Cada uno colabora con su ritmo, lo saca de algún recuerdo de infancia, lo mantiene vivo en sus días actuales de adolescencia, lo abraza y deja libre para que sea la más linda ofrenda al grupo, para hacer entre todos, ese ritmo imparable de la murga.
Porque la murga es ritmo, pero es casa, es lugar común de alegría y crecimiento. Es manifestación de gente que en medio de cualquier tiempo, pone música y baile porque la alegría se defiende siempre. Entonces, “Los chiflados del San Jorge” hacen eso: color, alegría y ritmo. Y lo vienen haciendo desde el año 2020, cuando fue creada por Carlos Alberto Vega, que traía consigo una historia murguera que relató para LUJÁNHOY.
“Con el tema de la murga empecé cuando era chico, tenía unos 9 años, vi una comparsa en Villa Caraza -donde vivía – y ahí empecé y dije que cuando fuera grande quería armar una murga propia. Así que ya de grande, en el año 2007, junto a mi señora, empecé a armarla y se llamó ‘Los caprichosos del bajo’, en la que estuve hasta el 2011”, decía el presidente de la murga.
Y detallaba: “No pude seguir así que se la dejé a mi hermano. Y bueno, luego en el 2020 surgió armar esta murga Los chiflados del San Jorge”, murga que reúne al barrio y lo pinta de blanco y violeta, acentuando el significado del colorido… blanco la paz, violeta la sabiduría y bondad.
Historia de ritmo
La murga fue creciendo y lo sigue haciendo, desde la participación comprometida de sus integrantes y de las personas mayores que le dan el marco organizativo a la actividad, como es el caso de Eugenia Lo Giudice, secretaria de la misma, mamá de una participante, quien desde su notorio entusiasmo, nos contaba: “Mi hija quería bailar, siempre íbamos a la placita San Jorge y bueno, un día se sumó a la Murga, en el año 2022”, decía como puntapié para sus días siendo parte de la actividad que tiene un grupo de organización y sostén integrado por la propia María Eugenia en la secretaría; Carlos Alberto Vega en la presidencia; Evelia Susana Pérez como tesorera y Carlos Manuel Vega como vocal titular.
“En este último tiempo la verdad es que la Murga creció un montón con respecto a los chicos, estamos re contentos. La organización pasa por ofrecer además, la posibilidad de otro tiempo compartido: la esposa del presidente es la tesorera y encargada de manejar todo lo que tiene que ver con el comedor, cuando terminamos de ensayar ella junto a su hermana, ya tiene todo listo para poder cenar. Cuando llegan las fechas de carnavales ensayamos todos los sábados en la Placita del barrio por la tarde y después de cada ensayo, por ejemplo en verano, el presidente de la murga tiene una pileta en su casa, así que ahí continuamos, juntos, todos, comiendo algo. Ahora como hace frío, ensayamos cada 15 días y después del ensayo tenemos comedor”, contaba Eugenia.
Y detallaba también la manera que han encontrado para poder afrontar diversos gastos lógicos de la actividad murguera: “El domingo 9 de junio estuvimos vendiendo rosquitas, generalmente en los carnavales vendemos espuma para recaudar algo y con esa plata lo que hacemos es comprar instrumentos. Ya hemos comprado bombos, redoblantes, platillos, repuestos. Con lo que juntamos en los carnavales de este año pudimos comprar ropa para la Murga, con los colores violeta y blanco que son nuestros colores y como no llegábamos para cubrir los gastos se nos ocurrió ese emprendimiento de la venta de rosquitas -ponemos lo que podemos para comprar levadura, nos donaron grasa y pudimos hacerlas. Además tenemos el Comedor que se llama tan temprano ‘Murga Los Chiflados del San Jorge’, recibimos colaboración del Municipio”.
Al ritmo de los sueños
¿Y por dónde quisiera la murga desparramar sus colores? ¿En qué lugares dejar su esencia de barrio con la alegría de su paso rítmico? La murga sueña. Concreta sueños y busca otros.
“¿Si tenemos un sueño…? El sueño es tener una Murga bien grande y poder salir a otros lugares, por ejemplo al carnaval de Colón, poder mostrar lo que hacemos en otro lado”, se ilusionaba Eugenia.
Y mencionaba también con alegría las concreciones: “Vamos a los lugares más cercanos como Carlos Keen, Open Door, Torres, este año la verdad es que tuvimos varias salidas, así que re contentos. También ahora se viene la actividad del Día del Niño en la Placita del barrio San Jorge, a la que siempre nos invitan, así que siempre vamos”, recordaba haciendo mención a la actividad en un centro de rehabilitación en Mercedes, donde estuvieron para compartir la música, el baile y la merienda con los chicos que están en proceso de rehabilitación.
Además, remarcaba el por qué de la murga y la manera de ser parte de ella: “El propósito siempre es el de explicarle a los chicos que hay otro camino, que la murga tiene las puertas abiertas para todos, con el mensaje que siempre hay otro camino para salir adelante. Para sumarse y ser parte de la murga, más que nada lo que se le pide a los chicos es el respeto,
siempre planteamos que en la murga no hay droga, no hay alcohol, cuidamos a los chicos”.
Y ahí viene el ritmo. Lo sacan del cajoncito guardado en el corazón para expandirlo en cada encuentro. Lo pintan con sus colores característicos y a la par, siempre a la par del otro, lo hacen murga.
“Los chiflados del San Jorge” tienen la alegría, fabrican la alegría y comparten la alegría. Y ahí está, sin dudas, el sueño y la concreción diaria, de días mejores.