El jueves por la tarde, en el Concejo Deliberante brindó una charla abierta el escritor, guionista y profesor de Historia -egresado en la Universidad Nacional de Luján- Eduardo Sacheri.
El evento contó con la apertura musical de “El Jilguero y línea de tres”, el cuarteto de tango integrado por Joy Gutiérrez en voz y Eduardo Fonseca, Julián López y Angel Colacilli en guitarras.
Y tal como habían adelantado los impulsores de esta iniciativa -Manuel Escola, Federico Aime y Ezequiel Etchegoyen-, la charla se centró en el camino que recorren las obras en las industrias culturales, teniendo en cuenta en este caso la vasta experiencia de Eduardo Sacheri.
El evento, que tuvo entrada libre y gratuita, se enmarcó en la Ordenanza del Concejo Deliberante de “Puertas Abiertas”, Decreto N° 7/2019 impulsado por el interbloque Frente de Todos.
Entre otros conceptos, Eduardo Sacheri habló de sus años de estudio en la UNLu, su vida en Castelar y su pasión por la literatura.
Sobre su niñez y relación con la literatura, recordó que “lo que más me marcó en la infancia era una familia que leía. Mi mamá y papá odontólogos, mi hermano mayor que también leía. Y yo que no sabia leer agarraba las revistas de Patoruzito. Hasta que conocí a Dante Quinterno, Julio Verne, Emilio Salgari Alejandro Dumas y después a Cortázar, Borges, Osvaldo Soriano y ya no pude parar. Pero el secreto fue que no me dijeron que era importante leer, me lo mostraron”.
Respecto del nacimiento de sus trabajos, sostuvo que “hay preguntas en mi vida que tengo ganas de responderme. Yo creo que si escribo ficción es para eso, para hacerme preguntas. Y no es que mis libros sean respuestas o mensajes, sería ampuloso de mi parte. ¿Quién soy yo para ofrecer respuestas? Pero escribir permite preguntarte y cuando termino me siento mejor. Es así de simple. Entonces, durante un tiempo fueron cosas simultáneas, porque yo me imaginaba cuando escribía cuentos y los imprimía y los dejaba en mi casa que mi vida profesional iba a ser siempre dar clases en la universidad, en la escuela secundaria, intentar meterme por algún costadito en la investigación aunque sabía que me iba a costar porque es un mundo arduo, pequeño, complejo. Y aclaremos algo, el mundo académico es muy pequeño y no es que la gente gana fortunas en él, ni que tiene una fama y se vuelven tan célebres que su ego… No, es un mundo hostil por un montón de lugares. De todos modos me gustaba ese mundo y me imaginaba que ese era mi futuro. Todo lo que fue pasando con mis cuentos de fútbol que llegaron a la radio, se hicieron conocidos y me permitieron publicar, como mis libros se leían un director de cine famoso se cruzó con mis libros y me propuso hacer algo juntos. Pero son 20 años de mirar lo sucesivo. O sea, son un montón de enviones del azar extremadamente afortunados”.
En cuanto a la expectativa por su primer libro, aseguró que “era entrar a un librería y verlo. Y hacer ‘Ahhhh’. Como verán, en eso tengo un concepto muy elaborado (risas). Me acuerdo con el primer libro (Esperándolo a Tito y otros cuentos de fútbol) que entraba a las librerías a ver si estaba. Lo hacía yo, lo hacía mi mujer, lo hacía mi hermana. Y es interesantísimo lo que hizo mi hermana una vuelta: entró a una librería en Castelar y lo ve al libro y le saca charla al librero y le dice ‘me hablaron de un libro de cuentos de fútbol que acaba de salir’. ‘Ah, sí’, le dice el librero, ‘uno de Sacheri’. Y mi hermana le dice ‘¿qué tal es?’ Y el librero, que lo había vendido, le dijo que “son los cuentos que lee Alejandro Apo en Radio Continental’. Entonces, mi hermana en un rapto de inspiración le dijo que le iba a comprar uno. Y cuando lo va a pagar lo paga con tarjeta. Entonces, el librero agarra y le dice ‘pero te llamas Alejandra Sacheri’. Y le responde, ‘ah sí, es mi hermano’ (risas). Y hoy en día es más o menos lo mismo, en el fondo lo que más me importa es escribirlo, porque me hace bien. Pero me sigue encantando que haya gente que lo busque y lo lea”.
