Si fuera una postal, la vida, tendría enmarcados en la ilimitación de su formato, los componentes materiales que aparecen como inevitable creación de lo otro, lo inmaterial, eso que adentro de cada quien, nos moldea.

Ahí en esa postal que representa esta historia, Hernán ha puesto música, suena entonces el paisaje de sus días. Y ha creado un escenario como sustrato de ese tiempo, tiene entonces arraigo de teatro su tiempo. Y todo lo ha hecho confluir, encontrarse, amalgamarse, para que esa, su postal, se vea y se escuche también.

¿Y cómo celebrar el camino de postales? Con más de eso que justamente es esencia de los días: arte. En este caso, musical. Por eso decidió el artista, celebrar sus 30 años de trayectoria con la presentación de las canciones de su nuevo disco “Waki”, en un encuentro en el Teatro El Galpón el 21 de septiembre.

Y con Hernán charlamos acerca de este andar en el teatro y la música, creando siempre postales para compartir.

“Realizo actividades artísticas por necesidad, en mi pulsión de ‘hacer’, el arte es amor, dar y recibir. Soy una persona proactiva, necesito hacer para no deprimirme. Por suerte puedo trabajar de lo que me gusta”, señalaba Hernán Rebottaro, quien tiene desde lo laboral actividades como profesor de tenis y docente en la materia Construcción Ciudadana.

“Puedo combinar mi pasión por el tenis y por otro lado el compromiso social. Pero en el arte puedo conjugar lo intelectual con el sentir. Y como siempre lo llevé adelante desde un lugar ‘independiente/under’, hago lo que quiero con mis herramientas, que serán muchas o pocas, pero siempre serán genuinas. Por lo tanto, en los últimos 30 años mis actividades relacionadas con el arte las he vivido con todo corazón y mente, sabiendo que probablemente sea solo eso: vivirlo a pleno, sin esperar mucho más, ni mucho menos. El éxito es hacerlo”, sostenía el artista que miraba desde este hoy a ese ayer que sigue siendo innegable raíz.

Y recordaba: “Comencé con la música, aunque en la primaria y secundaria me anotaba siempre para actuar de lo que fuese, incluso creo también hice de árbol… je!!! Estando en la secundaría, a parte de competir con el tenis, también laburaba en la despensa de mi viejo, ahí fui juntando plata para comprarme una batería y comencé a tomar clases con Marcelo Elli. Ahí mismo con amigos de la secundaria y del barrio armamos una banda de punk rock que fue mutando de nombres: Pucsa, Última Alternativa, Alas de Agua. Intentábamos reproducir la música que nos atravesaba por aquellos tiempos de la década de los 90. Nuestro debut fue en una fiesta de la Primavera en el Club ‘El Timón’ un 21 de septiembre del 94. En los primeros años toqué la batería, luego ya cuando comencé teatro tuve la necesidad histriónica de estar al frente, así podía gritar, saltar y revolcarme por el piso en los recitales, me encantaba mostrar que estaba dispuesto a todo a pesar de las miradas del otro, casi como un ejercicio teatral. En el 96 empecé Teatro en El Galpón, ahí descubrí un nuevo mundo, el arte en todo su esplendor: volver a jugar, romper con las barreras que la sociedad y vida adulta nos impone, conectar con la sensibilidad, con uno mismo, con el otro, con otros cuerpos, con la danza, con la expresión, con la palabra. Agradezco profundamente haber tenido de maestra a Lili Motto, a quien me gusta llamarla ‘mi madrina artística’. Fui su alumno, luego asistente en sus talleres e incluso tuve la experiencia de codirigir con ella una obra de Fontanarrosa, ‘Sueño de barrio’”.

En esa línea, añadía: “Por otro lado, El Galpón fue un lugar de muchísima contención y de aprendizaje de varias cosas. No solamente nos entrenaban actoralmente, sino que paralelamente nos sentíamos parte de un grupo. Y ni más ni menos que de un grupo artístico e independiente. Éramos actores, iluminadores, productores, vendedores de propaganda, escenógrafos e incluso teníamos la gran responsabilidad de sostener un espacio a puro pulmón, siempre luchando por subsistir. Fueron como 10 años de mucha pasión”, decía en ese recorrido por la postal de sus tiempos, que también lo puso en actividades de entrenamiento teatral capitalinos como “El excéntrico de la 18”, con Cristina Banegas; taller de bufón, con Pepe Gimenes en el Rojas; entrenamiento para clown, con Pablo De Nito o con Ricardo Bartís en Sportivo Teatral, pudiendo realizar publicidades para el exterior y a través de una Beca estudiar un año la carrera de dirección de cine en el CIEVYC.

