Los crayones tienen su color dolorido. Desorientados, en el piso, queriendo llegar otra vez a las hojas para dibujar lo lindo de la vida. Y es que así será seguramente, porque el alma decidida de cada docente hará que todo siga o empiece otra vez.

Aún cuando a toda esa comunidad educativa de la Escuela Primaria N°22 “José Hernández” y a todos nos duela tanto esta noticia: la querida escuelita, robada.

El hecho sucedió este jueves por la madrugada, cuando delincuentes ingresaron en el establecimiento educativo del barrio Navarrini destrozando lo que estuvo a su paso y robando elementos de significancia para la actividad cotidiana.

“A las 7, que es el horario en el que entran los auxiliares, me avisan que estaba el portoncito de entrada a la escuela abierto y la puerta y reja de un salón, también abierta. Así que enseguida me fui para allá, a las 7.30 entramos, llamamos a la Policía que se portaron muy bien, hicimos la denuncia y estuvo la Policía Científica también”, relataba con gran dolor la directora de la escuela, Lorena Artola.

Y detallaba: “Nos encontramos que nos habían abierto todos los armarios de todas las aulas, rompieron todos los candados de todas las puertas, la escuela como es una casa chiquita, rural, casi todas las aulas dan al exterior, así que rompieron esos candados”.

Tesoros necesarios

Todo lo que perdieron, lo necesitan. Porque ni más ni menos que forma parte de la actividad cotidiana que siempre es mucha en una escuela y más cuando esa escuela es el lugar donde pasan gran parte del día los chicos que encuentran, ahí, educación y contención.

“Robaron dinero que teníamos de la recaudación de una venta de pastelitos que habíamos hecho el 9 de Julio. Con ese dinero le pagamos los viajes a los chicos y no habíamos llegado a depositarlo, así que nos robaron esos 25.000 pesos. También una computadora, equipos de música, el parlante de la escuela que usamos para los actos, parlantitos que teníamos en cada aula para trabajar con los chicos, resmas de hojas, útiles, dos pavas eléctricas, un televisor que usamos para pasar videos de YouTube de diferentes temas, los termos. También robaron cosas de los armarios que usan las docentes, como fibrones y otras cosas. Pero más que nada también el daño está en todo lo que tiraron en el piso, ensuciaron el baño, abrieron el locker de los porteros y se llevaron cosas como la caja de herramientas”, detallaba.

Pero eso no es todo: “También robaron comida, leche, dejaron las heladeras abiertas. Es una escuela de jornada completa donde los chicos están 8 horas y todo lo que hacemos es a pulmón porque es un barrio muy carenciado, así que todo esto es muy triste, muy triste”, decía la directora, sosteniendo la esperanza aún con la tristeza de lo sucedido, valorando justamente, ese inmenso aporte que cada quien sabe que necesita una escuela para ser día y abrazo de cada uno de sus chicos.

“Realmente dejamos todo en la escuela y todo lo que tenemos es los docentes, el consejo escolar que nos ayuda y también las familias que colaboran un montón”, afirmaba Lorena.

La escuela tiene por estos días -y tendrá en el recuerdo- este dolor que desluce colores. Porque la lastimaron, la robaron, la pisotearon. Pero como ahí dentro hay un tesoro inmenso -la infancia y la educación – seguramente se erguirá con la ayuda de la buena gente para que de a colores, abrace, contenga y enseñe, siempre.