La tristeza es innegable. Hay un dolor que es como un silencio profundo. Un campo inmenso por el que no marcará huellas Paloma. Pero… ¡qué huella dejó marcada en la gente! A tranco esforzado la conocimos, a dolor de cuerpo y accidente como punto de inflexión la quisimos.
A esperanza la sostuvieron todos aquellos que de diferentes maneras estuvieron involucrados: los que la rescataron, los que la acompañaron, quienes la abrazaron en los momentos decisivos, los que la trajeron de vuelta, los que la cuidaron y acomodaron ese box especialmente para ella y su recuperación y los que pusieron 100 pesos y miles.
Esos sobres con letra infantil diciendo que donaban plata para Paloma. El sobre con un pequeño monto cuyo remitente se excusaba por el poco aporte al estar desocupado. Los que pudieron ofrecer más… todos fueron partícipes del intento por torcer una historia de esas en las que los animales son protagonistas forzosos. El intento, en Paloma, se concretó en ayuda inmediata y aún con el dolor por la muerte de la yegua, el hecho deja precedentes y huella como bandera para algo que ya no debería suceder: la tracción a sangre.
Hoy, 15 de febrero, luego de una operación exitosa pero un pos operatorio que sería extenso, Paloma murió… querida, cuidada, tranquila.
“No hay consuelo para nuestros corazones en este momento, este ser fue tan mágico que no lo merecíamos acá. Tenía que volver a su lugar, donde nadie nunca más la pueda lastimar”, nos decía Paula Gallego, referente de la causa, en un breve diálogo de intercambio de tristeza.
El parte veterinario
Desde la página “Basta de Palomas” que se creó con el fin de comunicar paso a paso lo que fuera sucediendo con la yegua, pero además para crear conciencia y participación ante la necesaria ley de prohibición de tracción a sangre, comunicaron:
“Con muchísima tristeza y dolor tenemos que comunicarles la triste noticia que Paloma partió de este mundo, tal como era ella, tranquila; sin sufrimientos y en paz. Adjuntamos el informe veterinario donde explica su cuadro irreversible” mencionaban brindando una imagen con el diagnóstico del profesional veterinario”.
“Sabíamos que era un caso muy difícil pero nunca dudamos en brindarle la posibilidad de superar esta lesión. Paloma sin dudas marcará el inicio de un camino a seguir en la lucha por el bienestar y los derechos de los animales. Sus restos descansarán bajo tierra, pero deseamos que ella y su pequeño galopen bien alto! Hasta siempre Paloma!”
Y el “hasta pronto” va a ser cierto cada vez que vos, usted, yo, ustedes, vean, veamos, un caballo tirando de un carro. La postal nos pondrá nuevamente ante una realidad que nos atraviesa y nos debería poner a todos en el lugar de involucrados: gente necesitando de la fuerza de un animal en una relación que muchas veces no es del respeto y condescendencia merecido. Habrá que atender las dos realidades unidas en esa imagen: a la gente y al animal. Menos crítica y más ponerse de acuerdo y cada sector en su función y cada ciudadano aportando donde lo sienta y pueda. La solidaridad no se debería discutir.
Paloma murió. Fue quien despertó el compromiso en mucha gente, con lo que pudieron y desde donde pudieron. Bienvenida esa toma de conciencia. Bienvenido el ejemplo de solidaridad masiva. De acá en más, ojalá la tracción a sangre deje de ser necesaria para quien la usa y tortuosa para quien pone cuerpo y fuerza.
Paloma… que resuene siempre ese galope!