Desde nuestras imágenes escolares asociamos la fecha Patria a la idea del “pueblo” reunido en la Plaza Mayor queriendo “saber de qué se trata”. Y además surgía, nos decían los libros escolares: ” la Patria Argentina”.
Estos recuerdos se unen al cuadro del artista Ceferino Carnacini, que representa el Cabildo, la plaza (dividida por la recova) en Plaza de la Victoria, frente al Cabildo y Plaza del Fuerte que miraba hacia allí y que era residencia de autoridades, llena de gente, con siluetas vestidas con trajes de faldas anchas, miriñaques y grandes peinetones, objetos como el paraguas, por ser un día lluvioso y gestos que permanecieron en los libros, en la memoria y que el estudio sobre los acontecimientos y la sociedad de la época terminó cuestionando.
Esta obra fue pintada por el artista en 1938 y también ilustró los billetes en la segunda mitad del siglo XX. De acuerdo a la época, debió pintar trajes femeninos de muselinas finas, vestido de talle imperio, lánguidos y adheridos al cuerpo, con grandes escotes, y la falda llegando al talón, peinetas chicas de carey (material extraído del caparazón de las tortugas), calzado de raso, bordados, artesanales, y zuecos usados encima de los zapatos para andar por las calles polvorientas de la ciudad. Era infaltable el abanico, el mantón, rebozo o mantilla.
¿Debió pintar el paraguas? Como eran tan extraños, caros e importados, solo utilizado por la clase alta y por muy pocos, podían pasar desapercibidos o simplemente no se veían en la plaza. El paraguas, conservado en el Museo Histórico Nacional, es de mango de marfil, grande, de tela marrón y un escudo con el perfil del Rey de España, Fernando VII, y dice ” un paraguas usado por un cabildante”, es decir un funcionario de esa época. Elemento muy escaso, ya que los hombres usaban capas con gorros.
El atuendo de los caballeros era : pantalón de lana ( en todas las estaciones), saco de lana tipo frac ,con botones de oro y plata, corbatín de seda, sombrero bicorne, zapatos de cuero, guantes blancos o negros, o calzón ajustado de lanilla, medias de seda, polainas ( se usaban para cubrir el zapato).
Volviendo a nuestra propuesta, “la gente quiere saber de qué se trata”; pensemos que Buenos Aires tenía 44.000 habitantes; para la reunión del cabildo abierto del 22 de Mayo, donde iba a debatirse la continuidad o no del Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, se enviaron 450 invitaciones, asistieron 250. Faltaron muchos españoles a favor del Virrey; es posible que la vigilancia de las tropas de Saavedra y la amenaza de los chisperos, que llevaban gente de las afueras, de barrios lejanos, dirigidos por Domingo French y Antonio Beruti, punteros políticos de la época, impusieran miedo a la clase española.
¿Había mucha gente congregada queriendo saber de qué se trata?
Entre los días 22 al 25 de mayo, hubo gente que acudía a la plaza, no masivamente, como el pueblo movilizado que nos muestran las estampas escolares; había curiosos, la gente de las orillas activadas por French y Beruti, los militares que pertenecían a las milicias urbanas organizadas para combatir las invasiones inglesas en 1806 y 1807, recordemos que en esos cuerpos no había profesionales, eran civiles en armas, con disciplina militar, que seguían a sus jefes y acudían a la plaza de acuerdo a la órdenes que recibían y su número era de alrededor de 3.000 adultos, lo que resulta un número significativo, pero no todos estaban llamados. No podemos saber con exactitud qué cantidad de gente acudió entre los días 21 y 25 de Mayo.
Los agitadores van y vienen entre esos días de los cafés a los cuarteles, mantienen contacto con los cabildantes, siguen a los militares y criollos que promueven el movimiento y que se reunían en la casa de Rodríguez Peña.
No dudamos que se vivía un clima tenso, la Junta formada por el Cabildo de Buenos Aires luego de cesar el Virrey en el cargo y conocida el día 24, presidida por el Virrey destituido , acompañado por dos criollos y dos españoles, fue resistida por los mismos protagonistas que nombramos y que mantuvieron la rebeldía.
Esa intransigencia dio como resultado los hechos del día 25 de Mayo y la formación de la Primera Junta de Gobierno. Cerca de las nueve de la noche del día viernes 25 de Mayo, los miembros de la Junta juraron arrodillados frente a la mesa del Cabildo ante los Santos Evangelios, Saavedra puso la mano sobre los Evangelios, Juan José Castelli apoyo la mano sobre el hombro de aquel, igual Manuel Belgrano sobre el otro y el resto copio el gesto. De esa manera, los nueve hombres enlazados juraron, poniendo fin a los días intensos que se habían vivido. Saavedra pidió a la gente que había quedado y por cierto era escasa: orden, moderación y prudencia.
¿Qué podemos reflexionar desde nuestro presente?
Los que hicieron la revolución estaban dando respuestas urgentes al problema de la caída de España frente al poder de Napoleón Bonaparte, respondieron a las necesidades del momento. Tal vez no tenían claro hacia dónde iban, ni pensaban con precisión en la idea de independencia de España, pero percibían que los lazos entre España y América estaban debilitados, que rechazaban a la España dominada por el Imperio francés, y que esa España dividida, sometida, estaba cada vez más lejos de las necesidades de América. Eran hombres con aciertos y errores, como lo somos nosotros.
En Mayo de 1810, comenzó un proceso que ya no tuvo retorno, la guerra que siguió definió los bandos de realistas y patriotas, y surgieron las identidades de quienes se enfrentaban. En Mayo de 1810 se inició un camino, inseguro, poco definido, frágil, pero con continuidad, con retrocesos y logros de muchas generaciones que fueron construyendo a través de etapas y hechos nuestro país.
En 1810, rescatamos la idea de “deliberar”, “ discutir”, “ debatir” como necesidad de construir un poder político, desde aquel momento los políticos convocaron, movilizaron a quienes debían darle sustento y legitimidad a su poder.
¿Un mensaje de aquel Mayo de 1810?
Rehacer, seguir construyendo, avanzar en el camino de la Democracia, consolidar los aciertos y reconocer los errores, continuar en la senda de la democracia. Reiniciemos cada día el camino afirmado en sacrificios, igualdad, honestidad, desinterés, en el que todos debemos estar comprometidos. Unamos voluntades, esfuerzos, consensos para construir.
También en Mayo del 2021, el mensaje es debatir, deliberar, encontrar respuestas y acercar posiciones a través del debate que es la forma de llegar al entendimiento, acuerdo, reconciliación, armonía y encontrar soluciones a todo lo que nos afecta y separa como pueblo; porque como dijo Borges “nadie y todos somos la Patria”.
¡VIVA LA PATRIA!
(*) María Teresa Tartaglia de Silvano, docente e historiadora de nuestra ciudad
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