La mano que llega a la hilera de teclas, cambia el mundo. Esa mano y la otra y otras, sobre el camino blanco y negro, lo llenan de colores. Lo bordean de cuerdas que finitas, son infinitas ante la posibilidad de la música con forma de guitarra. Hay soplidos sobre alguna boquilla como si se pudiera arrullar al mundo, sosegarlo, calmar algunos o muchos dolores, así, a toda música de sonido de flauta que invita a embelesarse en el camino y andar, a conciencia, tras el disfrute musical.
Y cuando todo confluye en un día, se genera un día especial con la sumatoria de días especiales y surge una muestra. Un encuentro. Un momento de comunión entre quienes hacen música y ya son música. Por eso, el “Proyecto MusicArte” tiene el gran sentido de sonar a pura emoción.
Y con la profesora Carolina Milanese -gestora y directora de la propuesta- charlamos luego además, del momento triste que vivió al ser víctima del robo de sus instrumentos, momento del que se repone, continuando con la música compartida con su alumnado, de quienes comenzaba diciendo: “Es una emoción enorme la que se siente verlos crecer, a muchos de ellos los tengo desde pequeños, pero hablo no solo del crecimiento físico, sino también de cómo van madurando sus capacidades, de cómo van evolucionando. Es una alegría tan grande que no puedo contener las lágrimas -todos mis alumnos me han visto llorar alguna vez-, cuando alguno de los chicos más grandes me dice ‘termino la secundaria y sigo música’ me siento en parte responsable por eso y es un orgullo muy grande!”, relataba a LUJANHOY la docente que pasaba sus palabras como mirada en la concepción integral del aprendizaje.
“Trato de prepararlos para todo. Que se vuelvan músicos todo terreno, que puedan interpretar una partitura de una música que no conocen, que puedan tocar cualquier cosa de oído, acompañar a otro instrumentista o a algún cantante. Un entrenamiento al que se le da poca importancia y para mí es fundamental, es que aprendan a manejarse cómodamente en el escenario. Por eso organizamos estos eventos, para que la experiencia se vuelva algo cotidiano, algo ‘común’. Es la única forma de ir quitándole presión a la situación de sentarse solo frente al instrumento mientras los demás miran”, añadía.
A toda escena
Este viernes 8 de noviembre el Teatro Municipal “Trinidad Guevara” será, a partir de las 20, escena de la música de quienes con decir de pentagramas, pondrán latidos de ritmo.
“En general los más grandes tocan solos. Muchos de ellos eligen obras clásicas, pero hacemos todo tipo de repertorio. A veces agregamos piezas a cuatro manos, a veces combinamos el piano con otros instrumentos, o con voces. Se puede sumar alguna práctica coral, alguna coreografía para los más pequeños. Tratamos de que el público participe también con canciones conocidas, a veces los hacemos jugar un poco o bailar. Cada presentación tiene cosas diferentes. ¡Pero todas son hermosas!”, mencionaba Carolina acerca del formato del evento.
Y agregaba: “Son aproximadamente unos 25 alumnos. La más grande tiene 60 años -lleva 10 años en el estudio, toca varios instrumentos y canta- y después hay chicos de ‘venitipocos’ que vienen como invitados y que son ex alumnos que siguen conectados con el Proyecto. En esta ocasión uno de ellos viene desde La Plata, se llama Jeremías Monzón, está estudiando composición allá y vamos a tocar una de ‘sus composiciones’ para piano y guitarra. Hay muchos chicos de secundaria en el grupo, y también de primaria. Por último están los pequeños del taller de iniciación musical que tienen entre 5 y 7 años y participan ‘casi jugando’. Esa es la forma de trabajar que considero más efectiva para los más chiquitos”.
Y sin poder dejar de lado la tristeza por la situación sufrida hace algunos días cuando delincuentes ingresaron en su domicilio y robaron parte de sus instrumentos, la docente señalaba: “Ha sido una gran tristeza sobre todo la pérdida de mi flauta, me va a llevar bastante tiempo reponerla. Pero esta situación horrible que me tocó esta vez a mí y cada día es más común lamentablemente, me ha mostrado también cómo se activa la solidaridad de la gente”, decía desde la emotividad en lágrimas que le produjeron los gestos solidarios que aparecieron sosteniendo la esperanza.
“Yo lloraba por mi flauta primero, después lloraba de emoción. Soledad Marczewsky inició una colecta al enterarse de lo que había pasado y mucha gente que no tenía ningún compromiso conmigo y otros aún sin conocerme, han querido participar. Luego la banda ‘Pies de barro’ dedicó una fecha en solidaridad con lo sucedido. Me han ofrecido guitarras prestadas a montones. Hasta la flauta que hoy estoy tocando es un préstamo que me hicieron sin haber tenido que pedir nada y ahí mi agradecimiento a Paula Artigas por ese gesto hermoso. Así que elijo quedarme con todo eso. Es mucho más que lo que hubiese esperado. ¡Me considero afortunada a pesar de todo!”.
Y es que la música es fortuna. Es lo que construye la gente para el mejor lugar de la gente. Y esa música, será anfitriona en este “MusicArte”, desde las manos, desde las teclas, a guitarras, a melodía de flautas y a corazón, rítmico.