Como si fuera un cronograma a cumplir, la delincuencia tachó en su maldito almanaque un nuevo hecho delictivo: 19 de julio, día en el que por segunda vez en el lapso de una semana ultrajaron la esencia de la educación.
Sucede que nuevamente, allí en el barrio Navarrini, donde se encuentra la Escuela Primaria N° 22 “José Hernández” que es casa y abrazo de toda una comunidad educativa y barrial, el dolor lo ocupó todo al ser protagonista de esa postal que estaba fresquita de hace un par de días nada más: un robo el jueves de la semana pasada y otro robo este miércoles.
Justamente, el jueves 13, tal como informara solo LUJÁNHOY, personal de la Escuela encontró a su llegada la triste postal de la querida escuela del barrio Navarrini lastimada, golpeada. Los delincuentes causaron destrozos, revolvieron todo y robaron mucho. Por ejemplo, el dinero para los viajes de los alumnos.
Al respecto, la directora del establecimiento educativo rural, Lorena Artola, explicó en ese momento que el edificio había sido violentado en sus ingresos y luego los delincuentes se llevaron gran cantidad de elementos de valor institucional y de utilización cotidiana, como también alimentos.
“Robaron dinero que teníamos de la recaudación de una venta de pastelitos que habíamos hecho el 9 de Julio. Con ese dinero le pagamos los viajes a los chicos y no habíamos llegado a depositarlo, así que nos robaron esos 25.000 pesos. También una computadora, equipos de música, el parlante de la escuela que usamos para los actos, parlantitos que teníamos en cada aula para trabajar con los chicos, resmas de hojas, útiles, dos pavas eléctricas, un televisor que usamos para pasar videos de YouTube de diferentes temas, los termos. También robaron cosas de los armarios que usan las docentes, como fibrones y otras cosas. Pero más que nada también el daño está en todo lo que tiraron en el piso, ensuciaron el baño, abrieron el locker de los porteros y se llevaron cosas como la caja de herramientas”, detalló entonces con dolor.
Pero la historia no terminó, porque para más tristeza e impotencia, a menos de una semana de aquel hecho delictivo, la Escuela sufrió otro ataque de la delincuencia.
Herida sobre la herida
En el tiempo de intento de calma, llegó otra vez el terrible episodio de un nuevo robo.
“Fue el mismo modo que la semana pasada, la auxiliar al ingresar vio el candado cortado”, contó ahora a LUJANHOY la docente Andrea.
Y detalló: “Llamamos a la Policía y nos encontramos que nuevamente abrieron todos los armarios, llevándose elementos como parlantes, artículos escolares, zapatillas, alimentos, etc. Esta vez cortaron la reja de Dirección, al ingresar rompieron los armarios llevándose la computadora de escritorio, un proyector, elementos que se usan para las clases, entre otras cosas”.
La situación tiene la tristeza inmensa lógica de lo sucedido. En medio de un receso escolar, la escuela es violentada y queda herida en su esencia más pura que es ser espacio y motor de la educación, con este nuevo golpe de la delincuencia.
Una comunidad educativa y barrial que vivencia algo que ojalá no se repita. Y vuelva la infancia y la tarea docente a vivir los días de la mejor manera.