El dato surge a raíz de las prácticas preprofesionales que realizaron los estudiantes de la carrera de Licenciatura en Trabajo Social de la Universidad Nacional de Luján en la Subdirección de Tercera Edad. “Seguimos trabajando con la inclusión de las víctimas en las actividades de socialización”, sostuvo el subdirector del área, Adrián Caporales.
Durante 2018, estudiantes de la carrera de Licenciatura en Trabajo Social de la Universidad Nacional de Luján realizaron sus prácticas preprofesionales en la Subdirección de la Tercera Edad de la Municipalidad, que dirige Adrián Caporales.
En ese marco, bajo la supervisión de la Trabajadora Social del área, Julieta Gómez, realizaron una sistematización de datos en base a los oficios judiciales con los que se trabaja en la Subdirección de la Tercera Edad desde el año 2016.
Entre las estadísticas obtenidas, que ya había adelantado LUJANHOY en diciembre del año pasado y que se amplían en esta nota, se registra que “en 2016, 2017 y 2018 se hizo un seguimiento de 75 adultos mayores víctimas de violencia, observándose que la mayoría resultan ser mujeres (58 casos)”.
Con respecto al agresor, los resultados arrojaron que “en la mayoría de los casos de violencia denunciada es intrafamiliar. Los hijos biológicos son sobre los cuales recae la mayoría de las denuncias. En segundo lugar, se trabajaron casos en donde el agresor resulta ser el cónyuge o la expareja. Allí, se observan en menor medida situaciones conflictivas en otros familiares (nietos, yernos o hermanos)”.
“En los casos analizados, la principal violencia ejercida hacia el adulto mayor es la psicología emocional seguida por la física”, especificaron.
Por otra parte, los estudiantes pudieron notar que “al momento de la entrevista con el adulto mayor, en el 40 por ciento de los casos convivía con su agresor y el 60 por ciento no compartía vivienda (por resultar no conveniente o poseer una medida cautelar)”.
Al respecto, el subdirector de la Tercera Edad de la Municipalidad, Adrián Caporales, sostuvo que “se continúa trabajando con la inclusión de las víctimas en las actividades de socialización realizadas desde el área, con el objetivo de mejorar su calidad de vida”.
Por último, reflexionó que “excluir a nuestros adultos mayores de las decisiones que le conciernen, constituye maltrato psicológico, al igual que si los tratamos como niños o infantilizarlos, eso también constituye maltrato emocional y muchas veces no lo sabemos”.
