Vienen a la charla con la mueca de la clave de sol, a plena cara. Como sonrisa, sonando como risa. Como si esa fuera la imagen de la música. Que de hecho, lo es. Porque la portan en su estatura adolescente, con el orgullo de lo que eligen hacer y ser: música.

Y con esa mueca de clave de sol, se reúnen para ensayar, para llevar al encuentro de su alegría un tema, dos, el que escucharon el otro día, aquel que alguien de la familia le mencionó, ese que descubren o el que ya escucharon y quieren interpretar. Y la mueca sigue cuando hay luces y cables para enchufar ese instrumento que es una parte más de ellos mismos.

Y con esa mueca de clave de sol suenan a voces, guitarra, batería, bajo. Suenan a chicos y chicas que con la música están haciendo días compartidos con un sueño que es proyecto ya iniciado y sostenido en ese pentagrama que es “Rúcula Rock”, la banda integrada por Ámbar García en batería, Nahuel Roselli en el bajo, Guillermina Lattanzi y Francesca Trentín en voces, Emilia Garbaccio la pianista y Bautista Barú, el guitarrista, quienes vienen avanzando en la música y creciendo con ella.

E-Mo-Ción

Así, separada en sílabas: E-Mo-Ción, porque suena con más certeza de eso que demuestran no solo haciendo música, sino hablando de esa música que hacen y de cómo la hacen. Entonces así, a toda emotividad, LUJANHOY charló con Emilia, Guillermina y Ámbar, quienes con sus 13, 13 y 14 años, respectivamente, ya giran la vista hacia ese breve pasado para recordar el inicio de esta vida musical.

“Mi papá es músico, así que desde que nací estoy rodeada de guitarras y otros instrumentos, él tiene una banda entonces quizás por eso fue que estoy en la música. A los 6 o 7 años empecé a tocar la batería” nos contaba Ámbar para que Guille recordara: “Yo vengo también de una familia muy musical entonces desde chiquita que escucho música, hacemos karaoke y eso fue que hizo aparecer el tema del canto, que me encanta. Cuando era chiquita también fui parte de un coro de niños”.

Por su parte, Emi sumaba su experiencia: “Lo mismo, en mi familia hay músicos, a mis papás les encanta la música, así que desde chiquita toco el piano, la guitarra. Mi mamá desde los 5 años me fue enseñando”.

Y si bien señalaban la raíz familiar que las sostiene en la música, también remarcaban algo fundamental para el pleno disfrute: la elección.

“Yo decidí esto de la música totalmente, en ningún momento sentí presión de mi familia. Me encanta, lo disfruto mucho”. “A mi me encantaba todo esto desde chiquita, me ponía a escuchar CD’s de Pink Floyd por ejemplo”, decían Emi y Ámbar, que tal como los demás integrantes de “Rúcula Rock”, transitan con sus oídos, instrumentos y corazones, una playlist generacionalmente anterior a la adolescencia que tienen y queda más que demostrado cuando a plena charla recordaban aquella vez que tocaron “Down on the corner” uno de los grandes hits de Creedence Clearwater Revival.

“La música de ahora -no voy a decir nada malo porque gustos son gustos- pero a mí no me gusta mucho. Yo escucho Pink Floyd, Linkin Park, Queen, más esa música de antes”, reconocía la batera de la banda, para que la vocalista aportara su opinión: “A mi también me gusta la música de antes, igual tengo un gusto bastante variado, es como que escucho un poco de todo”.

Y desde su apreciación, la pianista manifestaba: “En mi caso también tengo un gusto muy variado, pueden encontrarme un día escuchando heavy metal y al otro día jazz, pero no tengo un género muy definido, pongo música en el auto y paso de Britney Spears a Linkin Park. Lo que fortalece mis gustos es lo que me transmite la música, el cómo me llega, con distintos estilos siento que me sigue transmitiendo por eso escucho muy variado. Vivimos las canciones, yo me las imagino en los escenarios, me imagino las escenas de las que habla el cantante y me pongo re triste y si es algo bueno me pongo re contenta, así que me llegan un montón de emociones desde lo musical”.

Y lo traducen en esa necesidad de crear el sonido que representa esa elección. Ese momento algo así como mágico, ni más ni menos, cuando esa canción que los moviliza al escucharla por sus solistas o bandas favoritas, reproducen ellas y ellos, desde su adolescencia interpretativa de la música que aman.