“Ya pisando los 30 años venía incursionando en la percusión aprendiendo a tocar ritmos latinos con el bongó, el cajón y el bombo leguero. Fue ahí donde en las mágicas noches del bar El Dioni conocí a varios músicos, entre ellos a Mauri Miglioranza, con él realizamos un viaje al norte del país y regamos la semilla de Amauta. Con este grupo me conecté de lleno con la música, fueron seis años de mucho aprendizaje y disfrute pleno, viviendo la experiencia de grabar dos discos y tocar por todos lados”, mencionaba el actor y músico que sintetizando su extensa trayectoria, mencionaba sus actuaciones como parte del elenco de obras como “Decir sí”, de Griselda Gambaro; “Olvida los tambores”, de Ana Diosdado; “Ventana a mí mismo”, Cuentos de Fontanarrosa; “El cruce la Pampa”, de Rafael Bruza.
“Por otro lado, también con mi amigo Lucas Caballero -con el cual he compartido varios talleres de clown-, participamos en dupla en varias varietés que se hacían en la Casa de la Juventud. Hermosas movidas se armaban ahí”, recordaba Hernán para dedicarle ese momento de recuerdos a la música que es y lo hace.

“Hay por ahí algunas grabaciones en vivo y demos de las primeras bandas. Con Amauta grabamos dos discos: ‘America viva’ y ‘Sueño de un árbol’. En el 2014 comencé mi etapa solista y desde ahí ya he cosechado cuatro discos: ‘Canciones de luna y otras’, ‘Compañera libertad’, ‘Lechiguana’ y ‘Waki’ este último”.

Celebrar

Celebración necesaria. Con los mismos destellos de la inmensa emotividad que se manifiesta cuando la postal de la vida, ha sido y está siendo creada a decisión propia del corazón. Celebrar, claro, como lo hizo Hernán en esta conmemoración de los 30 años de trayectoria. “Estuvo muy lindo, una noche muy emotiva donde intenté hacer un recorrido cronológico de estos años, con invitados de lujo como Liliana Motto recitando ‘Ser’ de Ramón Ayala, luego también subieron a cantar mis grandes amigos: el Pela Malatesta y Mauri Miglioranza”, expresaba el artista que para esa noche especial del 21 de septiembre contó con Alfredo Bogarín en guitarra, Fito Rystok en percusión y Pablo Rizzi en bajo, quienes también aparecen en los temas del disco.

Y por si faltara arte a la propuesta, el video del tema ‘Cumbia negra’ tiene la excelencia del arte en arena de Fernando Copioli ilustrando las sensaciones de la canción, video que ya se puede ver en YouTube, como también estarán disponibles en diversas plataformas los temas que componen “Waki”, nueve en total.

“En este disco hay un mix, algunas canciones fueron grabadas de manera convencional en el estudio y otras en mi casa. En este último tiempo comencé a experimentar nuevos géneros y formatos. Tenía la necesidad de no sentirme tan solo cuando toco por ahí, cuando voy de viaje, tal es así que fui armando bases rítmicas, luego le fui sumando efectos con un teclado con el objetivo de poder tocar y cantar encima de ellas, a esas mismas luego las llevé al estudio ‘Escarabajo’ de Juan Naveira en General Rodríguez, las pulí, grabé las voces y varios músicos amigos pusieron lo suyo agregándole otros instrumentos. Ellos son Alfredo Bogarin (guitarras), Fito Rystok (percusión), Pablo Rizzi (Bajo), Manuel Carro (bajo), Rulo Jiménez (bajo), Juan Canosa (trombón), Mauri Miglioranza y el Pela Malatesta (voces). A Fernando Copioli, ‘El Copita’, le mostré algunas canciones y eligió ‘Cumbia negra’ y el motivo de su obra es nada más y nada menos que celebrar los 30 años. Inmenso es mi agradecimiento hacia él, fue hermoso lo que hizo, su arte siempre deslumbra”.

Y añadía: “Por otro lado, también aprovecho la oportunidad para agradecer a todos los amigos/músicos que participaron de todo este proceso, para mí es un gran honor contar con tantos talentos a mi alrededor. No me quiero olvidar de Lucas Lagreca, quien diseñó el arte de tapa y flyer del evento, tremendo artista. A todos mil gracias”.

Celebrar, la postal que sigue sumando componentes. Los días hechos a corazón de música y actuaciones. Celebrar, la posibilidad de compartir lo que se es y se siente con los pies en la escena. Y siempre con el alma en vuelo. 30 años de teatro, música y la postal, crece.