Sobre su última novela, “Lo mucho que te amé”, explicó por qué está narrada en primera persona por una mujer: “A mí me pasa que cuando empiezo a escribir un libro, primero se me ocurre la historia, los hechos, lo que sucede. Pero a quién le sucede no lo tengo tan claro de entrada, pero en este sentido: una cosa es que yo sepa que es la historia de cuatro hermanas, de esas cuatro una se llama Ofelia y es la protagonista y después le va a pasar esto, después esto y lo otro. Pero cuando empiezo a escribir no la conozco mucho a Ofelia, ni conozco a Mabel, a Rosa y a Delfina que son las otras hermanas. ahora, cuando pasan tres meses, pasan seis o pasa un año de que estoy escribiendo, empieza la parte más linda de escribir, que vos ya sos esa gente, porque pensaste tanto en esas personas, los pusiste a hablar, dejaste un día y te quedó picando un capítulo, una discusión. Y es la parte más linda porque empezás a transfigurarte en esa persona. Y en la escritura es un punto de llegada, no de partida, y re contra placentero porque te metamorfoseas en otra persona. Y no importa quiénes son esas otras personas, en el sentido que puedo escribir una novela en la perspectiva de un viejo de 90 años y yo no tengo 90 años. Pero en algún momento seré ese viejo de 90 años mientras escribo. Y me encantará serlo. Y con Ofelia me pasó lo mismo, porque venía escribiendo en tercera persona y en el capítulo 40 y pico digo ‘pará, yo a esta altura ya soy Ofelia, estoy casada con Juan Carlos, estoy enamorada de Juan Carlos y Manuel, pero soy una mina del año 58, 59, 60 y tengo pánico que hablen mal de mí. Entonces, a partir del capítulo 40 y pico va en primera persona. Y cuando termino el libro se lo mando a mi editora, le digo compará estos capítulos y le pregunto si le parece verosímil la primera persona. Encima, mis mejores amigas son mis primeras lectoras y también me dijeron que les parecía verosímil la primera persona femenino. Y para mí fue una alegría. Así que lo que tuve que hacer fue volver al capítulo uno a pasar toda la novela a primera persona. Mis profes de lengua del Secundario orgullosísimas de mi trabajo gramatical (risas)”.
Al analizar las diferencias entre un libro y el cine, Sacheri dijo que “quien lee lo hace en la intimidad, para sí mismo. El cine no, se parece mucho más a la música en esto de con la sala a oscuras la gente habla, ríe, respira, comenta y eso es lindísimo”. Y ante la consulta de LUJANHOY, agregó que “yo siento que es como una naranja la adaptación de un libro a una película: vos tenés una naranja y después otra cosa que es un jugo de naranja, pero tiene que haber un parentezco. El jugo de naranja yo lo siento en los personajes y si veo en los personajes a los personajes de mi libro, me siento satisfecho. Tengan en cuenta algo, el cine es una industria mucho más que los libros. Los libros también son una industria, hay un presupuesto que vas a asignar. Pero en el cine es monstruosa la guita que está involucrada. Y si te dicen, ¿te acordás que íbamos a hacer una película de dos millones de dólares? bueno, tenemos uno. Te cambia totalmente la película. Con el libro no te pasa eso, porque 30 páginas más o 30 páginas menos es minúsculo el impacto que tiene eso sobre los costos”.
Y también se refirió a la relación entre la literatura y el arte. “Yo meto la literatura muy en el arte. Para mí es un arte la literatura de ficción. Debilidades no tiene. Y fortalezas, entregarte por un rato la sensación de que la vida tiene sentido: vivís en un caos, vivís en una tragedia que es la vida y el ser humano inventa el arte. Y durante un rato, mientras lee, mientras escucha música, mientras ve danzar a alguien, mientras mira una película sospecha erróneamente que la vida tiene un orden y una función y un sentido y utilidad. Cuando termina, la vida sigue y se da cuenta que se equivocó. Pero esas dos horas…”, exclamó.
Eduardo Sacheri
Entre sus obras se destacan las novelas: La pregunta de sus ojos (2005) adaptada al cine como El secreto de sus ojos, ganadora de un premio Oscar; Aráoz y la verdad (2008); Papeles en el viento (2011); Ser feliz era esto (2014); La noche de la Usina (2016), obra que resultó ganadora del XIX Premio Alfaguara de novela y fue llevada al cine por Sebastián Borensztein como La odisea de los giles (2019), y Lo mucho que te amé (2019).
A su vez, entre los libros de cuentos figuran: Esperándolo a Tito y otros cuentos de fútbol (2000), editado en España como Los traidores y otros cuentos; Te conozco Mendizábal y otros cuentos (2001); Lo raro empezó después y otros cuentos (2003); Un viejo que se pone de pie y otros cuentos (2007); Los dueños del mundo (2012); La vida que pensamos (2013), y Confesión de amor en la parada del 93 (2011).
Mientras que en televisión condujo el ciclo “La pasión según Sacheri”, donde entrevistaba a distintas personalidades de la cultura, el deporte y los medios de comunicación. En 2015, se incorporó al programa “Perros de la calle”, emitido por radio Metro 95.1, en el que presenta una columna quincenal sobre literatura.