Desde finales de noviembre de 2015, la preceptora María Julia Asselborn y el docente Luis Gabriel Sili: ella en el penal de Magadalena y él en el de San Martín. Y en las últimas horas, el Tribunal Oral Criminal Nº 6 de Morón condenó a 18 años de prisión a ambos por la violación de dos adolescentes a las que obligaron a formar tríos sexuales con ellos, que eran pareja.
En el caso, la denuncia de una madre fue clave para que se abriera la investigación. La mujer acudió a la Policía después de escuchar el relato de su hija, la única que logró escapar de los educadores antes de que se concretara el abuso.
Los hechos ocurrieron entre octubre y noviembre de 2015 en la casa en la que vivía la pareja en Merlo y son los dos casos por los que fueron juzgados y condenados. Esas dos adolescentes no tuvieron la misma suerte. Y los abusos de los que fueron víctimas tuvieron secuelas, ya que intentaron suicidarse. Una de ellas tomó un frasco de pastillas y la otra fue encontrada por un familiar encerrada en el baño y con una cuchilla, a punto de lastimarse. “El daño ya está hecho, pero para nosotros se cierra un capítulo y lo que más espero es que mi hija pueda arrancar una nueva vida”, remarcó a Primer Plano Online la madre de una de las víctimas.
“Lo llamativo del juicio es que ninguno de los dos imputados negó los hechos, pero los justificaron cada uno a su manera. Mientras Asselborn justificó su actitud en razón de que era víctima de violencia de género por parte de su pareja, y por eso accedía a convocar a las chicas a participar de los encuentros sexuales, Sili reconoció haber estado con ellas, pero negó conocer que eran menores de edad y habló de ‘relaciones consentidas'”, explicó Primer Plano Online, medio que cubrió el juicio.
Y agregó que por caso, una de las denunciantes manifestó en el juicio que la preceptora le dijo lo que tenían que tener relaciones sexuales con su pareja (Sili), porque si no le harían algo malo a su hija. La joven le creyó, diciendo “cómo no la voy a ayudar”. Ingresó en la casa, que era un monoambiente, donde sin más soportó sufrir el abuso.
La víctima también narró que “le arruinaron la vida”, y reveló que la dejaron a dos cuadras de su casa, y que ese día tuvo que tener relaciones con su novio “sin decir nada”. “Calladita la boca”, describió que le había dicho Asselborn, en tono amenazante.
Antes la había definido como “era una preceptora copada, que le podía sacar las faltas, corregir las notas, que se ponía del lado de los alumnos, captando de esa manera la atención de las chicas, que le contaba sus peleas y sus intimidades a sus alumnas”.
“Esa joven fue contactada vía Facebook, como se expuso en el juicio con capturas de pantalla, y las dos tuvieron intentos de suicidio luego de las vejaciones: una tomó un frasco de pastillas y la otra fue encontrada por su prima, en el baño, con una cuchilla, a punto de lastimarse”, contó el medio.
“Acceder no es consentir, de ningún modo”, aclaró la fiscal Barroso en su alegato. “Ambos deben responder por afectar los valores de las menores, y los actos llevados a cabo por ambos lo ha producido. Son actos idóneos, la penetración a ella, luego de la penetración de su preceptora, tanto vaginal como también anal. La corrupción está dada por los actos idóneos para… no importa si logra el fin, todo fue idóneo para corromperlas”, argumentó.
En la última audiencia antes del fallo, ambos imputados (que se encuentran con prisión preventiva) pidieron hacer uso de la palabra ante el tribunal. La preceptora señaló que “hace cuatro años que estoy detenida, mi hija me está esperando y, más allá de que no están las víctimas, pido perdón por lo sucedido”. Sili, por su parte, se declaró inocente de los delitos que le imputan y pidió “que se haga justicia”, transcribió Primer Plano Online.
Las defensas de ambos acusados pidieron su absolución pero con fundamentos distintos. En el caso de Asselborn, el abogado Hugo Oberti solicitó que quede libre de culpa y cargo “puesto que hubo consentimiento” en la relación con las denunciantes. “No ve dónde está el abuso si fue más de una vez”, expresó, y esgrimió que “las víctimas se han desarrollado sexualmente sin inconvenientes”.
En el caso de Sili, el defensor Sergio Javier Hernández también solicitó la absolución y la inmediata libertad, aunque reparó en que, si los jueces no lo comparten, que sea condenado por estupro (un delito sexual que se produce cuando una persona, generalmente mayor de edad, mantiene relaciones sexuales con una persona adolescente que consiente la relación) pero sólo para uno de los hechos que le imputan.
“La voluntad (de las víctimas) no se vio viciada”, señaló el abogado, al tiempo que reveló que, por la calificación legal que le imputan, “ha tenido una vida carcelaria complicada”, completó en su informe exclusivo el medio.