Desde este sábado por la madrugada, miles de personas comenzaron su recorrido hacia nuestra ciudad para mostrar su devoción a la Virgen de Luján, después de un año de espera y preparativos para conmemorar esta celebración religiosa.
Mientras que la imagen cabecera que encabezó la muestra de fe partió a las 10 desde el santuario de San Cayetano de Liniers, ubicado en Cuzco 150, a pocos metros de la intersección de General Paz y avenida Rivadavia.
Y desde allí, la imagen de la Virgen de Luján de esta Peregrinación marchó junto a miles de peregrinos que recorrieron cerca de 60 kilómetros para llegar al Santuario de Nuestra Señora de Luján.
Bajo el lema “Madre, bajo tu mirada, buscamos la unidad”, se estima que la 50° Peregrinación Juvenil contó con la participación de alrededor de 2.300.000 de personas.
Y en ese marco, frente a miles de personas que se congregaron en la Plaza Belgrano, el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, presidió este domingo por la mañana la misa central de la 50° Peregrinación Juvenil a pie a Luján.
En su homilía, sostuvo: “Decirte Madre nos une, allí está el fundamento para empezar a construir la unidad nacional tan anhelada”. Y remarcó que “decirte Madre, mamá, nos hace hijos y hermanos”.
Además, expresó que “tu manto celeste y blanco nos incentiva a seguir buscando la unidad entre los argentinos, a no resignarnos al enfrentamiento constante, a profundizar las grietas y heridas. Frente a las crisis, los sabios buscan soluciones, los mediocres culpables”.
Por su parte, se refirió a la manera de peregrinar como “pueblo, todos tan distintos, todos tan iguales”. Y pidió a la Virgen de Luján: “Mira a tu pueblo cansado, mira a tu pueblo que está haciendo un gran esfuerzo para sostenerse en la esperanza, para ponerse la Patria al hombro y sobrellevar la crisis que nos atraviesa hace años”.
Luego, dijo que “hemos recorrido muchos kilómetros, hemos traído nuestras intenciones a María, a la madre a la que contamos todo con nuestras lágrimas, con nuestras oraciones, con nuestros dolores, con toda nuestra vida, especialmente con nuestras fragilidades, porque hemos aprendido que solos es más difícil, que nos necesitamos”.
Y enfatizó que “aunque distintos, somos la familia de Jesús y de María, por nuestras venas corre la misma sangre, la de hijos de Dios que caminan a la casa de la Madre”.
A su vez, monseñor García Cuerva instó “a ser hermanos, a buscar soluciones juntos, a construir una Patria más justa y más fraterna, a liberarnos de prejuicios, odios y enfrentamientos estériles”.
“No se rindan a seguir confiando nuestras vidas a la Virgen de Luján, que desde hace 50 años el primer fin de semana de octubre, recibe a cientos de miles de peregrinos a quienes abraza con su corazón de Madre y nos anima a seguir caminando en la vida, cansados, pero no abatidos; golpeados, pero con esperanza y sin bajar los brazos”, puntualizó.