“Un día hicimos un tema de Creedence y Ámbar tocó el piano, yo el ukelele y Emi la batería” señalaba Guille como momento de aventura descubriendo qué más hacer dentro de la banda. “Me encanta eso de cambiar de instrumentos que de vez en cuando hacemos porque aprendo, yo toco todo el tiempo el piano y de la nada me pongo a tocar la guitarra, la batería” decía Emi.

Creciendo en la música

Los seis se reúnen una vez a la semana, cuando culmina su horario de colegio, ese tiempo escolar que alguna vez los juntó en la misma institución educativa -Colegio Montessori- del que vienen compartiendo estudio, compromiso, responsabilidad y todo eso mismo, también, en este tiempo de actividad musical.

“Todas las semanas tenemos un día de ensayo en ‘Club de Rock’, los miércoles a las 16 cuando salimos del Colegio, ahí nos juntamos pero aparte cada uno toca en su casa” decía Emi y Guille remarcaba: “Cada uno se compromete a practicar y cuando nos juntamos es cuando unimos lo que hacemos”.

Y en ese compartir crecen, tal como lo expresaba Emilia: “Vamos creciendo, sí. Yo creo que antes era como muy monótono lo que hacía con el piano y ahora sumo más melodías”.

“Claro, con la batería también, antes era como que siempre tocaba lo mismo y ahora no es así” mencionaba Ámbar y Guillermina destacaba con mirada abarcativa: “Sentimos que creció la unión en la banda, además de todo lo que sumamos tocando, la banda se unió más. Nos vamos proponiendo temas más difíciles, más desafíos”.

Y en medio de ese desafiante tiempo de arte musical, el cosquilleo de emociones y los pinchazos de los nervios, resuenan como componentes de inevitable transitar: “Antes me pasaba que la noche anterior a tocar no me podía dormir, estaba muy nerviosa, pero después con el tiempo me agarran un poquito de nervios cuando estoy arriba del escenario para tocar pero cuando lo estoy haciendo se me va todo, me suelto y lo disfruto”, describía Ámbar.

Mientras que Guille expresaba: “A mí lo que me pasa es que me pongo nerviosa por el hecho que estás en una banda entonces no quiero equivocarme porque también comprometés a tus compañeros entonces estoy diciéndome ‘no te equivoques, no te equivoques’, pero con el tiempo me fui soltando más”.

En tanto, Emi señalaba acerca de esa instancia de latidos apurados: “Eso también de estar en el escenario nos sirve para agarrar más confianza en otros lados, en los orales en el colegio o cuando hemos estado en la radio. Y además tenemos buena comunicación cuando tocamos, es como que somos uno y si yo me equivoco el otro intenta salvar eso y eso es por la química en la banda”.

Mientras preparan temas nuevos como “Tu falta de querer” de Mon Laferte o “Amor Ausente” de Eruca Sativa, que ofrecerán en sus próximas presentaciones en vivo -el 27 de octubre en el Teatro El Galpón y el 30 de noviembre (sin lugar aún confirmado) en la instancia de Festival de Fin de Año del espacio que reúne a la banda, “Club de Rock”- ofrecen sus palabras para agradecer por este tiempo de música que están viviendo:

– Ámbar: “A mi familia, en especial a mi papá Esteban, muchas gracias papi te quiero”.

– Guille: “Agradezco a toda, toda mi familia, que siempre me están ahí acompañando y ayudando, a toda la banda que me hacen pasar buenos momentos”.

– Emi: “Yo especialmente quiero agradecerle a mis papás que nunca me presionaron para nada, me dejan elegir por qué camino ir” y coincidían en remarcar el acompañamiento de Muna Sarme, Guido Alfonsi y los profes de Club de Rock que siempre nos ayudan con todo”.

Terminando la charla, la clave de sol seguía como mueca en sus caras. Con sonido a risas. Con las manos llenas de notas musicales, con las voces relatando en melodías los días y sus emociones.

Bautista, Fran, Nahuel, Guille, Emi, Ámbar son Rúcula Rock para seguirlos en Instagram. Son esos chicos y chicas que en el escenario viven un sueño musical. Son esos músicos que hacen de ese sueño, una realidad a toda música.