Está lo de afuera, lo meramente estético, lo que puede no ser esencial, aquello que es solo imagen, aquello que tildamos de superficial. Eso, eso de afuera, se hace abrazos trenzados, caricias que juegan hasta la punta del rizo o se extienden deslizándose por el tobogán lacio de los reflejos castaños que hablan de la esperanza de los mejores soles en territorio rubio dorado, castaño oscuro o intensos rojizos.
Eso que tenemos casi como fachada, sin embargo muestra un encuentro profundo con quien no tiene y quien da. Una cita en el umbral del cambio del afuera que es reflejo emotivo de lo que pasa dentro, ahí donde se necesita el gesto de cercanía, la verdadera mirada al otro, la certeza de no estar solos.
Entonces, la imagen estética se hace estampa de fortaleza. Entonces, entonces, esa peluca se siente capa protectora. Y pone movimientos de vuelo para los días de tránsito por la enfermedad y su tratamiento. Entonces, no hay nada superficial en esta historia, sino todo un recorrido peinando cabellos como quien se peina el alma para que esté de la más linda manera haciéndole frente a lo que tocó vivir. Y cuando tocó y toca un tratamiento de quimioterapia y lo capilar se resiente, también se puede elegir tener cabello que alguien donó pensando en acompañar ese tiempo difícil de otro.
La consigna es clara y fácil aunque lleva el lógico tiempo de espera del crecimiento del pelo: donar mechones de al menos 30 centímetros para que las manos capacitadas confeccionen pelucas que solidariamente se entregan a quienes hayan perdido su propio cabello por el tratamiento oncológico.
Mechas solidarias
Bajo esa denominación, la propuesta viene con un cierto largo camino, del cual Cristina Monjes, presidente de LALCEC Luján, nos contaba: “Es una propuesta que tenemos desde hace muchos años, que se llama ‘Mechas solidarias’ y es un desprendimiento de la propuesta solidaria de la ciudad de Mercedes. Las chicas que están haciendo acá en nuestra ciudad esta actividad aprendieron todo en Mercedes y después armaron ‘Mechas solidarias’ en Luján. Ellas recogen el cabello -que tiene que tener alrededor de 30 cm de largo- y lo hacen en sus casas a pedido de alguien que necesite peluca. Ya hace muchos años nos visitaron en LALCEC, nosotros apoyamos la propuesta y nuestra sede es un lugar donde pueden dejar esas mechas”, decía Cristina detallando una vía de contacto.
“Hay un Instagram de la actividad, porque es un banco de pelucas gratuitas para mujeres y niños con tratamiento oncológico y en ese espacio virtual se pueden contactar, también se puede llevar el cabello a la peluquería que está en Italia entre Lavalle y San Martín en horario de peluquería: de martes a sábados de 7 a 17 y también en el Centro de Estética ubicado en Alem casi Lavalle o en la farmacia que está en el barrio Sarmiento, Ferrocarril Oeste y Lorenzo Casey, en esos lugares pueden dejar los mechones y las chicas pasan a retirarlos y arman las pelucas”.
Peinando esperanza
No es campaña, porque es actividad cotidiana, porque en cualquier momento quien desee colaborar con la confección de una peluca, puede donar cabello en los sitios ya mencionados.
“La comunidad siempre acompaña ante todas las propuestas como en ésta, así que mucha gente cuando se van a cortar el cabello -y es un cabello largo- lo dona. Nosotros tenemos una caja que siempre está llena porque se vacía y enseguida aparece otra gente que trae el cabello. Con esto se está colaborando con el otro que está transitando una enfermedad que es difícil entonces es como acompañarlo, es una caricia al alma, es ese pelo que ellas saben que alguien lo va usar el día de mañana cuando lo necesite y uno nunca sabe quien lo puede necesitar, quizás algún familiar, algún amigo después recibe esa peluca. Realmente es muy lindo tener ‘Mechas solidarias’ en nuestra ciudad”, mencionaba la presidente de la sede lujanense de LALCEC, ubicada en Ituzaingó 862.
Ahí la cabellera, como capa. Como caricia que peina esperanzas. Como colorido reflejo de saberse con el acompañamiento necesario para la parte difícil del camino. “Mechas solidarias” no es solo para lo que se ve. Es para la mejor sensación del adentro.