De la belleza al vandalismo pareciera que hay un solo paso. Corto, breve y muy significativo en las consecuencias: destrozos, robos, falta de respeto.
Las voluntades reunidas para recuperar la Plaza Colón, hoy nuevamente tienen tristeza e impotencia ante un nuevo ataque contra el espacio público. Luego del reciente ataque al cantero norte donde se está poniendo en valor el “cactario”, ahora robaron y rompieron las placas del monumento al Padre de la Patria, hecho que suma un episodio más, en una larga lista de episodios que tendrían que ya mismo comenzar a ser evitados.
En una entrevista reciente que realizábamos con Esteban Pontaquarto -referente de Amigos de la Plaza Colón-, hacía mención a la necesidad urgente de colocar cámaras de seguridad en diversos sectores de la plaza, como así también reforzar la iluminación, tener en cuenta la posibilidad de presencia policial y algo a lo que la comunidad de cualquier ciudad se muestra reticente: la colocación de rejas alrededor de ciertos canteros o espacios como opción para frenar el paso y consecuencia del vandalismo.
Enrejar lo lindo, lo de todos, porque algunos nada saben de respeto. Lamentable pero opción valedera. Y luego de la charla con Esteban -que además recordaba los momentos de otros años, disfrutando el vivir aquella plaza, cuidada esmeradamente por el Sr. Brero, alma protectora de la misma-, hoy la impotencia otra vez latiendo a pleno corazón céntrico de nuestro Luján.
Nuestros valores
Esos valores intangibles que nos hacen crecer como sociedad, están en una plaza, en un cartel, en una escultura, en un monumento, en la misma vía pública, precisamente porque son parte de la vida en sociedad, valores intangibles y traducidos en las acciones que nos identifican.
Y ahora, Esteban -desde su tarea como miembro de Amigos de la Plaza Colón- relataba lo sucedido, para difundir la situación y reclamar por más seguridad en este espacio verde de relevancia en nuestra ciudad.
“Lamentablemente nos encontramos con que el busto del General San Martín ya no tiene su placa, fue arrancada”, decía Esteban, al tiempo que remarcaba: “Es una placa que tiene un valor muy significativo, más allá de lo económico, sino desde lo histórico porque había sido puesta en el año 1950 cuando se conmemoró el centenario del fallecimiento del General San Martín”.
Y sobre esta cronología de hechos lamentables, mencionaba: “Nosotros veníamos hace tiempo viendo estos actos de vandalismo en la plaza, pero esto traspasado los límites, esto es un atentado contra el Padre de la Patria. Así que repudiamos esto por un lado y por el otro pedimos por favor que si alguien sabe dónde puede estar esa placa, quién se la llevó, queremos recuperarla por el bien de la comunidad, por el bien de nuestra Patria y de nuestros valores”.
Habrá sido un extenso tiempo el que se tomaron los vándalos para quitar la placa, que no se podría haber arrancado con un simple movimiento inadvertido. Habrán llevado hasta sus propias herramientas. Un cierto tiempo allí, rompiendo parte de la historia, pisoteando pedacitos del legado inmenso del Padre de la Patria.
No es solo el valor de una placa traducido a dinero. Es otra cosa que va mucho más allá. Porque cada placa, cada cantero, cada escultura, cada planta, cada pájaro inclusive que vive la arboleda de la plaza, es un bien que nos pertenece a todos. La historia de la plaza es nuestra historia misma.