La lujanense Josefina Maggiotto con los premios Goya que ganó la película por mejor guión adaptado y mejor película de animación.

En algún lugar comenzó su sueño. Quizás acá, en el escenario de patio y guardapolvos con la escuela como casa de la ilusión de la niñez. Tal vez pudo, el sueño, haber tenido vueltas imperceptibles pero reales en esa o esas clases de teatro y un público lujanense de aplausos conocidos.

O ahí también, en la mirada de la familia con legado cultural vivo y revalidado a música y actuaciones. En algún lugar, comenzó el sueño. Con impulso en Luján y vuelo más allá, tan allá que cruzó el océano. Y ese sueño, ahora tiene aires españoles en el alma argentina de Josefina, que se fue, que regresó, que volvió a irse y supo y pudo sostener en el camino, la evidente vocación artística, cimentada en la profesionalización de sus saberes y emociones.

Y hoy, ella, Josefina Maggiotto, con el sueño que en algún lugar comenzó, viene a la charla en la distancia, a hablar de lo que tiene y sostiene como preciado resultado: desde su trabajo como productora audiovisual en el equipo de realización de la película “Robot Dreams”, la nominación al Óscar en la próxima edición N°96, que se llevará a cabo el 10 de marzo.

Josefina, la de acá y la de allá

Porque antes de este tiempo de inmensa emoción por estar en carrera hacia la preciada estatuilla, hubo un tiempo de Josefina en Luján. Un tiempo de arte que recuerda así en una extensa charla con LUJANHOY: “En casa, la cultura siempre estuvo muy presente: mis primos son músicos, mi prima mayor una apasionada del cine y mi tía (Graciela Iribarne) siempre formó parte de la escena cultural de Luján. Tuve la suerte de conectar desde muy pequeña con el teatro que es la pasión que me llevó a donde estoy hoy: los musicales que hacíamos en el colegio, los cursos de improvisación con Vana Passeri, las clases de teatro en ‘La Trama’. Por entonces, estar en el escenario era lo que más feliz me hacía”, dice desde la lejanía de Pamplona, España, pero tan cerca de su ayer en el recuerdo de ese camino al hoy.

“El primer viaje fue a principios de 2009. Entonces tenía 23 años y no conseguía encontrar mi camino profesional. Un año después de que mi padre viajara a probar suerte a España, viajamos con mi madre para encontrarnos con él e intentarlo también. Allá volví a conectar con el teatro y estudié arte dramático. Aunque mi recorrido como actriz no fue ni extenso ni espectacular, de vuelta en Argentina, un par de figuraciones en cine me presentaron un mundo que me enamoró: el detrás de cámaras”.

Y ahí, esa mirada desde ese lugar que ve todo aunque sea un trabajo que a veces no veamos nosotros como público.

“En 2017 viajé de vuelta a Navarra junto con mi hija y compañero, me formé como productora audiovisual y de espectáculos y empecé el recorrido en el que me encuentro hoy. Actualmente, estoy trabajando en ‘Punto de Vista’, un festival internacional de cine documental que tiene lugar en Pamplona; este año es la 18ª edición”.

El flyer de la película Robot Dreams.

La película

“Robot Dreams” tiene la emotividad humana en el trazo y el color. En la historia de la amistad, cuando es inmensa. Y el resultado de esta producción del género animación, ha tenido el aporte de cada uno de los que la galardonaron con su trabajo antes de la nominación.

“Robot Dreams fue mi primera experiencia en el cine de animación. Me uní al equipo durante la etapa de producción que llevaba unos meses en marcha en el estudio de Madrid. Mi función inicial fue la de montar el estudio de Pamplona, donde se desarrollarían parte de la animación, las etapas de Clean up, Color (Ink & Paint) y Compo. Allí, además de la administración diaria del estudio, fui coordinadora de producción del departamento de Ink & Paint y gestioné, junto con mi compañera Daniela Alvarado, los derechos y permisos de las obras y marcas que aparecen en la película (clearance)”, sostiene Josefina ante todo eso que puso desde lo que es para el film nominado, un trabajo afianzado desde su trayectoria.

“Mi primera experiencia en cine fue Heltzear, cortometraje del director donostiarra Mikel Gurrea, donde participé como ayudante de producción. Luego, fui moviéndome entre la organización de festivales y el mundo de la publicidad e imagen de marca”.

Y vuelve a la obra actual, a esa amalgama de almas y profesionalismo que hicieron vivir a un perro y un robot en un mundo tan necesitado de amor, siempre. Un film que no pone ante las cámaras el arte de la actuación, sino que dibuja no solo el vínculo entre los personajes, sino también, con sus creadores.

“Mientras que en la imagen real los personajes van del guión a la pantalla, mostrándose como el actor o actriz los encarna, en la animación esa ‘interpretación’ está compuesta por el trabajo de muchos profesionales y va desde la investigación para llegar al diseño del personaje hasta el color final, pasando por las distintas fases de la animación”, cuenta Josefina.

Y detalla: “Por eso, en el trabajo diario, los logros se cuentan en dibujos. Es una carrera de fondo en la que la atención de los y las animadoras, artistas de clean up y color está puesta en las partes más que en el todo. Cada personaje, cada frame, es una creación colectiva que viene de otras manos y pasará a las siguientes para ser vehículo narrativo de la historia que el director quiere contar”.

