El cáncer de próstata es la enfermedad oncológica de mayor incidencia en varones en Argentina y la tercera más mortífera. Carolina Passarella, médica oncóloga del Hospital Universitario Austral, da las claves para comprender, detectar y tratar a tiempo esta patología que padece 1 de cada 7 varones a lo largo de sus vidas.
Como cada año, el 11 de junio se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Próstata, cuya meta es sensibilizar y generar conciencia sobre esta patología que, en Argentina, afectará a 1 de cada 7 varones a lo largo de sus vidas. Se trata de la enfermedad oncológica de mayor incidencia en hombres en el país, y la tercera más mortal, después del cáncer de pulmón y el colorrectal.
Como su nombre indica, este cáncer afecta a la próstata, que es una glándula del aparato reproductor masculino del tamaño y la forma de una nuez, que se encuentra por debajo de la vejiga, cuya función principal es producir el líquido seminal que nutre y transporta el esperma. Cuando se detecta tempranamente, las probabilidades de tener un tratamiento exitoso aumentan en forma significativa.
Sobre estos y otros temas asociados al cáncer de próstata, habla Carolina Passarella (MN 156067, MP 553.750), médica oncóloga de la Clínica de Tumores Genito-urinario del Hospital Universitario Austral. A continuación, comparte cuáles son los factores de riesgo, la sintomatología, a qué edad empezar los controles, en qué constan los chequeos, qué papel ocupa la genética y cuáles han sido los últimos avances en la lucha contra esta enfermedad.
– Incidencia. El cáncer de próstata es la enfermedad oncológica de mayor incidencia en varones en Argentina, y la tercera más mortal, después del cáncer de pulmón y el colorrectal. Representa el 18 % de todos los tumores malignos en hombres y el 9 % del total de tumores diagnosticados en el país.
– El impacto, en cifras. Cada año se diagnostican más de 11 mil casos de cáncer de próstata en Argentina, según el Instituto Nacional del Cáncer (INC). Se estima que 1 de cada 7 varones desarrollará esta patología a lo largo de su vida.
– Edad promedio. La edad media de diagnóstico es a los 67 años, y el riesgo aumenta con la edad.
– Factores predisponentes. “El principal factor de riesgo para el cáncer de próstata es la edad: la frecuencia de esta enfermedad aumenta a medida que aumenta la edad. También es importante la historia familiar de cáncer de próstata: los hombres con un familiar de primer grado afectado tienen una mayor probabilidad de desarrollar la patología. Las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, que son muy agresivas, incrementan significativamente el riesgo de padecer cáncer de próstata, especialmente en varones de ascendencia judía asquenazí, sueca e islandesa. Los varones afrodescendientes presentan una incidencia mayor, y la enfermedad suele presentarse de manera más agresiva, con mayor mortalidad específica”, señala Carolina Passarella (MN 156067, MP 553.750), médica oncóloga de la Clínica de Tumores Genito-urinario del Hospital Universitario Austral. Otro factor recientemente asociado al riesgo de cáncer de próstata es una dieta rica en grasas animales.
– La importancia crucial de los chequeos y desde qué edad controlarse. Cuanto más temprano sea el diagnóstico, mayores serán las probabilidades de curación del paciente. “Todos los hombres a partir de los 50 años deberían realizarse un screening con un análisis de sangre que detecta el PSA (proteína producida por la próstata) y un tacto rectal para evaluar la glándula prostática que está en contacto con el recto. Si hay antecedentes familiares directos de cáncer de próstata, el cribado debe comenzar antes, aproximadamente a los 40 años”, destaca Passarella, especialista en Oncología Genitourinaria, que asimismo se desempeña como instructora de residentes en el Hospital Universitario Austral. “Si el PSA es mayor de lo esperado para la edad, y se descartan otras causas de elevación como inflamaciones prostáticas, se ampliarán los estudios y se evaluará la necesidad de una biopsia prostática, que es la prueba que confirma el diagnóstico. Si el PSA es normal, la frecuencia de los controles varía según el valor, repitiéndose en entre 1 y 2 años”.
– La sintomatología. Habitualmente los pacientes no presentan síntomas cuando la enfermedad está localizada. En casos de enfermedad avanzada, puede existir dolor óseo, obstrucción de la vía urinaria, pérdida de peso y deterioro del estado general.
– Prevención. “La mejor manera de prevenir es que todos los hombres mayores de 50 años con más de 10 años de expectativa de vida realicen el screening con PSA y tacto rectal, según indicación médica. La decisión de someterse al screening tiene que ser individual después de haber discutido los potenciales beneficios y daños con su médico de cabecera”, manifiesta Carolina Passarella, médica oncóloga de la Clínica de Tumores Genito-urinario del Hospital Universitario Austral.
