Si puede haber un umbral de injusticia a traspasar cuando la delincuencia acciona, es la de atacar espacios tan preciados y esenciales como lo son las escuelas. Lugares como hogares. Ahí donde se crece y se aprehende la vida, desde lo que se aprende y comparte.

Cada institución educativa es corazón de la comunidad y cuando se lo agrede de esta manera, el dolor es de todos. Esta vez y por quinta vez en un breve lapso de tiempo, el ataque de la delincuencia accionó en la Escuela Secundaria N°5 “Adela Luchetti de Fernández de Monjardín”, ubicada en José María Pérez y Rodolfo Moreno, en el barrio Constantini, donde lo robado representa una gran pérdida económica.

Pero además, los destrozos representan otro gran golpe para la vida cotidiana y más teniendo en cuenta el ya próximo inicio del ciclo lectivo escolar.

Comunicando el dolor

La noticia llegó a través del comunicado que la misma dirección de la escuela difundió y donde detallan lo sucedido.

“Con profunda tristeza, este martes 20 de febrero nos encontramos con que nuestra escuela fue violentada durante la noche una vez más. Decimos ‘una vez más’ porque se trata del quinto robo en menos de 15 días donde no solo dañaron los espacios que diariamente transitan nuestros estudiantes, sino que se llevaron material valioso para las actividades pedagógicas que nos permiten enseñar y aprender a cada uno de los jóvenes que transitan por nuestras aulas. En este raid de hechos violentos se han llevado nueve computadoras, dos televisores, los ventiladores de todas las aulas y otros espacios de trabajo (nueve en total), dos pavas eléctricas, dañaron la biblioteca, el comedor, las preceptorías y el laboratorio”, señalaron.

Y en esa línea, agregaron: “Desde la institución se realizaron las denuncias correspondientes y se informó a las autoridades que prontamente se pusieron a disposición para reparar los daños. En este sentido, queremos agradecer al COM, la Policía local, el Consejo Escolar, inspectores del Nivel, Municipalidad de Luján”.

Por último, manifestaron: “Confiamos que entre todos vamos a poder reponer lo robado para poder desarrollar nuestra tarea fundamental: enseñar, sin perjudicar la calidad educativa y entendiendo que la escuela es el segundo hogar al que todos y todas debemos cuidar y respetar”.

El dolor esparcido en las palabras. Y en los hechos. La Escuela Secundaria Nro 5 fue robada y nos duele a todos.