En tanto, suma datos también de relevancia en cuanto a cómo comenzó y se llegó a “Robot Dreams”: “Empezó hace 10 años cuando Pablo Berger, el director, conoció la novela gráfica homónima de la artista estadounidense Sara Varon. Esa parte del recorrido fue mucho más personal, si se puede decir que alguna parte no lo haya sido. Luego, junto con su pareja Yuko Harami (investigadora y editora musical de RD), José Luis Ágreda (director de arte de RD), Fernando Franco (montador de RD) y Maca Gil comenzaron a trabajar en la animática: el storyboard vivo que sería guía para el propio Pablo y el equipo de animadores y animadoras. Ahora sí, se ponían en marcha los dos años que duraría la producción con Marta Busqueta, Production Manager, como conductora”.

Y añade: “La primera etapa, la preproducción. En esta etapa un equipo de 30 personas, capitaneadas por José Luis, hicieron los fondos y el diseño de personajes. Segunda etapa, la producción. Algunos meses después se incorpora al equipo Benoît Feroumont, director de animación. Lideró durante un año y medio a un equipo de 100 profesionales con la imprescindible compañía de las coordinadoras de producción Ana Jardón y Belén Heydt, los Leads de animación Jonathan Fontaine y Jorge Pozo y Dana Benso y yo (coordinadora de producción) en el departamento de Clean up y Color (Ink & Paint). Y tercera y última etapa, la postproducción. La recta final en estudio fue la fase de composición y corrección de color, cuyo equipo trabajó íntegramente en Pamplona, bajo la supervisión de Patricia Andrades. Por último, el montaje y edición musical que dieron, para la primavera de 2022, el ‘That’s a wrap’ de la película”.

Josefina Maggiotto junto con parte del equipo de Robot Dreams.

Sensaciones

Un cúmulo que aparece y se multiplica. Que recorre la piel cuando se ve lo que se hizo a manos y talento. Ese cúmulo de sensaciones en cada uno de los momentos que preceden al momento final de la obra terminada. Así, a descripción de sensaciones, lo cuenta Josefina.

“La animación es, como mencionaba antes, una carrera de fondo, es un proceso duro de trabajo. Lo que en la imagen real son semanas, en la animación son años; con menos estrés, pero con igual intensidad. Aun así, es fácil relativizarlo porque, compartiendo tanto tiempo y experiencias, construís vínculos muy fuertes con tus compañeros y compañeras. No fuimos un equipo de trabajo, sino una familia. Y el momento de la finalización del trabajo es una gran despedida. Tenés que soltar no solo el proyecto sino a colegas
con los que estuviste en una montaña rusa de emociones y trabajo que duró más de año y medio. Lo hermoso de esto es que, cuando ves la película ves como si fueran ellos y ellas los que salieran en pantalla, esa sensación es increíble”.

Tan increíble y esperada y meritoria y buscada a la vez, esta sensación de una nominación al mayor de los premios que el mundo del espectáculo fílmico tiene: los Óscar.

“Es increíble. Pablo es un grandísimo director, aún así cada noticia te sorprende ¿a quién no le sorprendería ser parte de una película que está haciendo historia? Para mí es la primera vez que formo parte de un proyecto que tiene tantísima repercusión y reconocimiento internacional. Cada premio, cada mención, cada nominación te sorprende y emociona. Es un sueño hecho realidad y a la vez, sabiendo el excepcional y duro trabajo que hicieron tus compañeras y compañeros resulta una recompensa justa. Es una alegría inmensa”.

Y mira desde la conjunción de palabras, ese tiempo que vendrá y de la manera que quiere que sea: “Mi objetivo es continuar desarrollándome en la industria de la animación 2D y el sueño detrás de ese objetivo es seguir poniendo toda mi pasión en proyectos que hagan historia”.

Josefina, en la historia de los Óscar. La lujanense que allá, lejos, está construyendo con su arte la vida que eligió, ahora allá, pero sostenida por el recuerdo del acá, donde hay imágenes, personas, andares, que destaca como fundamentales y de ninguna manera olvidables.

“Los primeros, mis afectos. Sin quienes no estaría donde estoy ahora. Mi madre, mi padre y mi hermana que han sido las primeras en acompañarme y apoyarme incondicionalmente. Mis amigas y amigos, que siempre permanecen cerca a pesar de la distancia y de todo. Mi compañero Maxi, por su amor y paciencia, por su valor para migrar con una hija de 8 meses a un lugar desconocido, por sostenerme y acompañarme para que pueda crecer como profesional en un sector que no se caracteriza por la estabilidad. Y en lo profesional, destaco los espacios en los que viví la cultura, en los que me sentí inspirada. Recuerdo una tarde, creo que era domingo, que fuimos con amigos y amigas a ‘El Galpón’ a ver una película: Loreak. Una película en euskera en un espacio cultural de la otra punta del mundo. La audacia y tesón de quienes hacen cultura en cualquier y todas partes es lo que marcó significativamente mi tiempo como artista, como productora”.

¿Y dónde comenzó el sueño? Quizás ni Josefina lo sepa para marcarlo en un almanaque eterno. Tal vez haya sido en un gesto casi imperceptible que se hizo géiser salpicando emociones. Una sensación inesquivable cuando el alma siente arte.

En algún momento, comenzó el sueño, sí. Ese sueño que lleva a esta lujanense a ser parte de una nominación internacional por su aporte en el film de animación “Robot Dreams”, que el próximo 10 de marzo competirá en la esperada gala de premiación y habrá comunidad lujanense acompañando, desde acá, pantalla de por medio a Josefina, a su trabajo en el gran trabajo de los realizadores de la película. El sueño comenzó alguna vez y el sueño, sigue.

Datos

Conocé los premios y nominaciones del film en el siguiente enlace:

https://www.filmaffinity.com/es/movie-awards.php?movie-id=399287