pensar que tiene de día y toda la noche la música en volumen extremo pegado a su casa. En este barrio las divisiones son de cercos, no hay paredes para dividir lotes, entonces la permeabilidad del sonido es muy grande y para tener idea de la magnitud, hasta le tiemblan los vidrios a las casas vecinas”.
Instancia de diálogo
Antes de llegar al reclamo formal ante la Secretaría de Acción Ciudadana, se utilizaron las vías del diálogo para el intento de la mejor convivencia. Sobre los pasos dados, González Guilhou decía: “En primera instancia apelamos al diálogo, poder hablar con los propietarios de esas quintas, pedirles de entrar en razón. Pero bueno, no tuvimos buenos resultados”.
“Cuando hemos ido a dialogar ante esas situaciones siempre hemos tenido hasta respuestas ridículas: un sábado era porque los dueños le habían prestado la casa a una sobrina, el sábado anterior a otra, el otro al tío. Excusas infantiles, pero la realidad es que hay un comercio con estos eventos, porque además hemos visto que lo publican en las redes sociales. O sea, es muy obvio que buscan alquilar las quintas -todos tenemos derecho a alquilarla en forma temporal o permanente-, pero ya cuando se alquila todos los fines de semana para hacer fiestas es un comercio que no está habilitado, legalizado, sin ningún tipo de medidas de seguridad tampoco”.
Y ante el fracaso de la instancia del diálogo, se optó por ir a otro nivel: el municipal. “La idea es ver si junto con el Municipio -la gente de Entidades Comunitarias, con quienes tenemos muy buena relación- se puede generar un poco de empatía entre los propietarios, esta gente que alquila, a ver si de una vez por todas podemos volver a tener un barrio tranquilo. Tanto Hostería Sur como Hostería Norte están considerados por decreto municipal como ‘reserva natural’ por la fauna, la flora que hay. Por eso, justamente, hay un montón de actividades que no se pueden hacer para preservar justamente esta reserva natural. Y más allá que dejó de ser lo que era hace 20 años, cuando era un barrio de quintas de fin de semana, ahora en un 80 por ciento está habitado por gente que son habitantes permanentes. Pasó a ser un barrio como cualquier otro”.
Y finalmente, el reclamo llegó al Municipio para su tratamiento: “Se presentó una nota con estos reclamos, se abrió un expediente y ahora está en pleno curso todo eso. De todas maneras, seguimos apelando a la buena voluntad, al entendimiento de esta situación, porque cualquiera y todos tenemos derecho a hacer una fiesta, pero ya cuando es todos los fines de semana es otra cosa. No es que nos quejamos porque hubo una fiesta con ruidos molestos, sino por la cantidad de fiestas que muchas veces exceden los límites razonables, mucho movimiento en las calles. En una de las últimas fiestas quedó una calle cortada por la cantidad de autos estacionados y los vecinos no podían pasar”.
En tanto, remarcaba: “Apuntamos al respeto mutuo, a la buena convivencia. Y bueno, si esto les molesta a los vecinos, no debería estar permitido. Puede pasar una vez, pero cuando pasa todos los fines de semana se torna insoportable. Apuntamos a la empatía del vecino, que reconozca que con esos festejos se perjudica a otros vecinos. Ahora hay que esperar qué respuesta, qué resolución tenemos desde el Municipio. Esto depende de la Secretaría de Acción Ciudadana, así que ya seguimos todos los pasos lógicos: primero hablar, luego hacer una convocatoria y finalmente se decidió hacer una nota, hacerla firmar por los vecinos y presentarla en la Municipalidad para ver si podemos encontrar entre todos una solución”.
Ahora esperan el camino de la mejor convivencia. El del sentido común. El del disfrute de los derechos y el cumplimiento de los deberes.