Sosteniendo la fe, compartiéndola en cada paso, a la par, en ese camino de procesión desde la propia historia de cada uno, hasta el lugar donde la historia se hace de todos, cimentada en la Fe. Allí, ante y en la Capilla del pueblo, la comunidad de Olivera conmemoró, celebró y fortaleció su sentir religioso desde el encuentro especial del 2 de abril: día del Patrono del pueblo, San Francisco de Paula, este año conmemorado el 6.

Y como cada año, el homenaje los encontró en la fe cotidiana y hasta hubo un agasajo con cosas ricas para festejar, entre vecinos, autoridades religiosas, instituciones, como la Murga “Neninos al frente” y el Museo “Donato Macagno”, ambas dirigidas por Graziella Macagno, quien compartía con LUJÁNHOY una reseña biográfica del Santo Patrono.

“Nació en un pueblo llamado Paula, en Italia, en 1416. Cuando tenía unos pocos años se enfermó gravemente de los ojos. Se encomendó junto con sus padres a San Francisco y este santo le obtuvo de Dios la curación. En acción de gracias se fue a los 14 años en peregrinación a Asís y allá recibió la inspiración de convertirse en ermitaño, dedicado a rezar y a hacer penitencia. Se retiró a la montaña y ahí permaneció durante cinco años, rezando, meditando y alimentándose solamente de agua y de yerbas silvestres y durmiendo sobre el duro suelo, teniendo por almohada una piedra”, señalaba.

“Pronto, varios hombres siguieron su ejemplo. Francisco tuvo que fundar varias casas para sus religiosos y en todos sus conventos puso una consigna o ley que había que cumplir siempre. Decía así: ‘Cuaresma perpetua’. Esto quiere decir que en la alimentación se debían hacer las mortificaciones que antiguamente se hacían en cuaresma con el fin de fortificar la voluntad. Miles de hombres decidieron abandonar la vida pecaminosa del mundo e irse a la comunidad religiosa fundada por San Francisco de Paula. Así como San Francisco de Asís les había puesto a sus religiosos el nombre de ‘hermanos menores’, San Francisco de Paula les puso a los que pertenecían a su comunidad el nombre de ‘hermanos Mínimos’. Hizo curaciones y profecías”, agregaba.

“El Papa Pablo VI dijo en 1977 que San Francisco de Paula era modelo para los que tienen que llamarles la atención a los gobernantes que abusan de su poder y que malgastan en gastos innecesarios el dinero que deberían emplear en favor de los pobres. Por muchos años recorrió ciudades y pueblos llevando los mensajes de Dios. Y en aquellos tiempos había alcaldes, gobernadores, ministros y hasta jefes de Estado que abusaban de su poder y gastaban dinero público para enriquecerse o para hacer gastos inútiles y lujos, sin socorrer a los necesitados”, sostenía.

Y en esa línea, añadía que “logró convertir a Luis XI antes de su muerte. Este quedó tan agradecido que nombró a Francisco de Paula como director espiritual de su hijo, el futuro Carlos VIII, rey de Francia. Murió el 2 de abril de 1507. Doce años después de su muerte, fue proclamado Santo por el Sumo Pontífice León X, en 1519”.

Con ese impulso por rememorar la vida de San Francisco de Paula y la cotidiana fe, se reunieron en la estación de trenes del pueblo el sábado 6 de abril, llegando en procesión a la Capilla para el oficio religioso de las 17.

Una comunidad que tiene un arraigado sentimiento de revalorización permanente por esa construcción de su propia historia y la decisión siempre de enarbolar las banderas de la memoria que los hace parte del pueblo, bajo la protección de San Francisco de Paula.