– Rompiendo las barreras del pudor. “A los varones que no se hacen controles por pudor, incomodidad o miedo al tacto rectal, les diría que no teman: es una técnica muy simple que solo toma unos minutos y que se realiza en un ambiente privado con el máximo respeto”, subraya la citada oncóloga.
– Futura dirección en el screening. Se está evaluando el rol de la resonancia multiparamétrica para reemplazar el tacto rectal pero aún no es una práctica implementada, faltan estudios por confirmar.
– Los mayores desafíos de cara al cáncer de próstata. “Los principales desafíos son identificar el cáncer de próstata en sus etapas más tempranas; minimizar el tratamiento excesivo en los casos de bajo riesgo; reducir los efectos secundarios del tratamiento que afectan la calidad de vida; e integrar la información genética para personalizar el tratamiento. Aunque hubo muchísimos avances en los últimos años, todavía falta por aprender. Necesitamos, por ejemplo, biomarcadores que nos permitan distinguir entre cánceres indolentes y agresivos”, concluye Carolina Passarella, médica oncóloga de la Clínica de Tumores Genito-urinario del Hospital Universitario Austral.
A modo de aclaración: el biomarcador es una molécula, gen o característica biológica que incluye proteínas específicas en sangre, mutaciones genéticas específicas del tumor y patrones de expresión génica que pueden influir en el diagnóstico, lo cual ayuda a detectar el cáncer, brinda información pronóstica e indica patrones de respuesta al tratamiento para guiar la conducta.
– El problema del sobrediagnóstico y el sobretratamiento. Dice Passarella: “El PSA elevado puede deberse a causas benignas, lo que en ocasiones puede llevar a biopsias innecesarias. Aunque las complicaciones son muy raras, poco más del 2 %, pueden incluir infección, incontinencia urinaria, dolor y sangrado. El sobrediagnóstico implica detectar cáncer de próstata en pacientes con enfermedad indolente que no causa síntomas ni será mortal. El sobretratamiento significa que muchos de estos pacientes recibirán tratamientos innecesarios como prostatectomía radical o radioterapia, con sus posibles efectos adversos”.
– Avances recientes en el campo del cáncer de próstata. En los últimos días, se ha conocido que investigadores españoles de la Universidad Complutense de Madrid y del Instituto de Investigaciones Sanitarias del Hospital Clínico San Carlos (IdISSC) identificaron 27 genes esenciales para la metástasis en cáncer de próstata, que servirán como posibles dianas para tratamientos del cáncer metastásico.
Además de la plataforma de cribado genómico, los investigadores demostraron que el gen PRMT7 es esencial para el cáncer de próstata porque reprograma las células tumorales para que se adhieran a tejidos donde van a metastatizar. Su inhibición con fármacos, por tanto, es capaz de reducir la invasión de las células metastásicas.
“Hasta que este hallazgo se ponga en práctica en la clínica, posiblemente falten algunos años”, aclara Luis Eduardo Beligoy (M.P. 555.310), médico del área de Medicina Genómica del Hospital Universitario Austral, y agrega: “No va a ser la última vez que escuchemos de descubrimientos de esta índole, que están cambiando el paradigma de la medicina. Históricamente el tratamiento se basó en la clínica, en la histología y en el estadio de la enfermedad para determinar el enfoque terapéutico y de seguimiento para los pacientes. Hoy día, en cambio, muchas veces nos basamos en estudios moleculares del tejido o tumor que orientan y abren nuevas ventanas terapéuticas”.
(*) El Hospital Universitario Austral es una entidad sin fines de lucro dedicada a la asistencia, la docencia y la investigación biomédica. Es un hospital general de agudos y alta complejidad, que cuenta con una infraestructura técnica de última generación y un equipo de destacados profesionales que se empeñan en buscar la más alta calidad y seguridad en los cuidados de salud, situando las necesidades del paciente y su familia en el centro de su compromiso. Además de su sede central en Pilar, uno de los centros referentes de la región para procedimientos complejos como trasplantes, cuenta con cinco consultorios externos (Pase Champagnat, Officia, Luján, Escobar y San Miguel). Ha sido el primer hospital argentino en ser acreditado por la Joint Commission International, la entidad certificadora de calidad y seguridad del paciente más prestigiosa del mundo. Es miembro fundador de la Alianza Latinoamericana de Instituciones de Salud.
Más información en: www.hospitalaustral.edu.ar
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